Pandemia y represión. Las causas de una inevitable salida a las calles.
El pasado 16 de septiembre distintos sectores sociales se auto convocaron en una de las movilizaciones sociales más grandes, desde que se decretó la emergencia sanitaria en Ecuador. Estudiantes, trabajadores públicos y privados, entre otros sectores, se volcaron a las calles bajo la consigna “Todas las luchas se juntan”, en rechazo al accionar constante del gobierno nacional encabezado por Lenin Moreno y aupado por el bloque de poder (banqueros, partidocracia y medios hegemónicos). ¿La respuesta del gobierno? Represión policial, una constante durante los últimos 4 años.
La movilización social suscitada a mediados del mes de septiembre parece ser una muestra más de las primeras gotas que se derraman de una olla que lleva hirviendo varios meses. Se puede palpar en las calles un descontento generalizado, el gobierno de Moreno alcanza cifras récord históricas de rechazo fruto de la profundización de las “recetas” del Fondo Monetario Internacional, que al contrario de atenuarse por la pandemia, se han profundizado. La decisión de pre-pagar bonos de deuda, los despidos en el sector público, la reducción de la jornada laboral, reducción salarial, y sobre todo las políticas de austeridad que, cruzadas con la pandemia mundial de la covid 19, han generado la muerte de miles y miles de ecuatorianas y ecuatorianos a lo largo y a lo ancho del país, son algunas de las situaciones que el pueblo ecuatoriano ha tenido que enfrentar en los últimos meses.
La decisión de muchos sectores sociales de salir a manifestarse no es una decisión sencilla, ni la primera alternativa de miles de ecuatorianos afectados por las medidas del gobierno de Moreno, Martínez y Romo. Este último llamado se configura en un contexto hostil, donde la situación sanitaria es ponderada. De acuerdo a estudios la pandemia es la principal preocupación de los ecuatorianos, seguida muy de cerca por el desempleo, en un país donde solamente el 16% de los ecuatorianos económicamente activos, tiene un empleo adecuado. Además, ese contexto hostil se ve profundizado por un gobierno que, cada vez que hay una convocatoria, pone a trabajar a todo el aparato mediático que lo ha respaldado para tratar de posicionar la idea de que un eventual aumento en los contagios de covid19 será debido a la movilización social, y no al irresponsable y criminal manejo de crisis que ha llevado acabo, por ejemplo, flexibilizando medidas de cuarentena en los momentos de mayor contagio.
El gran desafío que enfrentan los sectores sociales en Ecuador es el de adaptarse al escenario sanitario de manera efectiva. El pueblo organizado, golpeado por un gobierno neoliberal que no ha dejado de castigarlo, tiene un miedo real al Covid 19, pero está convirtiendo ese miedo en rabia, y esa rabia en acciones públicas en las calles porque existe una pandemia, pero la verdadera pandemia que azota al Ecuador es el gobierno nacional.
AFICHEEl pueblo organizado, golpeado por un gobierno neoliberal que no ha dejado de castigarlo, tiene un miedo real al Covid 19, pero está convirtiendo ese miedo en rabia, y esa rabia en acciones públicas en las calles porque existe una pandemia, pero la verdadera pandemia que azota al Ecuador es el gobierno nacional.
Las elecciones de febrero como un factor desmovilizante
No puede ser obviado el factor de que el país se encuentra expectante ante un nuevo proceso electoral. El domingo 7 de febrero de 2021 los ecuatorianos deberán sufragar para determinar quién dirigirá los destinos de un país devastado por la crisis, y lastimado en su tejido social. Aparecen como los candidatos más opcionados el Economista Andrés Aráuz (partidario del gobierno de Rafael Correa), el banquero Guillermo Lasso, y el dirigente indígena y Prefecto de la provincia de Azuay, Yaku Perez.
Generalmente, la gente ve a las elecciones como una ventana de esperanza, premia y castiga con el sufragio, y por ende una de las razones que quizás ha detenido a algunos ciudadanos de salir a las calles, es la oportunidad de corregir el rumbo en las urnas el próximo 7 de febrero. Sin embargo, existe incertidumbre acerca de cómo (y en beneficio de quién) actuará el Consejo Nacional Electoral, y la teoría de una posible descalificación de las candidaturas del dirigente indígena Pérez, y el candidato del correísmo Andrés Arauz, podría decantar en la ebullición definitiva de una sociedad que ha depositado una mínima esperanza en un cambio de rumbo por la democracia de las urnas, pero que de sentirla inviable, optará por la democracia de las calles.
Producido por Desborde. Plataforma de Comunicación Popular y Medioactivismo.
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