Lucio Geller, autor del libro, comentó respecto de la formación de la Oligarquía Financiera en Argentina y sus implicancias en la política económica implementada hasta la actualidad.
Lucio Geller es un militante, investigador y economista, fué docente en Chile y México, director de una revista de investigación económica llamada Mapa Económico Internacional e investigador de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y otras instituciones. También desarrolló labores de gestión institucional y cargos en el gobierno provincial de Santa Fe durante la Gestión del Frente Progresista.
“La Ofensiva del 76 – Seis lecturas de economía política” puede descargarse de forma gratuita en su versión digital en el siguiente link
https://cicso.org/2021/03/23/lucio-geller-la-ofensiva-de-1976-una-lectura-de-economia-politica/
En una interesante conversación, nos comentó respecto del contenido de su libro, el cual fue producido en México en pleno desarrollo de los acontecimientos. La siguiente nota es un pequeño fragmento de la entrevista que se publicará completa con posterioridad.
¿Cuáles son los puntos principales que se desprenden del libro y qué anclaje tiene con la actualidad?
El libro consta de seis lecturas que fueron redactadas entre septiembre de 1979 y julio de 1981, en publicaciones trimestrales donde se tenía la intención de describir la coyuntura política de la dictadura gestionada por Martínez de Hoz. Eran materiales que se producían para información de la Colonia argentina en el exilio y resultaron en insumos de debate con otros compañeros de distintas orientaciones políticas que, a su vez, atribuían distintas razones a los golpes de Estado.
En primer lugar, debemos señalar que la dictadura del 76, el proceso de reorganización nacional, fue distinto al de la Revolución Libertadora del 55 y la Revolución Argentina del 66. Fueron distintas porque en el 55 de lo que se trató es de derrocar a un gobierno que tenía apoyo popular y que había gestionado una base social con la cual la extracción de plusvalía no era ilimitada, sino que había que negociar el salario con los trabajadores. La segunda razón fue devolverle plusvalía y renta al sector agrario que había sido muy controlado durante la política peronista de industrialización para mantener los salarios en términos relativos.
En cuanto al 66, se realizó una devaluación para favorecer la sustitución de importaciones que ocurrió desde los años 50 hasta el 66, principalmente con la idea de resolver los conflictos generados entre burgueses en ese periodo. La autollamada Revolución Argentna procuró inclinar la balanza en favor del sector industrial, ya que la devaluación fue acompaña de un momento fue el aumento de las retenciones agropecuarias. O sea, las exportaciones agropecuarias financiaban al sector industrial.
Ese conflicto entre burguesía agraria e industrial se mantuvo hasta el 76 con el golpe, y el intento de Martínez de Hoz, apoyado por las Fuerzas Armadas, tratando de resolver el conflicto de intereses interburgueses.
Entonces, una de las hipótesis del trabajo, es que entre el 50 y el 76 la economía creció a tasas muy bajas porque a raíz del conflicto interburgueses, los industriales se topaban con falta de divisas a medida que iban creciendo, en tanto se gravaba a la agricultura. El sector agropecuario reacción y así es cómo se desarrolló el escenario de tener a 12 presidentes y alrededor de 28 ministros de economía en sólo 16 años,. Es decir, el país nunca tuvo un rumbo capitalista de crecimiento durante todo este periodo.
Martínez de hoz vino a arreglar este conflicto si alcanzar el objetivo propuesto. Mi hipótesis es que la sustitución de importaciones no llegó a crear una plataforma industrial que permitiese exportaciones industriales distintas a las exportaciones industriales de origen agropecuario. Se sustituyó exportaciones al tiempo que se creaba una demanda de importaciones que la tenían que satisfacer desde el sector agropecuario. En el libro sostengo que los problemas de la industria deben ser resueltos para que haya soluciones del sector externo.
Como segunda hipótesis del libro es que Martínez de Hoz no solo vino a conciliar los intereses del campo y la ciudad sino a procurar elevar la productividad de la economía. Estos propósitos correspondían a un sujeto social (al que pertenecía Martínez de Hoz), cómplice civil de las FFAA, es lo que lo llamé Oligarquía financiera. E sta nueva oligarquíaes un entramado de intereses industriales, agrarios y bancarios que venía gestándose desde hace mucho tiempo. Desde 1930 este entramado comienza a transformar parcialmente la renta agropecuaria en inversiones industriales y financieras, a tal punto que en el 76 la banca privada nacional competía con la banca privada extranjera.
Este sujeto también viene fortalecido de varios combates, por eso yo lo defino como un sujeto social de viejo cuño. No se dirigía la política económica a los sectores que se habían desarrollado durante el proceso de sustitución de exportaciones, ni tampoco estaba, por supuesto, la pequeña y mediana burguesía industrial. La pequeña y mediana burguesía rural siempre estuvo bajo el ala de algunas organizaciones agrarias.
Este sujeto social aplicó una política económica neoliberal con mucha presión a una sociedad argentina muy organizada, incluso al punto que sus propios socios empezaron a desgranarse de los intereses iniciales de la dictadura a partir de 1980. Una vez que Videla es reemplazado por Viola en 1981, el proyecto de Martínez de Hoz pierde vigencia.
El libro de lo que trata en detalle es la política económica de Martínez de Hoz, como empezó con la devaluación, continuó con el ajuste de las tarifas públicas, siguió la reforma financiera y la famosa tablita que atrasó el tipo de cambio y facilitó la fuga de dólares, remató con la disminución de los aranceles protectores y la reforma del Estado. Hubo una gran expulsión de fuerza trabajo que se había conformado desde la década del 50 hasta los años 70.
La conclusión es que el gobierno de Viola abandona la política económica de esa oligarquía financiera, y ese sujeto “estalla en mil pedazos“. Quiero decir que, en adelante, la política económica la llevan a cabo los políticos, dejando de representar, como en el 76 y anteriormente, a un sujeto social en particular. Así, las distintas fracciones de la burguesía van cada una detrás de sus intereses.
Hoy dicha situación es evidente con el posicionamiento de los sectores empresarios que están de un lado y del otro de la grieta, no existe un rumbo capitalista unificado del país que desarrolle las fuerzas productivas, no se ataca la inflación, no hay inversiones, no hay aumento de la productividad, sigue sin resolverse el problema de déficit fiscal y la falta de divisas, además de estar agobiados con los compromisos de la deuda. El país está debiendo 255.000 millones de dólares de los cuales permanentemente se encuentra pagando intereses, gravando sin cesar la balanza de pagos.