El mapa de la economía local muestra cómo la situación se vuelve cada vez más alarmante.
Las estadísticas por sí solas no demuestran nada de lo real, de lo concreto que vivimos cotidianamente desde el trabajo, mientras que las soluciones que se proponen no escapan del libreto tradicional de lo instituido.
Esta situación no se aleja de lo que está pasando en el resto del mundo: reformas laborales, a favor de unos pocos y en detrimento de las condiciones del trabajo, junto al avance de la tecnología que desplaza a los trabajadores sin discriminación, asalariados o cuentapropistas.
La emergencia alimentaria, las denuncias hacia sectores concentrados de la economía que nos saquean y el recrudecimiento cada vez mayor contra los trabajadores, es algo que se repite número tras número, algo que consideramos que no es tendencial sino estructural.
En ese escenario ver nuestra realidad se vuelve fundamental para identificar cuál es la raíz central de nuestros problemas como trabajadores, y desde ahí partir para direccionar nuestras acciones. Como decía la Negra Sosa “hay que sacar todo para afuera, para que adentro nazcan cosas nuevas”
Haciendo emerger esa realidad, colocándola en el centro de la escena, es la única posibilidad que tenemos para habilitar un cambio en esa dirección, a partir de la organización y constitución del territorio de lo social. En ese sentido buscamos emprender las herramientas que nos permitan avanzar en ese sentido.