La pandemia que sacude el mundo expone a un sector en crisis: los trabajadores/as de la salud, al tiempo que son reconocidos y aplaudidos, son víctimas de precarias condiciones laborales que ponen en riesgo sus vidas.
El suceso viral puso a la salud en el centro de la escena: conferencias diarias de funcionarios de salud, anuncios y campañas preventivas, el conteo diario de muertes y contagios, aumentos desproporcionados de alcohol en gel, barbijos y otros insumos médicos, son algunos de los hechos que eclipsan las pantallas de los diversos medios de comunicación.
Entre otros fenómenos, se destaca la reivindicación del lugar que ocupan los trabajadores de salud, al punto de ser considerados como los héroes de la hora.
En la convocatoria “Argentina aplaude”, miles salieron a los balcones, terrazas y ventanas para aplaudir y reconocer el esfuerzo y trabajo de los/as profesionales.
Sin embargo, la salud, ya sea en el plano local, nacional o internacional, desde hace tiempo que se presenta como un sector en crisis.
Salud en estado de emergencia
En Argentina, una radiografía nos enseña a un sector que se encuentra desde hace 18 años en emergencia sanitaria, medida que permitió a algunos sanatorios no realizar los aportes para financiarse a través de esa diferencia y sortear el estiramiento de los plazos de pago del Estado nacional y provincial. Jorge Cherro, presidente de la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados de la Republica Argentina (ADECRA), aseguraba que dichos aportes significan “una deuda de alrededor de $10.000 millones sin contar intereses y punitorios que si la Afip la reclama significa el cierre del sector privado de la salud”.
La atención se compone por un 70% de la población que recurre al sector privado, concentrado principalmente en el servicio de medicina prepaga y obras sociales, en contraste de un 30% que se atiende en el sector público. Sobre una población de 44 millones, menos de 6 pueden acceder a los planes de las empresas de medicina pre-paga.
A principios de enero, representantes de los prestadores de servicios privados se reunían con Ginés González García, ministro de Salud, en busca de medidas que alivien la crisis del sector, remarcando que en los últimos 10 años desaparecieron “entre el 40% y el 50% de las clínicas y sanatorios del país”.
Guillermo Lorenzo, vicepresidente de Adecra Cedim, anticipó: “Recién van a entender el estado de situación en la que estamos cuando la crisis sea tan importante que ni ellos tengan un lugar donde atenderse”
Héroes o víctimas
Durante el desarrollo de la emergencia de la pandemia, en el mes de marzo, se registraron reclamos de trabajadores de la salud a lo largo y ancho del país, dejando entrever las riesgosas condiciones de la primer línea del combate contra el coronavirus: salarios de pobreza, escasa presencia de personal y ausencia de aquellos elementos de higiene y bioseguridad que establece el protocolo nacional e internacional.
La Asociación Sindical de Profesionales de la Salud (CICOP) bonaerense llevó adelante una movilización reclamando la reapertura de paritarias y denunciando por las condiciones de los establecimientos sanitarios. Mientras, en Jujuy, la Asociación de Profesionales Universitarios de la Administración Pública (Apuap) reclamó por “una partida presupuestaria de emergencia para salud; mayor recursos humanos; agregar los insumos necesarios para responder a las demandas de salud y cumplir las normas de bioseguridad”.
Por otro lado, en Córdoba y Entre Ríos, las seccionales provinciales de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) exigieron una mejora salarial para el personal de salud, recordando que “los trabajadores de salud están entre los que menos cobran de la administración pública provincial, que en su gran mayoría perciben salarios que los ubican por debajo de la línea de pobreza y al límite de la línea de indigencia”.
La Mesa de Unidad Sindical, en Rawson, Chubut; marchó hacia Casa de Gobierno al tiempo que trabajadoras mantenían una huelga de hambre encadenadas en el Ministerio de Salud hace más de una semana por la falta de pago de salarios.
En este marco de reclamos, desde el Estado se llevaron a cabo medidas para paliar la situación: mediante el decreto 315/2020 el Gobierno Nacional dispuso a fin del mes de marzo el pago extra para el personal de la salud de cinco mil pesos “para las tareas prestadas en los meses de abril, mayo, junio y julio”.
En Villa Maria, el gobernador de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, junto al ministro de Salud Diego Cardozo, visitaron el Hospital Pasteur, donde se realizaron tareas de adecuación de la infraestructura y se anunció la incorporación de 41 camas y 23 profesionales de la salud.
Leandro Parnisari, del Sindicato de Empleados Públicos aseguró que se triplicaron los recursos materiales y se incorporaron varios profesionales para afrontar la pandemia, aunque transmitió su preocupación por el cumplimiento del confinamiento. En cuanto a la situación salarial, comentó que en febrero se resolvió un aumento del 17% de 3 cuotas a julio con el pago de las categorías adeudadas y una reducción del aporte previsional por parte de los trabajadores, manteniendo el porcentaje del 18%.
Por su parte, Teo Perassi, de la Unión de Trabajadores de la Salud (UTS), una de las organizaciones de trabajadores del Pasteur, comentó a este medio que si bien reconoce avances significativos, al mismo tiempo afirmó no son suficientes. “La salud pública es un recurso indispensable y durante mucho tiempo se la ha rezagado y hoy por hoy se nota, se nota a nivel mundial”, reflexionó.
“La salud pública es un recurso indispensable y durante mucho tiempo se la ha rezagado y hoy por hoy se nota, se nota a nivel mundial”
Teo Perassi (UTS)
Si reconocemos el rol central que cumplen los/as trabajadores/as de la salud, durante y después de la crisis sanitaria, será necesario acompañar a los mismos en sus reclamos por mejorar sus condiciones de trabajo, poniendo a la vida frente a las otras pandemias que nos precarizan día a día
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