Concentración de la pauta oficial, precarización laboral e intereses económicos son algunos de los puntos de situación actual del sector.
En 1993 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) propuso a sus países miembros el 3 de mayo como Día Mundial de la Libertad de Prensa, con el objetivo de “reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática”.
Este año, el tema elegido por la Unesco fue “La información como un bien común”, y busca hacer “énfasis en la importancia de valorar la información como un bien de todos y para explorar lo que se puede hacer en la producción, distribución y recepción de contenidos para fortalecer el periodismo y avanzar en la transparencia y el empoderamiento sin dejar a nadie atrás”, según la página oficial del organismo.
Su significado
Desde los primeros diálogos de nuestra especie la comunicación fue vital para la comprensión del entorno, la generación de relaciones y la evolución humana. Progresivamente, las herramientas fueron sofisticándose hasta llegar a grandes y modernas imprentas, señales de radio, visualizaciones de imágenes y videos, hasta los 5G de la actualidad como novedad comunicacional.
Históricamente, estas herramientas y su desarrollo se encontraron en manos de trabajadores fabriles, técnicos, operadores, noteros, reporteros, fotógrafos, etc. Aunque, a pesar de ser ellos quienes permitían girar la rueda, los propietarios de esas herramientas y nuevas invenciones desarrolladas por el trabajo definieron qué contenido subir, su formato, extensión y contenido.
En paralelo a su privatización, la comunicación fue sirviendo a distintos grupos de la sociedad para expresar sus intereses, difundir su actividad política y manifestar su posición respecto a un tema o situación.
Las grandes plataformas mediáticas y de telecomunicaciones monopolizan la producción informativa y sus tentáculos en las pequeñas ciudades y pueblos del interior son medios ligados al poder político y económico regional. A su vez, estos son una expresión del momento que atraviesa el trabajo en el sector.
Por ello, la Unesco comete una falta grave a la verdad reivindicando de manera idealista una prensa “independiente”.
Pauta oficial
El Estado Nacional designa parte de su presupuesto a publicidad oficial en medios privados, agencias y otros medios digitales. Su rol es muy importante en el sostenimiento económico de los mismos y su importancia está claramente marcada por la cantidad de dinero emitido a cada una de estas sociedades empresariales.
En el año 2020, Canal 13, Telefé, Canal 9 y América, son los medios que obtuvieron mayor cantidad de dinero en publicidad oficial del Gobierno Nacional. Entre los cuatro recibieron $380 millones, más de un tercio del total de $1.067 millones que repartió la Secretaría de Medios y Comunicación Pública de la Nación a compañías de la Capital Federal en el primer semestre del año.
En los primeros seis meses del 2020, El Trece, la emisora del Grupo Clarín, recibió casi $130 millones; Telefé $123 millones; El Nueve $77,5 millones; y América $50,5 millones. Entre los diarios, Clarín, que fue el que más dinero recibió, obtuvo $53 millones (referido al 18% del total para ese rubro). Le siguen La Nación con casi $44,8 millones; Página 12 y Crónica con $33,5 millones cada uno; Diario Popular con $28 millones; Ámbito Financiero con $20,7 millones; Perfil con $17,5 millones; entre otros.
Despidos y condiciones de trabajo
Con la pandemia se declaró como actividad esencial al periodismo que, a través de las nuevas plataformas, aceleró los ritmos de producción del trabajo en el sector. Asimismo, esto no se trasladó a mejorar las condiciones de vida sino, justamente, a develar las pésimas condiciones de vida del/de la periodista. (Ver: Periodismo precarizado)
La secretaria general del Círculo de Prensa de la provincia (CISPREN), Mariana Mandakovic, dijo en un comunicado por el 1ro de mayo que “por un lado, nos encontramos en medio de una negociación paritaria, con patronales empecinadas en reducir año tras año el poder adquisitivo de nuestro salario”, y “por otro lado, los cientos de compañeros y compañeras que en esta provincia desarrollan tareas de prensa, con la sola expectativa de subsistencia”, sumado a la campaña paritaria con la consigna “nuestro básico no cubre lo básico”.
A su vez, los canales por los que circula esa producción informativa se han hiperconcrentrado a través de las plataformas virtuales, siendo fundamentales los servicios de conectividad para la producción, distribución y lectura de todo aquello que se produzca. Allí la libertad queda subordinada a los propietarios de dichos canales que manejan con menor o mayor precisión el contenido que circula, mientras que una gran cantidad de población se ve imposibilitada de acceder a cualquier tipo de fuente informativa para la cual es necesaria la conectividad.
En los medios de contenido local/regional la concentración también es cosa corriente, ya que sólo algunos medios con la escala suficiente para bombardear información son los únicos sobrevivientes en la pelea mediática. Además, en la mayoría de los municipios las pautas publicitarias hacia empresas de medios o periodistas ligados a determinado sector no son publicadas ni se difunden al público en general.
No alcanzando con las condiciones de trabajo denunciadas por el sindicato, la impunidad de estas empresas sobrepasa todo límite asociado a la libertad y trabajo periodístico. El 21 de julio de 2020, Patricia Gatti y Cecilia Burello fueron despedidas del portal de noticias Villa María Ya! y de Radio Ya!, por adelantar la noticia de la imputación al intendente en uso de licencia y secretario de Obras Publicas de la Nación, Martín Gill, por violación de la cuarentena.
Los propietarios de estos medios, Germán Riccetti, Alexis Rinero y Guillermo Alvarez Bengoa, comunicaron primero verbalmente la medida a las trabajadoras, argumentando que “la difusión de la noticia ponía en riesgo la pauta oficial que se recibe”. El gremio a nivel provincial y la federación de trabajadores de prensa (FATPREN) repudiaron el hecho que, sin embargo, no pudo revertirse para las periodistas.
A modo de cierre, de la fecha nos queda la posibilidad de hablar nada más que de una libertad cercenada por intereses económicos, con la posibilidad de existir sólo a costas de trabajadores en pésimas condiciones y produciendo información como cualquier otra mercancía circulando en la forma que se organiza esta sociedad.
Así como actúa la prensa, nuestra respuesta como trabajadores no puede limitarse a la libertad sólo en este ámbito, sino pensar una organización social que combata todo tipo de desigualdad, asumiendo a la comunicación como un bien de la humanidad y no como una posibilidad de lucro y ganancias de un reducido número de personas o grupos.