Tras el cachetazo electoral en las elecciones legislativas bonaerenses, el presidente Javier Milei exclamó que el rumbo del plan económico de la gestión no retrocederá “ni un milímetro”.
Apenas a un día de conocerse los adversos resultados electorales, los organismos financieros internacionales buscaron cerciorarse de la continuidad de sus políticas económicas en el país.
Una delegación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encabezada por su titular Ilan Goldfajn, se reunió el lunes con el presidente Milei, el ministro de Economía, Luis Caputo; y su secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
Según Goldfajn, en la reunión se abordó “la agenda de reformas económicas de la Argentina, el impulso al sector privado, la agenda de seguridad y la integración del país en la región en el mundo”.
A su vez, Julie Kozack, directora de comunicación del FMI, informó en conferencia de prensa que el ministro Caputo se comunicó con la directora general del FMI, Kristalina Georgieva para “discutir los avances en la implementación del programa”.
Al tiempo que ratificó su apoyo a la gestión, la funcionaria aclaró que han hecho hincapié “en la importancia de un marco monetario y cambiario transparente, coherente y predecible para ayudar a gestionar la volatilidad del mercado”.
La confianza invisible del mercado
Desde el revés en las urnas, los actores financieros plantearon un escenario de incertidumbre en torno a la viabilidad de la agenda de reformas y el pago de la deuda.
Esto pudo reflejarse en la caída de hasta el 11% de los bonos argentinos en la Bolsa de Wall Street y el aumento del riesgo país, el indicador de confianza inversora del JP Morgan, que se disparó hasta los 1.454 puntos básicos y alcanzó su nivel más alto en un año. En enero de este año, el índice tocó su mínimo por debajo de los 600 puntos.
En un informe, el banco Morgan Stanley sostuvo que “estos resultados parecen aumentar la probabilidad del escenario a la baja central en el que el mercado cuestiona la probabilidad de que continúen las reformas, y la incertidumbre aumenta en torno a las futuras fuentes de financiamiento externo”.

En este marco, la entidad afirmó que se posiciona en “un enfoque de espera a pesar de los niveles probablemente mucho más baratos de hoy” con respecto a la compra de activos argentinos.
Por su parte, el JP Morgan advirtió que “el aumento del riesgo político tras la derrota electoral se traduce en mayores primas de riesgo sobre los activos y en una mayor vulnerabilidad del peso argentino, pese a las intervenciones del Tesoro en el mercado de cambios”.
A su vez, consideró que podría ser necesario un tipo de cambio real más competitivo para sostener un mayor superávit comercial y contener la demanda de dólares de los hogares.
Ya no flota
En este marco, la continuidad del alza del dólar elevó la cotización de la divisa por encima del techo de la banda, con valores que superaron los $1500, escenario en el que el Banco Central intervino en el mercado por primera vez en cinco meses durante tres jornadas consecutivas con la venta de $1.100 millones de dólares para contener la tensión cambiaria.
A su vez, la entidad tuvo que afrontar el pago de vencimientos con el BID por 271 millones de dólares y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por 112 millones.
El Gobierno anunció la intervención del Tesoro en el mercado para frenar la corrida cambiaria, poniendo punto final a la política de libre flotación.
Ante las dudas sobre la capacidad del Central de sostener las intervenciones, uno de sus directores, Federico Furiase, aseguró que cuentan con una disponibilidad de 22.000 millones de dólares para defender el techo de la banda cambiaria. “Que algunos no lo crean no es algo que dependa de nosotros”, añadió.
“Vamos a vender todos los dólares que sean necesarios”, dijo por su parte el ministro Caputo, durante la transmisión del programa “Las tres anclas” por el canal de streaming Carajo.
Las reservas caen y las deudas aumentan
Con estas operaciones, las reservas en dólares registraron una caída de 1.050 millones, cayendo por debajo de los 40.000 millones. Hasta el final de gestión, los vencimientos de deuda en moneda extranjera por afrontar alcanzan los 44.000 millones.
Sin ir más lejos el próximo 9 de enero, el Tesoro deberá pagar 4.300 millones de dólares en intereses y amortización de capital de los bonos en dólares. Sin embargo, para Caputo “hay dólares suficientes para todos”.

“Se lo digo al mercado. Si no defaulteamos en 2023, cuando llegamos y había sólo dos escarbadientes, no lo vamos a hacer en la situación actual. No tengan ninguna duda de que en las próximas semanas vamos a garantizar los pagos de enero”, prometió.
El mercado le responde con un pedido al unísono: devaluar. “Un nuevo techo del 40% en términos reales por encima de los niveles actuales sería creíble”, sugirió el banco de inversión britanico Barclays en un informe en el que sostuvo que las posibilidades de sostener el esquema actual disminuyeron sustancialmente.
Sin embargo, desistiendo de esa posibilidad, Milei reconoció que está negociando un préstamo con EE.UU. “Estamos trabajando muy fuertemente, estamos muy avanzados”, dijo ayer al respecto durante su visita de campaña a Córdoba.
El domingo, el mandatario partió hacia Nueva York para asistir a la Asamblea de las Naciones Unidas y a una ceremonia del Atlantic Council, donde recibirá un premio de manos de Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense.
Una comitiva del Gobierno Nacional se hizo presente en Washington, Estados Unidos, para participar de las Reuniones de Primavera del Banco Mundial y el FMI.
Presupuesto
Ante este escenario de debilidad, el presidente buscó un tono más conciliador durante la presentación del proyecto presupuestario para el 2026, ofreciendo “aumentos” por encima de una inflación estimada en el 10%, del 5% en jubilaciones, 8% en educación y un 17% en salud.
El proyecto prevé además que en 2026 el PBI crezca 5%, el dólar cotice a $1423 y el superávit fiscal llegue a 1,4% del PBI, cifra inferior al 2,2% prometido al Fondo Monetario Internacional (FMI).
A cambio, el mandatario pidió que “el pueblo y la política se comprometan con el equilibrio fiscal”, asegurando a su vez que “lo peor ya pasó”.
Según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) explica que asumiendo las proyecciones oficiales, el gasto total en 2026 aumentaría un 7% con respecto al año 2025. Sin embargo, en comparación al 2023 -último año con presupuesto aprobado por el Congreso- arroja una disminución del 24,6% en términos reales.