El pago de la deuda y el aumento de la pobreza, generan condiciones de unidad en todo el país. Organizaciones marcharon exigiendo la suspensión de los pagos.
El Gobierno del Frente de Todos realizó, la semana pasada, una nueva entrega de pagos al Fondo Monetario Internacional (FMI) por el monto de u$s390 millones correspondientes a los pagos trimestrales que mantiene por la deuda tomada en 2018.
Además afrontará otro pago en diciembre por el monto de u$s1.900 millones más. Durante el corriente año el Gobierno efectuó pagos por unos u$s2.470 por lo que podría terminar este año pagando cerca de 5.000 millones de dólares.
En este contexto es que diversas organizaciones sociales, como la Autoconvocatoria contra la Deuda, vienen plantando bandera de unidad con un llamado a detener la estafa del acuerdo Stand By acordado por Mauricio Macri, y las actuales negociaciones en curso con el organismo multilateral.
Sucede que durante la semana pasada, se produjeron diversas movilizaciones en más de diez ciudades del país bajo la consigna del “No al Pago al FMI”. Entre las ciudades protagonistas se encuentran: Córdoba, Río Cuarto, Rosario, CABA, Resistencia, Salta, Tartagal, San Salvador, Santiago del Estero, Tucumán, Mar del Plata, Bahía Blanca, Santa Rosa de La Pampa.
“La grave situación de las deudas de medio centenar de países en todo el mundo permite la posibilidad de una acción conjunta de los pueblos y ese debe ser nuestro derrotero”, expresa la Autoconvocatoria por la Suspensión al Pago de la Deuda.
Por eso “llamamos a todas las organizaciones populares a construir una férrea unidad en acción para impedir que este sistema de deuda eterna continúe avasallando al país y dejándonos sin presente ni futuro”, reza el documento.
Según amplía la comunicación, “esta estrategia forma parte de una pelea mayor, las de todos los pueblos oprimidos contra el dominio de la usura financiera internacional y las potencias imperialistas”.
El documento leído durante la jornada de lucha expresa que la deuda con el FMI sirvió “para facilitar la sangría de riqueza nuestra a través de la fuga de capitales”. “Y sabemos, por experiencia popular, que su impacto más inmediato ha sido la brutal caída del poder adquisitivo de los salarios, el 40% de la población bajo la línea de la pobreza, las altas tasas de desocupación y subocupación, la falta de acceso a la vivienda y la crisis de los sistemas públicos de educación y salud”.
Las organizaciones afirman que la continuidad del pago, y un nuevo acuerdo, tendrá como consecuencia la continuidad de una lógica especulativa de la economía, y alimentará el círculo de la miseria y pobreza actuales, a favor del beneficio para los bancos y los fondos de inversión manteniendo una matriz agroexportadora para conseguir dólares para los prestamistas .
Los únicos beneficiarios de este acuerdo serían el “gran empresariado local, que necesita del acuerdo con el FMI para renegociar sus propias deudas -en parte nominadas en dólares”. Presionando por incrementar la inflación y efectuar una reforma laboral.