Los sucesos ocurridos durante el año 1969 constituyen una experiencia muy valiosa para todo el pueblo argentino. Durante los días de mayo se llevó a cabo una insurrección popular que sintetiza la experiencia de largos años de lucha.
En 1955 se lleva a cabo un golpe de estado que concluye forzosamente con la presidencia de Juan Domingo Perón, iniciando un período en el que la clase trabajadora se uniría progresivamente con el resto del pueblo argentino en la defensa de sus derechos y por una sociedad más justa.
En septiembre de ese año las calles de Rosario fueron territorio de un enfrentamiento entre la policía junto a las fuerzas armadas del ejército en contra de sindicalistas, militantes de unidades básicas, trabajadores y estudiantes -muchos de ellos provenientes de escuelas secundarias-.
Producto de esta situación se desata una gran marcha en contra de la “Revolución libertadora” que fue reprimida dejando un saldo de 500 muertos. A pesar de ello, estas experiencias de lucha serán retomadas años más tarde por la clase obrera en el Cordobazo.
Durante los sesenta los sectores dominantes, junto a las Fuerzas Armadas en el gobierno al mando de Juan Carlos Onganía, intentaron llevar a cabo un plan de ajuste que hundía en una situación de precariedad y quita de derechos a todos los trabajadores del país. Esto generó la resistencia de sindicatos, organizaciones y dirigentes sociales.
A finales de la década el plan se profundiza con el congelamiento de salarios y la eliminación del “Sábado inglés” -la cual hacía perder el 10% del salario-, sumado a una devaluación del 40% de la moneda. En paralelo, el gobierno de facto llevaba a cabo sus políticas con el condicionamiento del FMI y los sectores concentrados de la economía.
Frente a estas medidas el descontento social iba en aumento: una olla a presión que no tardaría en explotar. La clase obrera y los estudiantes se fundían en una misma bandera tras sufrir la represión. Aumentaba la actividad política, se llevaban a cabo asambleas en las fábricas y discusiones en todos los ámbitos sociales mientras que, en paralelo, el movimiento estudiantil exigía que se cumplieran los derechos obtenidos en la reforma de 1918.
El punto cúlmine sucedió cuando estudiantes de la provincia de Corrientes tomaron el comedor universitario siendo reprimidos por la policía. En el enfrentamiento cae abatido el estudiante Juan José Cabral que encendió la mecha de sectores de profesionales, trabajadores y estudiantes de todo el país. Estos decidieron desplegar la fuerza necesaria para repudiar el hecho, aumentando los niveles de enfrentamiento y combatividad.
En Córdoba capital las columnas de obreros y estudiantes de SMATA, Luz y Fuerza y UTA se organizaron para llevar adelante el paro total de 37 horass que comenzó la mañana de ese 29 de mayo. Los estudiantes por su parte se reunieron en el barrio Clínicas para dirigirse al encuentro con las columnas obreras. Allí fue como inútilmente la policía intentó prohibir la llegada de estos sectores al centro de la ciudad a través de la represión, inaugurando el momento más álgido de la confrontación.
La policía fue perdiendo el control mientras que toda Córdoba era ganada por columnas de estudiantes y trabajadores. Estos eran ayudados por los vecinos con materiales para armar barricadas que buscaban impedir el paso de la fuerza represiva. Córdoba volvió a las manos de sus verdaderos dueños: el pueblo trabajador.
Luego de varias horas de enfrentamiento y resistencia popular ingresa el ejército con sus batallones y armamento, desalojando las calles. El movimiento se repliega a los barrios donde ni siquiera el propio ejército pudo penetrar. Mientras tanto se establece una Junta Militar a cargo de la provincia, imponiendo el toque de queda y arrestando a la población.
Esos años culminarían en una enseñanza muy importante para toda la clase trabajadora, retomando la iniciativa de lucha en unidad con todo el pueblo argentino, asestando un golpe terminal al poder económico y dictatorial de la época. Hoy dicha experiencia sienta las bases de quienes buscamos un porvenir mejor.
“Para que todos juntos, trabajadores, estudiantes, hombres de todas las ideologías, de todas las religiones, con nuestras diferencias lógicas, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el hombre no sea lobo del hombre, sino su compañero y su hermano”.
A. Tosco