Hoy se cumplen 102 años del nacimiento de “Evita”, la que enfrentó al poder y supo comprender el sentir popular de su época.
Desde los inicios de su actividad como actriz se comprometió sindicalmente participando de las actividades de organización del gremio. Durante ese período, fue referenciada por sus fuertes convicciones y sus capacidades de oratoria.
Posteriormente, su actividad política se ligó a sus orígenes a través del fomento de la solidaridad de clase, los derechos civiles de las mujeres y niños, y como dirigente del movimiento peronista.
Su trayectoria se encuentra ligada profundamente a las decisiones populares, herencia de la fuerza de masas del 17 de octubre, de la cual nunca relegó frente a los poderes oligárquicos e imperialistas de mitades del siglo XX, hasta el día de su muerte.
Con tan solo 33 años, su vida y obra se encuentra arraigada en la experiencia popular de los humildes y la clase trabajadora. Retomar su experiencia y ejemplo es fundamental, no sólo para comprender la historia, sino también cómo herramienta de lucha para el presente.
“Me tienen sin cuidado los odios y las alabanzas de los hombres que pertenecen a la raza de los explotadores. Quiero revelar a los pueblos. Quiero incendiarlos con el fuego de mi corazón”.
“No hay nada que sea más fuerte que un pueblo. Lo único que se necesita es decidirlo a ser justo, libre y soberano”.
“Cuando un pibe me nombra ‘Evita’ me siento madre de todos los pibes y de todos los débiles y humildes de mi tierra. Cuando un obrero me llama Evita me siento con gusto compañera de todos los hombres”.