Se llevó a cabo la 25º cumbre de la Organizaciòn de Shanghai (OCS) en China, con la presencia de Rusia, India y Turquía. Declararon la necesidad de “reformar el sistema de gobernanza global” en oposición al unilateralismo.
Del 29 de agosto al 1 de septiembre se realizó la 25º cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) con la presencia de jefes de Estado de 20 países, entre los que se encontraban Rusia, India, Irán y Turquía.
Además participaron como invitados Pakistán, Kirguistán, Kazajistán y Bielorrusia, entre otros, y miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) como Vietnam, Tailandia, Camboya, Laos y Malasia. También estuvo presente el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres.
“La gobernanza global ha llegado a una nueva encrucijada”, dijo a la prensa el anfitrión Xi Jinping, presidente de China. El mandatario señaló que su objetivo es “seguir derribando barreras” para “impulsar una globalización económica inclusiva y beneficiosa para todos”.
En el discurso inaugural, Xi instó a los países a “acatar el estado de derecho internacional”, aunque destacó la necesidad de “reformar y mejorar el sistema de gobernanza global” para “oponernos al unilateralismo”.

Declaración final
Los participantes adhirieron a una declaración en la que reafirmaron “la voluntad de crear un orden mundial multipolar más justo” ante un escenario donde se “intensifican los enfrentamientos geopolíticos, los desafíos y las amenazas para la seguridad y la estabilidad”.
“La economía mundial, en particular los mercados internacionales de materias primas y los mercados financieros, está sufriendo graves trastornos”, reza el documento. Por ello, entre las medidas propuestas, mencionan la necesidad de “crear en Eurasia un espacio de cooperación amplio” que articule políticas con la “Unión Económica Euroasiática, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y otros Estados y asociaciones multilaterales interesados”.
Además definieron a los aranceles impuestos por EE.UU. como “medidas coercitivas unilaterales”, y se opusieron a ellos debido a que “perjudican los intereses de la seguridad internacional”.
Según la declaración, este tipo de medidas “tienen un impacto negativo en la economía mundial, perjudican la competencia leal, obstaculizan la cooperación internacional y la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas”.
A su vez, buscan promover una “reforma de la arquitectura financiera internacional destinada a aumentar la representación y el papel de los países en desarrollo en los órganos de las instituciones financieras internacionales, en particular el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y el Fondo Monetario Internacional”.
También subrayaron la importancia de “aumentar progresivamente la proporción de monedas nacionales” en las transacciones comerciales, la creación de un Banco de Desarrollo de la OCS, y el fortalecimiento de la Unión Interbancaria (UIB) que ya cuenta con 20 años de funcionamiento.
Por último, anunciaron el inicio de la construcción de una extensa línea ferroviaria que cruzará China, Kirguistán y Uzbekistán. La misma había sido anunciada a principio de año en el marco de la infraestructura logística de la iniciativa de la Franja y la Ruta lanzada por China.
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