Caritas Felices estará realizando una venta de empanadas este domingo 13 de septiembre para pagar una factura de luz de más de $14.000.
Los colaboradores del espacio mantienen una actitud firme dispuestos a no bajar los brazos por los niños frente a esta problemática.“No vamos a dejar de luchar, para nosotros esto es una responsabilidad”, manifestaron.
Es por eso que apelan a todos los ciudadanos a colaborar con la venta de empanadas de este fin de semana. “Necesitamos urgente que nos ayuden con este tema porque es para pagar la luz y nosotros no tenemos los recursos como para hacerlo” comentaba Marisa Sanchez, referente del espacio.
Si desean colaborar pueden realizar sus encargos, hasta el sábado 12, al siguiente número: 3534114971
Inicios
El comedor tuvo sus inicios en el año 2012, en el barrio La Calera, donde se daba una copa de leche los días sábados con 15 chicos. “Empezamos con dos vecinas, fuimos viendo la necesidad y sumamos cosas como el roperito, entre otras”.
A medida que el espacio fue siendo conocido se sumaron colaboradores que dieron incentivo a la idea de Marisa de “además de dar la leche, dar de comer”. Con ese punto de partida se empezó a dar la comida los días lunes; por la colaboración de la ciudad, donando alimentos para la preparación de las mismas, se extendió a lunes, miércoles y viernes y actualmente de lunes a viernes con un grupo de seis colaboradores.
“Acá, esto, no es solo la comida; nosotros acá tenemos un compromiso social y con nosotros mismos de que cuando están tristes los niños preguntar, recorrer el barrio, ver si los chiquitos son golpeados, si van al médico, si tienen los controles, un montón de cosas. Es contención, es amor, todo eso es Caritas Felices”. Marisa Sánchez referente del espacio.
Situación actual
Hasta marzo la cantidad de niños que acudían al comedor eran 90, hoy son 150. “Cuando empezó la cuarentena no nos daban las ollas, la gente se va sumando y acá no se le dice que no a nadie” comentó Walter, colaborador del espacio. El aumento de la demanda genera incertidumbre respecto a no saber que se va a cocinar de un dia para el otro y sobre todo el miedo de “quedarse cortos con las porciones”.
Aunque el comedor cuenta con un subsidio municipal mensual para gastos de servicios, y si se puede, la compra de algunos alimentos como carne o verduras este monto ya no está siendo suficiente para pagar los impuestos.
“El otro día se nos quedaron 18 familias sin comida; hay gente que si no come acá no come, y no hay una familia que tenga un solo chico, todas tienen dos, tres, cinco, ocho hijos y es mucha cantidad. Tenemos nenitos de un año y medio y vos decís…que un nenito de un año y medio no tenga para comer en su casa con su familia es triste” comenta Marisa.
“Hay gente que si no come acá no come, es una realidad muy triste”.
En el marco de la pandemia, hay familias que se ven obligadas a acercarse al comedor por alimentos en días en los que no se trabaja. “Acá no tenes día, ni horario, ni descanso, ni nada pero acá venimos por una sola razón y son los chicos”.
Actividades
Por otro lado, Caritas Felices gestiona diferentes talleres como folklore, danza, apoyo escolar, arte, “cosas para tenerlos acá, poder contenerlos. Siempre buscando algo para que ellos tengan y mejoren un poco su calidad de vida” comentaba la referente del espacio.
Estos encuentros han sido suspendidos en el marco de la pandemia y es algo que tanto los niños como los colaboradores añoran volver a disfrutar. “Se extraña mucho el ruido, las charlas, la felicidad de que el pibe haya tenido un día productivo o te cuenten cosas, un chiste, verlos felices” cuentan Marisa y Walter.
Experiencia en primera persona
Walter, colaborador del espacio nos contó un poco cómo fue su experiencia de pequeño hasta hoy.
“Yo vine toda la vida acá, es más, soy uno de los pibes que empezó a venir cuando comenzó todo esto y por lo que recuerdo no había nada cuando empezamos en la casa y ver todo esto para mí es un golazo, más estando como colaborador”, comentó.
“El comedor es una parte de mi infancia y ver a niños o mucha gente que pasa necesidad, que yo, antes desde ese lugar no lo veía, me impulsa a venir a ayudar y brindar contención, porque no es solo dar la comida es acompañar, abordar la problemática del pibe de la calle o de donde sea. El pibe realmente necesita contención y vos te vas dando cuenta, a mi me da mucho orgullo venir acá a ayudarlos”.
“Cuando era chico pase mucha necesidad pero no venia solo por eso, yo también tuve una niñez muy dolida y creo que donde mas me brindaron contención fue acá. Los pibes hoy se golpean desde muy chicos, crecen de golpe”, afirmó el colaborador.
Hoy, al encontrarse los talleres suspendidos esta preocupación se agranda para los colaboradores del espacio ya que los niños están expuestos a muchos peligros y el tiempo que destinaban a estas actividades ahora lo pasan en la calle.
Caritas Felices desea hacer frente a este desafío y seguir brindando no solo la comida diaria a 150 niños, sino también contención, amor y educación. “Yo siempre digo que ojalá con el tiempo Caritas Felices no exista más como comedor. Que cada niño pueda comer en su casa con su familia y que este espacio quede para talleres o lugar de encuentro, pero bueno, lamentablemente hoy se da así y cada vez es peor” reflexiona la referente.
Educación
Marisa vincula esta preocupación con la suspensión de clases presenciales y la virtualidad. Destaca que “andan mucho, solos, y uno tiene miedo de todo esto que está pasando y el peligro que está siempre de la droga o de la mala junta. A mi me re preocupa eso”.
Walter dio voz a una situación que se da en todo el país al contar que “la conexión se complica acá en el barrio que es humilde. Es mas complicado cuando sos de escasos recursos y no tenes las mismas posibilidades. Hay muchos pibes que no están estudiando, que no tienen la comodidad o el acceso, ya sea un buen celular, mucho menos la compu. No tienen ni internet.”
Ver: La educación en tiempos de COVID-19