Opinión de Ariel Lecina, profesor de Historia, militante y miembro del Consejo de la UEPC (Gral. San Martín).
Hoy 16 de septiembre se recuerda el “Día de la Juventud” o juventudes según el lenguaje inclusivo al que adherimos. Así, pluralizando, intentamos dar cuenta de las múltiples experiencias que las pibas y pibes viven continuamente en su adolescencia intentando forjar, construyendo su personalidad que muchas veces, o casi siempre, se ven condicionadas por adultos que poco dejan expresar esa ebullición de sentimientos de rebelión a la imposición.
En nuestro país esta fecha no es azarosa, ni tampoco el párrafo anterior, sino que se recuerda una de las etapas más oscuras que las juventudes sufrieron con aquella nefasta dictadura militar denominada “Proceso de Reorganización Nacional”.
El 16 de setiembre de 1976 bajo la excusa de la “subversión en las escuelas” los militares reprimen una movilización de estudiantes en la ciudad de La Plata, en la que pedían por el boleto estudiantil gratuito. Esa represión se tradujo en detenciones ilegales, desapariciones forzadas y torturas. Tratando de callar a ellas y ellos en lo que se conocerá como la “Noche de los Lápices”.
Diez estudiantes sufrieron estas atrocidades, seis varones y cuatro mujeres; cuatro sobrevivieron y seis no están con sus familiares, pero si “Presentes cada vez que gritamos con la mano arriba y una lagrima en el corazón”.
En el año 2006, el ex presidente de la Nación, Néstor Kirchner, declaró esta fecha como “El día de la Juventud” (juventudes seguimos diciendo) con el objetivo de “reivindicar la militancia y el compromiso de aquellos jóvenes que fueron desaparecidos en la última dictadura militar argentina”.
Pero las pibas y pibes nunca apagaron esa llama, lo intentaron, lo intentan en la actualidad por otros medios aun cuando los quieren convertir en meros consumidores. La globalización y el neoliberalismo los golpea en la cara y las juventudes siguen expresándose. Desestructurando, enseñándonos otras formas de mirarnos el cuerpo, las relaciones, las sexualidades y la política entre otros miles de cosas.
Como docente me interpelan en todo momento. Escucho, muchas veces no entiendo, pero tengo la firme convicción que serán las y los adultos del mañana, profesionales que ojalá no cometan el desvarío de reprimir las ideas, justamente aquello que padecieron, para que se construya más democracia, más inclusión, en definitiva, más amor entre todes.
Hoy en contexto pandémico muchas y muchos salen a la calle, esa que es su lugar. En Córdoba estudiantes marchan bajo la consigna: “Contra la impunidad de ayer y de hoy. El Estado es responsable” por las calles de Colón y General Paz hasta Patio Olmos. Ojalá que sea cuidándose y cuidando a todes en este contexto pandémico.
Para terminar, una estudiante imputada por participar de las luchas estudiantiles del 2018 en nuestro país, escribió una carta. Fue imputada por tomar el Pabellón Argentino (UNC) porque “(…) pedimos más raciones en el comedor, porque queremos una secretaria de violencia de género que sea efectiva en los casos de acoso y abuso, porque nos paramos a reclamar necesidades básicas como tener agua potable en las facultades, lo hicieron porque el presupuesto que debía ser destinado a las necesidades básicas de lxs estudiantes, fue denegado, denegado por una política denigradora de derechos” escribe Ari a la comunidad. Ari fue imputada junto a otras y otros doce estudiantes. Aquella noche del 16 de septiembre, ya sabemos que paso y “Nunca Más”.
Termino este articulo citando otra parte de la carta: “(…) Hoy no se trata de colores políticos, se trata de algo simple, la diferencia está “entre los que luchan y los que se entregan”. Espero encontrarlos luchando al lado mío, porque los derechos que vamos a conquistar van a ser nuestros”.
Juventud (juventudes decimos) divino Tesoro.
Poema
Sacapuntas
Autos sin patentes llegan en la madrugada.
Allí viajan los colores opacos:
rojo sangre,
azul marino,
verde militar,
amarillo picana.
Un negro abismo.
Lápices rotos,
arrojados en las profundidades de un Pozo.
La goma blanca – ciega de odio -,
intenta borrar a los colores vivos,
que pateaban la ciudad en colectivo:
Rojo pasión
Azul horizonte
Amarillo rebelde
Verde esperanza.
El sacapuntas los rescata del olvido y,
de a uno,
les afila otra vez las puntas…
Los Lápices,
cuarenta años después
siguen pintando
sueños compartidos.
Puño loco (16/09/16)