Una nueva reunión del G7 define orientaciones frente a la guerra en Ucrania.
El 20 de mayo se realizó en Hiroshima, Japón, un encuentro entre los líderes del G7 (Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) que contó con la invitación especial del presidente de Brasil, Lula Da Silva.
En una declaración conjunta posterior, los miembros ratificaron su apoyo a Ucrania “durante el tiempo que sea necesario frente a la guerra ilegal”.
También acordaron sanciones sobre las exportaciones de “equipos industriales, herramientas y otras tecnologías que Rusia usa para reconstruir su maquinaria de guerra”. “Reafirmamos nuestro compromiso de hacer frente común a la guerra de agresión ilegal, injustificable y no provocada de Rusia contra Ucrania”.
A su vez, instaron a China a “presionar a Rusia para que cese su agresión” contra Ucrania y que retire sus tropas; expresan su oposición a la “militarización” de China en la región Asia-pacífico sosteniendo que el estrecho de Taiwán es “indispensable” para la seguridad mundial.
Ante ello, el presidente de Francia, Emmanuel Macron optó por “relativizar” la posición del G7 ante China. Menciona que, junto con Alemania, la mirada sobre China “es una posición europea” donde “el objetivo es reducir el riesgo en la cadena de valor, pero no disociar, sino comprometerse y alcanzar un equilibrio”. “Presenté lo que será la cumbre para un nuevo pacto financiero de París los días 22 y 23 de junio”, dijo el presidente francés. “Vamos a llevar una agenda de reformas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para brindar más financiamiento a los países que más lo necesitan”, añadió.
Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino planteó que el G7 “pregona que quiere avanzar hacia un mundo pacífico, estable y próspero. Pero en realidad, obstaculiza la paz mundial, perjudica la estabilidad regional e inhibe el desarrollo de otros países”.
En su intervención Lula se refirió al rol del FMI frente a la deuda argentina. “El endeudamiento externo de muchos países, que victimizó a Brasil en el pasado y hoy destroza a Argentina, es causa de una flagrante y creciente desigualdad, y requiere un tratamiento del FMI que considere las consecuencias sociales de las políticas de ajuste”, comentó el dirigente brasileño.
Además, abogó por el multipolarismo: “la solución no está en la formación de bloques antagónicos o respuestas que incluyan sólo a un pequeño número de países. Esto será particularmente importante en este contexto de transición a un orden multipolar, que requerirá cambios profundos en las instituciones”, planteó el brasilero.
“El sistema financiero global tiene que estar al servicio de la producción, el trabajo y el empleo. Solo tendremos un crecimiento sostenible real dirigiendo esfuerzos y recursos hacia la economía real”, sostuvo Lula. Además se reunió con Kristalina Georgieva en un encuentro bilateral el día sábado.