La escalada tecnológica, la cuarta revolución industrial, el internet de las cosas y la red 5G, dibujan la trama de poder del siglo XXI.
El freno pandemico de la economia mundial, ademas de abruptas caídas del PBI (5% y 8% en el mundo este año) y una disminución de los intercambios comerciales; también impulsó, por otro lado la profundización de transformaciones tecnológicas, asentadas en una oleada digital que exponenció procesos que se venían desarrollando ya a gran velocidad como el teletrabajo y el comercio electrónico.
Un reflejo de esto, por ejemplo, es el ascenso del valor combinado de los activos de las cinco grandes empresas high tech de EE.UU (Microsoft, Apple, Amazon, Google, y Facebook) a US$1,7 billones la semana pasada, un crecimiento de 43% respecto a la medición de marzo, mientras la mayor economía del mundo caía un 4,8% anual en el primer trimestre, y se hundiría entre un 15% y 20% anual en el segundo.
El crecimiento de estas empresas se da en el marco de la denominada cuarta revolución industrial, con eje nodal situado en la valorización de los datos: inmensas masas de información lanzadas por usuarios y los distintos sectores productivos y de los servicios en combinación con sistemas ciberfísicos, que unen infraestructura física con software, sensores, nanotecnología, tecnología digital de comunicaciones.
Datos
Hasta 2003 la humanidad había generado cinco exabytes de información a lo largo de toda su historia, según Eric Schmidt, CEO de Google. En 2007 se generaron 281 exabytes (281.000 terabytes), según las investigadoras Hardy y Williams. Hoy, el Internet de Las Cosas (IdC) ha diseminado en todas las direcciones la acumulacion de datos, codificando todo en bits a su paso: Cisco estimó que en 2020 el tráfico alcanzaría 15.3 zettabytes de datos (mas de 16 millones de terabytes), aun sin contar ninguna crisis pandémica haya entrado en el pronóstico del estudio.
Dichos datos, generados actualmente por más de 4.540 millones de usuarios activos de internet, tienen una ubicación física: los centros de procesamiento, donde se concentran los recursos necesarios para el procesamiento de la información. Suelen ser creados y mantenidos por grandes organizaciones con objeto de tener acceso a la información necesaria para sus operaciones.
Los centros de datos de hiperescala se concentran principalmente en Estados Unidos(47%); le siguen China y Japón (7%); después Australia que alberga el 5 por ciento de estos centros; luego Singapur, Alemania y Canadá, que tienen cada uno el 4 por ciento de los mismos; y el resto se divide en otros países.
Por las venas del tejido de información corre el mercado laboral y billones de horas de producción y circulación de interacciones. A 29 años del surgimiento del internet, nos hemos vuelto dependientes de la información que generamos. “La cuarta revolución industrial, no se define por un conjunto de tecnologías emergentes en sí mismas, sino por la transición hacia nuevos sistemas que están construidos sobre la infraestructura de la revolución digital (anterior)”, dice Klaus Schwab, director ejecutivo del Foro Económico Mundial.
La revolución sigue a otros tres procesos históricos transformadores: el paso de la producción manual a la mecanizada, entre 1760 y 1830; la electricidad y la manufactura en masa, alrededor de 1850; y la llegada de la electrónica y la tecnología de la información, hacia mediados del siglo XX. La actual tendencia que persigue la integración de lo físico con lo virtual, a través de la automatización total de la manufactura.
Tecnología 5G
Los sistemas ciberfísicos, que combinan maquinaria física con procesos digitales, son capaces de tomar decisiones descentralizadas y de cooperar -entre ellos y con las personas- mediante el IdC. Es en esta combinación donde toma un rol central el 5G, la quinta generación de redes móviles.
La primera red 1G, fue la de aquellos primeros teléfonos móviles que solo permitían hablar. La tecnología 2G introdujo los SMS, se incorporó la conexión a internet (3G) y después llegó la banda ancha (4G), lo que trajo consigo la reproducción de vídeos en tiempo real (streaming).
El 5G permitirá navegar hasta a 10 gigabytes por segundo, 10 veces más rápido que las principales ofertas de fibra óptica del mercado. Además, la latencia (tiempo de respuesta de la red) podría reducirse a 5 milisegundos, un período casi imperceptible para los humanos, lo cual nos permitirá conectarnos en tiempo real, la instantaneidad misma.
Así, la implantación de la red móvil cambiará la manera de comunicarnos, multiplicará la capacidad de las autopistas de la información y posibilitará que objetos cotidianos, vehículos, robots industriales, mobiliario urbano o cualquier dispositivo electrónico pueda conectarse, con nosotros y entre sí.
“La tecnología 5G se encuentra en el centro del mundo tecnológico-industrial del siglo XXI; (…) en esencia las redes de comunicación no son solo comunicacionales. Han evolucionado, y se han convertido en el sistema nervioso central de la próxima generación de Internet industrial”.
William Barr, Fiscal General y titular del Departamento de Justicia de EEUU.
En conclusión, la cuarta revolución industrial, es decir, la digitalización de la manufactura y los servicios, y su consiguiente integración, no solo significa avances tecnológicos, la red 5G es la contrapartida necesaria del IdC , y el dominio implica dominar la infraestructura de poder del capitalismo más avanzado del siglo XXI.