El viernes pasado las fuerzas partidarias dieron el “sí” al acuerdo con el FMI en su paso por el Congreso. De esta forma se consuma el crimen perfecto, tal como expusó el economista Claudio Lozano al referirse acerca de este hecho: “el acuerdo sería consumar el crimen perfecto, porque con esta votación se borran las huellas de los delitos del Fondo. No hay reestructuración, sino un refinanciamiento que blanquea las irregularidades del Fondo”.
Este episodio institucionaliza la estafa y por eso la importancia de hacer transcurrir el acontecimiento a través de los “representantes” del pueblo en el ámbito legislativo, aún cuando diversas expresiones de la militancia social continúan reclamando el carácter ilegítimo de la deuda, la detención de los pagos de capital, la investigación por la toma del crédito y la utilización de los fondos.
El curso de los acontecimientos da cuenta de que los partidos sostienen en su base los andamiajes del régimen social capitalista ante todo. Aún cuando los partidos presentan proyectos diferentes, ante el resguardo de los intereses del capital por sobre el movimiento social, los puntos nodales que atan a unos y otros se fortalecen. Esa es su contradicción y a su vez, su unidad material.
El cuento que vendrá: revisión de cuentas cada tres meses, reducción del gasto en políticas sociales, mayores ganancias para el sector financiero, revisión del régimen jubilatorio, devaluación de la moneda lo cual afecta profundamente a los ingresos de los trabajadores que son en pesos mientras todo lo demás corre detrás de una economía regida por el dólar.
Ejemplo de lo último, observemos las subas que tuvo esta semana el precio internacional del trigo. El incremento de su cotización en la Bolsa de Chicago, y la dolarización de los alimentos en el país, decantó en un incremento directo sobre los consumos básicos para las familias argentinas.
Estos aspectos revelan que para contar una historia diferente y proponer un cambio de orientación de las políticas del gobierno resulta prioritario trabajar por constituir una nueva organización social.
No basta ya con pedir a las administraciones que recepten los reclamos y, en la medida de lo posible, ejecuten y distribuyan ya que, en este escenario, el ajuste vendrá por el hilo más fino. Ahora queda más claro que la iniciativa está en cancha propia donde resulta importante recuperar cada ámbito sindical, cooperativo, barrial, para fortalecer la organización popular.