En el marco de ejercicios militares, la flota rusa arribó a las costas de Cuba, a tan solo 177 km de Florida.
Entre el 12 y el 17 de junio, cuatro buques de guerra rusos realizaron una visita oficial al puerto de La Habana. Durante la estadía, se realizaron ejercicios militares rutinarios en aguas internacionales y encuentros entre funcionarios y militares de ambos Estados.
El destacamento naval enviado por Rusia estuvo compuesto por la fragata “GORSHKOV”, el submarino de propulsión nuclear “KAZAN”, el buque petrolero de la flota “PASHIN” y el remolcador de salvamento “NIKOLAI CHIKER”.
Según lo expresado por la cancillería de Cuba, la llegada de los navíos rusos corresponden “con las históricas relaciones de amistad entre Cuba y la Federación de Rusia”. “Ninguno de los navíos es portador de armas nucleares, por lo que su escala en nuestro país no representa amenaza para la región”, agregaron desde el Ministerio.
Previo a la llegada a Cuba, la flota rusa realizó ejercicios de defensa antiaérea con misiles y sistemas de artillería en aguas internacionales.
La reacción norteamericana
En los días previos a la llegada del destacamento ruso, Estados Unidos y Canadá enviaron buques a las costas de Florida y Guantánamo. La Armada de Estados Unidos envió barcos destructores de la Guardia Costera, mientras que la Armada Real Canadiense envió una fragata.
Según lo informado por el Comando Sur a través de su cuenta de X, el 13 de junio arribó a la Bahía de Guantánamo el submarino de ataque rápido USS Helena “como parte de una visita portuaria de rutina mientras transita por el área geográfica de responsabilidad del Comando Sur de los EE. UU. mientras lleva a cabo su misión global de seguridad marítima y defensa nacional”.