La Ley Bases “está diseñada para separar a la clase trabajadora y es un beneficio absoluto para las grandes empresas”, comentó Ferreyra.
Se aprobó en el Senado la Ley Bases, ¿qué opinión tenés al respecto?
La aprobación no es buena para la clase trabajadora. Desde la Federación de Aceiteros lo veníamos alertando desde hace tiempo sobre este modelo de gobierno y del plan económico que se parece al de la dictadura, el menemismo y, lo más cercano a este tiempo, el macrismo.
Particularmente para nosotros lo más perjudicial es el intento de limitar el derecho a huelga, buscan que a partir de ahora ejercer la protesta sindical en la puerta de la fábrica pueda ser causal de despido. Esto atenta contra los trabajadores porque es una herramienta que nosotros hemos utilizado históricamente para combatir. En el caso de la Federación tenemos los antecedentes de 25 días de paro durante el 2015, y de 21 días en diciembre del 2020.
Además, elimina la indemnización a los trabajadores ante situaciones de despidos, crea la figura del “trabajo independiente”, aumenta el tiempo del periodo de prueba y profundiza en el sector industrial el sistema de tercerización. Considero que esta ley está diseñada para separar a la clase trabajadora y es un beneficio absoluto para las grandes empresas.
¿En qué sentido consideras que beneficiaría a las empresas?
Explícitamente la indemnización está hecha para cuidar la fuente de trabajo, donde al crearse el fondo de cese laboral el efecto disuasivo que tiene la misma se pierde.
Para un empleador era más complicado despedir porque sabía que tenía que pagar distintos conceptos por antigüedad. Ahora no le va costar nada porque la indemnización se la paga el propio laburante.
Los contratos laborales se alargan a tres, seis, ocho y doce meses meses de prueba. Esto atemoriza y disciplina al laburante que siempre va a estar expectante de que le renueven el trabajo.
Se difundió un informe de la UCA en el cual sostienen que el 55% de la población está en la pobreza ¿Cuáles son las condiciones que permitieron llegar a esta situación?
Sin duda parte de todo esto que está pasando es culpa de la clase trabajadora que no supo estar unida y organizada. Por un lado, hay que hacerse cargo, la CGT, las organizaciones de segundo grado -que son las federaciones-, hemos tenido responsabilidad.
Desde los aceiteros venimos haciendo huelgas independientemente del gobierno o del partido político que estuvo al mando. Hace más de 14 años que venimos haciendo plenarios donde participan todos los delegados del país en dos días consecutivos de capacitación y formación.
Por otro lado, la clase política es muy astuta para engañar a la clase trabajadora. El modelo económico se implantó en la dictadura a la fuerza; después, en los 90’ de manera democrática al igual que en los cuatro años de Macri y estos cuatro años que va a estar Milei.
¿Que tan certera es aquella frase de Alfonsín: “con la democracia no sólo se vota, sino también se come, se cura y se educa”?
Muy relativa. Hoy el sistema democrático está dejando un 58% de pobreza, alrededor de 10 millones de niños y niñas comen sólo dos veces al día, y muchos otros viven bajo la línea de indigencia.
Entonces está clarísimo que lo que dijo Alfonsin hubiese sido cierto, pero las políticas económicas que implementa cada gobierno cuando llega al poder definen en gran parte si se come, se cura y se educa.
¿Ves algún horizonte donde se despeje la situación para los trabajadores?
El horizonte está en pensarse un poco más desde nosotros, los laburantes, desde la clase trabajadora. Interactuar más entre nosotros en los establecimientos de trabajo hablando un poco más de política.
La salida es política pero no yéndose a los partidos. Es estar al tanto de todo lo que pasa en los lugares de trabajo, en el pueblo, en la ciudad donde vivimos, en las cooperadoras escolares, los clubes de barrio, hablar un poco más con nuestra gente, con nuestros vecinos.
Nosotros que somos representantes de trabajadores tenemos que cuestionarnos eso. Estar presente con los compañeros y las compañeras, haciendo asambleas, discutiendo, debatiendo, formarse para estar al tanto de lo que ha sido la historia del movimiento obrero, de cómo se consiguen los derechos y de cómo mantenerlos.
Un referente empresarial del sector aceitero y cerealero, Gustavo Idigoras, vaticinó el fracaso total del sector en el país, sosteniendo que “Argentina es un jubilado de la agricultura” ¿Qué impresión te dio?
Él defiende al sector empresario, y creo que lo que estaba buscando en ese momento era que le subieran el precio al dólar oficial.
Yo trabajo en una empresa que hace 140 años que está en Argentina. Nosotros desde el 2010 empezamos a cobrar un salario digno de acuerdo a las necesidades que tenemos los trabajadores. Todos los años desde que la empresa está radicada jamás se fundió, ni se fue del país. Y me parece que a las empresas del sector no les ha ido mal.
Desde el equipo económico que nos asesora concluyeron que ellos gastan solamente en pagarnos salarios un promedio de 1,2 a 1,8% de la ganancia que tienen.
No creo que le haya ido tan mal porque en seis meses de este gobierno ya consiguieron un beneficio con una devaluación del 118%, pero son muy hábiles y astutos para difundir esta queja, que llegue a todos lados y se generalice.