El Gobierno de Argentina firmó oficialmente la adhesión al proyecto de la Franja y la Ruta. El mismo busca integrar la economía china al resto del mundo mediante proyectos de inversión en infraestructura, energía y tecnología.
La Franja y la Ruta es un proyecto impulsado por la República Popular China en 2013. Con el nombre se busca hacer referencia a la antigua Ruta de la Seda y surge con el objetivo de potenciar los vínculos de la economía china con el resto del mundo a través de la creación de rutas comerciales.
En 1978 la política económica del Partido Comunista chino dió un giro, impulsando el libre mercado y normas que permitieron el ingreso de capitales extranjeros, de la mano del presidente, Deng Xiaoping.
Dicho proceso implicó la deslocalización de inversiones y control en las cadenas de valor, que hicieron rutinarias las fusiones de empresas y adquisiciones de capital en otros países del mundo.
El proyecto de la la Franja y la Ruta, es el plan que actualmente le permite al gigante asiatico abastecerse de una gran variedad de mercancías a costa de la dominación de otros territorios.
Nuevo polo de poder mundial
Desde 2011 la economía china se convirtió en la segunda más grande del mundo por encima de Japón y en 2015 el Fondo Monetario Internacional reconoció a la República Popular de China como el país prestamista más grandes del mundo, superando al Banco Mundial (BM) y al Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Jorge Castro, periodista de Clarín, afirma que; “el mercado financiero chino, centrado en Hong Kong, Shenzhen y Shanghái, es el segundo más líquido y profundo del mundo después del norteamericano, cuyo eje es Wall Street; y sus tasas, debido a la liquidez y profundidad del sistema, tienen niveles cercanos a cero”, haciendo posible la liberación de capital para dichas inversiones.
Actualmente el gigante asiático es el mayor exportador a nivel mundial y posee la reserva de divisas más grande del mundo. Además, concentra 1.164 billones de dólares de deuda de Estados Unidos, lo cual lo convierte en el mayor tenedor extranjero de deuda de dicho país.
Cabe remarcar que, China fue la única economía que creció en pandemia, superando los 6 puntos en relación a 2020, actualmente se encamina a desplegar los vínculos con el megaproyecto de la Franja y Ruta. El proyecto comprende dos rutas: una marítima y otra terrestre, que unen al país con Europa, África y América Latina.
El desarrollo consiste en grandes inversiones en infraestructura, puertos, rascacielos, vías férreas, carreteras, puentes, aeropuertos, represas, centrales eléctricas térmicas y túneles ferroviarios, y actualmente vincula a más de 145 países, entre los cuales se encuentran 30 europeos, 37 asiáticos, 21 de América Latina y 54 africanos.
El Green Finance & Development Center, dijo que entre el 2013 y el 2020 el proyecto significó una inversión total de US$ 755.000 millones, que se utilizó para infraestructura en materia energética (40%), transporte (23,3%) y bienes raíces (9,11%). Con respecto a la distribución geográfica, el 26,8% fue a Asia del Este, el 21,9% a Asia Occidental, el 20,8% al África subsahariana, el 13,7% al Medio Oriente y Norte de África, el 8,8% a Europa y el 7,8% a América Latina.
El nuevo proyecto representa el 35% del comercio global, donde viven unos 4,4 billones de personas, es decir, el 70% de la población mundial, aglutinan el 55 por ciento del PIB mundial y el 75% de las reservas energéticas globales.
Esta situación nos permite hacer una analogía con el proyecto impulsado en 1947 por Estados Unidos, conocido como el Plan Marshall. El mismo consistió en “ayudar” con inversiones de más de 20 millones de dólares a países de Europa occidental, devastados por la guerra, buscando así eliminar barreras comerciales que le impedían la expansión en el mercado mundial, y condicionando a través del endeudamiento a los mismos.
En la actualidad dicho endeudamiento implica la dependencia y nulas posibilidades de crecimiento que los países poseen, ya que su política productiva y financiera pasa a depender de manera directa de los tenedores de deuda.
Relaciones de China y Latinoamérica
Los países latinoamericanos que se adhirieron a la iniciativa son Antigua y Barbuda, Barbados, Bolivia, Chile, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Granada, Guyana, Jamaica, Panamá, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela, y, con este nuevo entendimiento, Argentina.
Según el Centro de Políticas de Desarrollo Global (CGD, por sus siglas en inglés), desde 2005 han proporcionado más de 137 mil millones de dólares en compromisos de préstamos a gobiernos de América Latina. El financiamiento se realizó a través de bancos como el China Development Bank (CDB) y otros bancos estatales.
Dicha institución financiera, fue fundada en 1994 y se convirtió en el mayor banco chino de inversión extranjera, especializado en préstamos y emisión de bonos a mediano y largo plazo. En los últimos años ha desarrollado relaciones con más de 707 bancos de 106 países, con foco en América Latina.
A su vez, China tiene vínculos comerciales con países latinoamericanos por fuera del proyecto, como por ejemplo con México, Chile, Colombia, entre otros. Estos tres países concentran el 77% del total de inversiones que se efectuaron en toda América.
