El 20 de junio conmemoramos el día de la bandera por el fallecimiento de su mentor, Manuel Belgrano, en 1820. El objetivo principal de izar la bandera, de la incipiente nación, el 27 de febrero de 1812 a orillas del Río Paraná fué diferenciarse en el campo de batalla del ejército español antes de comenzar la segunda campaña al Alto Perú, actual Bolivia.
Esta postura claramente independentista no fue vista con buenos ojos por Buenos Aires, en especial por Bernardino Rivadavia, por su mirada conservadora más cercana a los intereses europeos antes que a lo americano. Entonces, ordenaron a Belgrano no utilizarla pero en 1813 en la victoriosa batalla en Salta sobre el ejército peninsular la enarboló en lo más alto del estandarte.
Belgrano fue una de las personas que imaginó y luchó por un Río de la Plata libre e independiente de toda dominación extranjera pero también por la igualdad en derechos de tod@s l@s nativ@s de nuestra patria, en ese camino de marchas y contramarchas se acodó con hombres y mujeres que fortalecieron ese deseo. La amistad con José de San Martín, Martín Miguel de Güemes, Juana Azurduy y Remedios del Valle demuestran ese camino inclusivo y heterogéneo.
Después de estos sucesos nuestra Bandera fue indiscutida y símbolo homogeneizador de nuestra identidad Nacional y utilizada en múltiples ocasiones ya sea por los partidos políticos, deportistas, conflictos sociales, económicos y sobre todo en la cotidianidad institucional.
En su nombre se han cometido genocidios planificados como fue la campaña de Roca en el Sur o represiones asesinas en la Patagonia. En su nombre las madres de los pibes y las pibas víctimas de la dictadura gritaban sus nombres en la plaza, también con ella presente, en la misma plaza, Eva decía con lágrimas en el alma un hasta pronto aunque nunca se fue, se quedó en el pueblo.
También nuestra Bandera nos amalgamó en la alegría aquel 17 de Octubre o en ese gol donde los ingleses, tirados en el piso, le miraban la diez al diez y parece que la llevaba en la mano. Testigo siempre de un recital de rock and roll, de un tango o de una chacarera, estuvo en los golpes de estado o los retornos democráticos, todos los días en la escuela, cárceles, plazas, ventanas, la encontramos presente en diciembre del 2001 y hasta en la 125 del 2008.
Como vemos ella fue utilizada como chaleco protector de los intereses de la nacionalidad de los valores argentinos y ¿Cuáles son esos valores? ¿A quién representa esa que es indiscutible? ¿es popular u oligárquica? ¿es para ponernos serios, alegres o emocionarnos cada vez que la vemos?
Como todo símbolo su significado es complejo pero tal vez, como la mayoría de las cosas en nuestro país, la grieta intolerante domina las subjetividades y las conciencias. Entonces el significante de ella está en continua construcción donde los deseos de Belgrano, aquel que permitió que el sol inca se posase en el centro de ella, sean la guía de una patria justa y soberana.