Luego de las últimas elecciones, el escenario de disputa corre detrás del plano institucional. La confrontación de dos fuerzas en las urnas pareciera ser el principal -sino el único- enfrentamiento “político” que logramos visualizar.
Pero permitámonos volver sobre los hechos: luego de las elecciones, las empresas presentaron un escenario catastrófico. Con el riesgo país disparado y un lunes negro para los “mercados”, las principales corporaciones se hicieron de un festín; a través de números que ellos mismos ocasionaron vía movimientos de un compleja arquitectura financiera- que no por casualidad solo ellos comprenden- que se convirtieron en herramientas de saqueo al pueblo argentino.
Y, como nos permitimos volver sobre los hechos, los mercados en abstracto, no existen. Son relaciones entre grupos de la sociedad que cotidianamente se enfrentan. Allí, algunos conocen del juego por propia consciencia y se desenvuelven muy bien. Tal es así, que tras la devaluación sus ganancias son extraordinarias.
Otros en cambio, preocupados por el árbol no logramos observar el bosque. Ahí, en esa diferencia, anida el enfrentamiento. Entre la distancia de aquellos que logran conocer de antemano lo que sucederá.
Hasta ahora, conocemos que la película se está desarrollando. Cada cual con su papel, lo que resta por desanudar, es el desenlace. Recordemos, la historia es nuestra y la hacen los pueblos.