Ayer, 23 de marzo, se realizaron actividades en la ciudad de Villa María en el marco de la vigilia a 44 años del comienzo de la dictadura militar. Por la noche, se llevó a cabo un acto con disertantes, intervenciones artísticas y videos de producción local hasta llegar las 00.00hs.
Alrededor de 200 personas se convocaron en el reloj del sol de la costanera donde se encuentran las esculturas de piedras conmemorativas de los desaparecidos y desaparecidas de la ciudad.
La actividad se realiza todos los años bajo distintas modalidades. Para esta ocasión invitaron a participar de la instancia a agrupaciones estudiantiles, organizaciones políticas, secretarias y espacios del ejecutivo municipal, gremios, entre otros.
Allí, el referente histórico de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Villa María (APDH) y principal impulsor de esta conmemoración todos los años, Elvio Omar Toscano, cerró el acto nombrando a los 19 desaparecidos y desaparecidas de la ciudad: Teodoro Rüedi, Eduardo Requena, Ester Felipe, Luis Mónaco, Elda y Noemí Francisetti, Juan y Marta Ledesma, María Elena Viola, Eduardo Valverde, Adolfo Apfelbaum, Susana Libedinzky, María Marta Badano, José Sorzana, María del Carmen Sosa, Alberto Garbiglia, Víctor Pacciaroni Pacher, Miguel Ángel Arias y José Nicolás Brizuela.
También se llevaron a cabo en el Inescer y en el Conservatorio la plantación de árboles por la campaña de Abuelas de Plaza de Mayo, que buscaban plantar 30 mil árboles en todo el país en representación de los desaparecidos y desaparecidas en la dictadura.
Posiciones
Guadalupe Vázquez, secretaria adjunta de la CGT local, leyó un documento elaborado por la comisión directiva en la que denunció que este año el Día Nacional de la Memoria “nos encuentra como trabajadores inmersos en un contexto de desigualdad y vulnerabilidad social”.
Recordaron a “aquellos compañeros y compañeras que lucharon por un mundo más justo y por ello fueron cruelmente perseguidos, torturados y asesinados por el aparato de las FF.AA”, por eso, “a 45 años del Golpe de Estado de 1976, reivindicamos nuestro compromiso con el proyecto de igualdad que pregonaban y nuestra lucha inclaudicable contra la desigualdad y todo aquello que la genere”.
Rechazaron cualquier tipo de avanzada “de los sectores más concentrados y reaccionarios contra los derechos democráticos y de libre expresión de los trabajadores y trabajadoras de nuestro país”. Por último, exigieron el “rol activo del Estado para garantizar los derechos humanos de nuestra época: Salud, Vivienda y Trabajo”.
Por su lado, el Frente Sindical Popular (FSP) publicaron un comunicado en el marco del 45° aniversario “del inicio de la época mas oscura para nuestro país, donde fueron asesinados/desaparecidos 30.000 compañeros y compañeras”.
Explicitan que “la dictadura de las FFAA en complicidad con los sectores concentrados de la economía tomaron el control del Estado y dispusieron de todo su aparato para coartar los derechos de los/as trabajadores/as, endeudando al país y sometiendo a una brutal represión a quienes pregonaban un cambio en la sociedad”.
“Por ello, reafirmamos nuestro compromiso insoslayable por la defensa de los derechos humanos y rechazamos todo tipo de ataque a las libertades políticas conseguidas con la lucha de todos los trabajadores y trabajadoras de nuestro suelo“, concluyó el comunicado.
Mensajes
Más allá del golpe
El 24 de marzo de 1976 las FFAA tomaron el mando del gobierno, marcando para siempre la memoria colectiva de nuestro pueblo. Ese momento destacado de la historia nos permite remitirnos a aquello por lo que se luchaba, conservando su plena vigencia hoy.
El contexto de represión y desaparición de trabajadores/as cuenta con un abultado registro de antecedentes en la historia de nuestro país. Su punto de inflexión se encuentra a finales de la década del 60´ y principios de los 70´ cuando las fuerzas populares se rebelaron contra el orden establecido de forma insurreccional. Esto obligó al poder a confrontar directamente con su enemigo principal: la clase trabajadora.
Parte de aquel período lo recordamos por medio de los Rosariazos, el Cordobazo, hasta el Viborazo. Durante esos años se vivió un contexto de enfrentamiento directo en las calles, en los espacios de trabajo, en los ámbitos públicos, etc. Pero, cuando ese movimiento se repliega, comienza la persecución a las organizaciones y sus referentes a través de grupos paramilitares y de inteligencia.
Los planes para la creación de estos grupos encargados de la desaparición, tortura y aniquilamiento provienen de directivas a nivel global, ya que el capitalismo se sumía en una crisis total, incluso con amenazas de una nueva guerra similar a las de 1914 o 1939. Esto definía a la situación como extremadamente peligrosa para la clase dominante en nuestro territorio.
Con la restitución del orden democrático, tras la vuelta de Perón y su participación en las elecciones, el movimiento popular dirime su estrategia entre dos posiciones de guerra: por un lado, la del enfrentamiento de masas y, por el otro, la formación de un ejército reducido y militarizado.
La profunda crisis vivida en esa época, y con los antecedentes de las revoluciones Vietnamita, China, Cubana, entre otras, encendía una llama para los dominados en todo el mundo. Mientras tanto, los sectores más concentrados y reaccionarios consolidaron la creación de grupos paramilitares para exterminar todo aquel que luchase por un mundo más justo. Ejemplo de esto último son el Comando Libertadores de América (CLA) o la Alianza Anticomunista Argentina (AAA o TripleA).
Dicha situación, luego del Golpe, se profundizó y se llevó a una escala sin precedentes en la historia de Argentina, ya que se dispusieron todas las fuerzas represivas del Estado para darle continuidad al plan comenzado desde varios años antes.