“Así no se puede seguir viviendo” es una expresión cada vez más recurrente para expresar el hartazgo ante las precarias condiciones de vida actuales.
A esta altura sobran las estadísticas para graficar la situación que vive el pueblo con salarios pisados ante un dólar que nunca dejó de subir.
El ministro Caputo sostuvo que van a quemar “hasta el último dólar” para defender la banda cuando previamente ya estuvieron vendiendo dólares del Tesoro, surgidos del ajuste público, para jugar en el mercado y favorecer la rentabilidad del carry trade.
Aunque las condiciones de vida no se pueden postergar, la política sólo promete que llegarán tiempos mejores. Así, ganan margen de acción para acomodar la salida negociada a esta crisis.
Sin ir más lejos, luego de las movilizaciones de las últimas semanas respaldadas con votaciones parlamentarias buscan desacelerar la protesta. Por su parte, Milei le pide al pueblo que se comprometa con su propio sacrificio asegurando que “lo peor ya pasó”.
Pero el contexto global marca que los recursos se achican y la pelea por ellos se intensifica.
Los franceses salieron a la calle con la consigna de bloquear todo luego que el gobierno presentó un presupuesto desfinanciando salud, educación y otorgando recursos a la guerra.
También los ecuatorianos se movilizaron contra el alza del combustible que fue un pedido del FMI para canalizar recursos hacia el pago de la deuda.
Condicionan la reacción popular acomodando sus batallas parlamentarias para gestionar la crisis. Mientras piden paciencia al pueblo, este da respuestas gritando que así no se puede vivir más.
