Hoy, 2 de abril, se conmemora a veteranos y caídos de la Guerra de Malvinas y el Atlántico Sur. Este nuevo aniversario nos permite reflexionar sobre el papel que cumplió en la historia y el deber soberano de la actualidad.
La Guerra de Malvinas es el enfrentamiento bélico acontecido durante el año 1982 en el que las FF.AA de Argentina le declaran la guerra al imperio británico y movilizan tropas hacia el Atlántico Sur, territorio colonizado desde el año 1833. El saldo del enfrentamiento fueron alrededor de 1000 muertes (700 del ejército argentino y 300 del británico), además de miles de heridos.
A 39 años de su comienzo, se torna de vital importancia conocer lo sucedido y, con esa referencia, tener la posibilidad real de ejercer la soberanía como pueblo trabajador sobre ese territorio. Los debates en torno al enfrentamiento no han concluido y se renueva en cada aniversario frente a los problemas de la actualidad.
La invasión del ejército británico en la zona lleva casi 200 años y es un punto estratégico para la explotación comercial y como base de operaciones militares. Teniendo en cuenta la cercanía con la mayor reserva de agua dulce del mundo, la Antártida, y las expediciones y explotación de recursos naturales, cómo el gas y el petróleo, es un territorio que el imperialismo no está dispuesto a ceder.
La clase dominante de la época junto a su comando militar reaccionaron integrando al pueblo en una guerra tan injusta como la propia invasión inglesa. El plan que se ejecutó sistemáticamente y llegó a su punto cúlmine con la dictadura genocida militar, consumó el último golpe: un escenario en el que se integraron todas las fracciones del pueblo, abandonando la pelea estratégica comenzada a finales de los 60´. Así, la soberanía se subordinaba a los intereses de la dictadura genocida y los grupos económicos que representaba.
El patriotismo nacionalista no ayuda a esclarecer el escenario. El pueblo y la clase trabajadora de Chile no ayudó al imperio británico para triunfar en la guerra, sino que fue un aparato de operaciones militares de la dictadura pinochetista el que lo hizo. Es frecuente la expresión de resentimiento con el vecino país por su “función en la guerra”, pasando inadvertido ese pequeño detalle cambia radicalmente la situación.
Una bandera que flameaba en la plaza cuando Galtieri declaró la guerra decía una frase que hace síntesis del problema que intentamos definir: las Malvinas son de los trabajadores, no de los torturadores.
Hoy, frente a la exigencia del pueblo por condiciones mínimas de vida, como salud, alimentación y vivienda, la soberanía es nuestra propia capacidad de organizarnos para solucionar de raíz dichos problemas. La capacidad de decidir cómo clase trabajadora es el único camino posible para ejercer la soberanía real sobre todos los territorios, recursos y de nuestro propio trabajo.