Así, el país asiático ha logrado a través de sus acuerdos diplomáticos y comerciales establecer relaciones en todo el continente americano. En Chile firmó un acuerdo en 2015 por un swap cambiario en yuanes, la unidad básica del renminbi (moneda oficial de China). En 2019, China comenzó a controlar el 27% de Transelec, la mayor operadora de alta tensión del país a través de la empresa State Grid.
En Brasil, las inversiones están abocadas a la construcción de puertos y ferrocarriles acompañado por la inyección de capital en áreas de petróleo y gas. Las relaciones con este país se han desarrollado mediante distintos programas desde 1988.
Ecuador, por su parte, dejó en manos de la empresa china EcuaCorriente S.A, la exploración ubicada en San Carlos-Panantza, en la cual se calculan reservas de cobre por 6,6 millones de toneladas.
Por su lado, México recibió en 2020 una inversión directa proveniente del país asiático de 319 millones de dólares canalizados principalmente en sectores como el automotriz y electrónico.
En cuanto a la deuda financiera, el mayor deudor de la banca del Estado chino en América Latina es Venezuela, con 62 mil 200 millones de dólares; seguido de Brasil, con 29 mil 700 millones; Ecuador, 18 mil 400 millones; Argentina, 17 mil 100 millones; Bolivia, 3 mil 400 millones, y Jamaica, 2 mil 100 millones de dólares.
Argentina se suma a la ruta de la seda
Durante el 2018 y 2020 en Argentina se emprendieron 14 proyectos, por un monto de US$ 7.800 millones (esto representa el 19,7% del total invertido por China en Latinoamérica), según el relevamiento de Red ALC-China
Argentina es, también, uno de los 8 países de la región incorporados al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (AIIB, según sus siglas en inglés, el idioma en que se proyectan al mundo las empresas chinas).
“Fue en noviembre cuando pandemia del coronavirus por medio que el presidente argentino, Alberto Fernández y Xi Jinping, conversaron acerca de la iniciativa de la Ruta de la Seda, innovación tecnológica de Argentina en 5G, y renovación de los yuanes (moneda china) que componen las reservas del BCRA”. Escribíamos en este periódico hace apenas más de un año.
Ver: Una ruta con destina a China
En el marco de la celebración por el 50 aniversario de las relaciones diplomáticas entre China y Argentina, ambos países firmaron un memorándum que contiene un total de 13 documentos de cooperación.
Los mismos refieren a la entrada de la Argentina al proyecto de la Franja y la Ruta y otros relacionados con el medio ambiente, la economía digital, el área espacial, tecnología e innovación, educación y cooperación universitaria, agricultura, ciencias de la tierra, medios públicos de comunicación y energía nuclear.
Por su parte el Ministerio de Transporte, a cargo de Alexis Guerrera, acordó con la empresa estatal china CRRC Sifang, una inversión de US$ 82 millones, por la “adquisición de repuestos y asistencia técnica para la reparación y el mantenimiento preventivo de los 709 coches eléctricos con que cuentan las líneas Mitre, Sarmiento y Roca”.
A su vez, la Secretaría de Energía firmó con China Electric Power Equipment and Technology Co, Ltd. (CET) una inversión de 1.1 millones de dólares para ampliar el suministro eléctrico del AMBA.
El financiamiento que va a recibir Argentina para el desarrollo de todos los proyectos será de 23.700 millones de dólares, dividido en dos tramos. El primer tramo, aprobado por 14.000 millones bajo el mecanismo del Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE), se destinará a proyectos de infraestructura. El segundo tramo del acuerdo implica otro préstamo de 9.700 millones de dólares, que la Argentina presentará en el Grup Ad Hoc creado entre ambos países para iniciar el trabajo tras la adhesión a la Franja y la Ruta de la Seda.
Otros acuerdos implican la inversión en la exploración y en la construcción de una planta de producción de litio en Catamarca y la construcción de un reactor de radioisótopos medicinales en China con la cooperación del INVAP.
El gobierno de Argentina, por su parte, pidió la apertura de un consulado en Chengdu y el apoyo de China frente a las negociaciones con el FMI, por lo cual el país asiático se comprometió a estudiar proyectos de canalización de los derechos especiales de giro (DEG) del FMI y de expansión de su uso tal.
Con la firma del Memorándum, Argentina se transforma en el país más grande del continente americano, por sus dimensiones geográficas y por su cantidad de habitantes, en suscribir a la Iniciativa de la Franja y la Ruta.
China y la Celac
Por otro lado, cabe remarcar que Pekín y los Estados miembro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) acordaron en el mes de enero, adoptar el Plan de Acción Conjunto China-Celac para la Cooperación en Áreas Clave (2022-2024).
Ver: PLAN DE ACCIÓN CONJUNTO DE COOPERACIÓN EN ÁREAS CLAVES CHINA-CELAC
El acuerdo señala la cooperación en materia agrícola bilateral y multilateral, fortalecer los intercambios científicos, tecnológicos y académicos, y mejorar los intercambios y la cooperación en el uso civil de la energía y la tecnología nucleares para promover el desarrollo económico.