La agenda del gobierno de Brasil pone en primer plano el regreso del país a “sus principales alianzas internacionales”.
Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil, viajó a China el viernes pasado y se reunió en Pekín con su homólogo chino, Xi Jinping. Durante la reunión, Xi aseguró que China y Brasil “son dos de los grandes países en desarrollo y dos importantes mercados emergentes. Nuestras relaciones son estables y están en constante desarrollo”.
En el marco del encuentro firmaron 15 acuerdos comerciales, protocolos fitosanitarios, de tecnología, desarrollo, transición energética y otros ámbitos de colaboración en el marco de la asociación estratégica bilateral, destacándose el que permite a los dos países generar transacciones comerciales en yuanes y reales.
Por otro lado, el mandatario participó de la toma de posesión de la ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), el banco de los BRICS, en Shanghái. “Brasil está de vuelta. Volvimos dispuestos a marcar la diferencia, volvimos dispuestos a ayudar a que el mundo tenga una mirada diferente”, dijo Lula en el evento. “Todas las noches me pregunto por qué todos los países necesitan hacer su comercio respaldados por el dólar. ¿Por qué no podemos comerciar respaldados por nuestra moneda?”, insistió.
Unasur
La semana anterior la presidencia de Brasil anunció en una nota de prensa que “en un momento de reanudación de sus principales alianzas internacionales, Brasil volverá a formar parte de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur)”, el bloque nacido en el 2008 impulsado por los gobiernos de la región y abandonado por Jair Bolsonaro. Con su reintegración, “Brasil ratifica su compromiso con la consolidación de América del Sur como zona de paz y cooperación”, aseguró la nota.