El fenómeno global del comercio electrónico está generando transformaciones en las transacciones de mercado y el mundo del trabajo.
La llegada de las plataformas de aplicaciones revolucionaron el mercado al incorporar tecnología a la costumbre de ordenar un servicio de cadeteria o transporte. Desde la creación de Uber en 2009 (empresa que conecta pasajeros con conductores a través de su aplicación móvil), las economías de plataformas se expandieron desde Estados Unidos, al mundo, llevándose por delante los marcos regulatorios y las normas laborales.
En un contexto de crisis de la industria tradicional, la incorporación de tecnologías en la era de la globalización producen transformaciones económicas y sociales sin precedentes en la historia. Dejando como saldo la irrupción de nuevas empresas de servicios, enfocadas en extraer valor a través de las redes digitales, con escasa creación de empleos formales y bajos costos de producción.
El comercio electrónico, si bien cuenta con antecedentes, se profundiza a partir de las plataformas digitales, ósea a través de herramientas de software en internet desarrollado a partir de tecnología digital, conocidas como apps.
Empresas
En 2017 el Gobierno Nacional impulsó, a través de la sanción de la Ley 27.349 de Apoyo al Capital Emprendedor una nueva forma legal empresarial: la Sociedad por Acciones Simplificada (SAS) que permite crear empresas en tan sólo 24 horas y con un capital social inicial mínimo. Así se instalaron en la Argentina Rappi y Glovo, comprometiendo una inversión inicial de $17.720 pesos durante los meses de septiembre y octubre de 2017.
Entre las principales compañías que operan en el país se encuentran Rappi (con sede en Bogotá, Colombia); Glovo (Barcelona, España) y PedidosYa (Montevideo, Uruguay). Son empresas de servicio de mensajería a pedido que compra, recoge y entrega productos a través de su aplicación móvil. En PedidosYa, a diferencia de sus competidoras, Rappi y Glovo, sus empleados se encuentran en relación de dependencia.
Por facturación, a nivel global, China fue el país con mayor reporte anual durante el año 2018 (u$s636.087 millones), seguido por Estados Unidos. América Latina aportó el 3% de la facturación del comercio electrónico mundial. En primer lugar Brasil (u$s19.000 millones) y en cuarto lugar Argentina (más de u$s4.000 millones).
Trabajadores o emprendedores
Las empresas plantean eslóganes del tipo “sé tu propio jefe” y, en términos generales, no reconocen la existencia de relación laboral alguna, sino que se definen como meros intermediarios que conectan mediante una aplicación móvil a dos usuarios: unos, interesados en recibir un pedido en su domicilio, y otros, en ganar dinero haciendo el encargo en su tiempo libre. Ese cruce de intereses y la posibilidad de unirlos digitalmente es el fundamento de lo que suele llamarse equívocamente “economía colaborativa”.
De esta manera, las plataformas evitan los riesgos de las empresas y los asignan entre individuos que dejaron de ser trabajadores para ser clasificados como micro-emprendedores, profesionales independientes, autónomos, etc. Lo que se paga por viaje a cada repartidor es definido por las empresas, sin subordinarlo a una negociación colectiva y sin garantizar ningún derecho.
Segun un estudio de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), BID Lab y OIT (Organización Internacional del Trabajo) los trabajadores de plataformas digitales ya representan al 1% de los ocupados a escala nacional. Más de 160 mil son los usuarios registrados que obtienen ingresos en Argentina en base a las diferentes apps y solo la mitad realiza aportes previsionales.
Los trabajadores que desarrollan su actividad en cadeterías y mensajerías vienen denunciando su constante preocupación ante el avance de las economías digitales en las operaciones de comercio “electrónico”.
En Rosario, Santa Fé, se realizaron movilizaciones a las oficinas de Glovo reclamando por el blanqueo de sus empleados y el pago de las cajas de repartos en donde almacenan los productos.
El día viernes, el Secretario Adjunto del Sindicato de Cadetes Rosario, Nicolás Martínez declaró: “Nos hicimos presente en Tribunales para pedir por el cumplimiento de la ordenanza que regula la actividad laboral de los casi 10 mil cadeteros en la Ciudad”. Sabemos que “la tecnología llegó a nuestro sector a precarizar aún más algo que ya estaba precarizado” y concluyó, “estas empresas funcionan de forma fantasma. No tenes a donde ir a reclamarles, no tienen lugar físico, no poseen habilitación comercial”.
Cadetes de Villa María contra las aplicaciones
Este medio pudo conversar con Lucas Corbero y Carlos Díaz, representantes gremiales de SUCMRA (Sindicato Único de Conductores de Motos de la República Argentina) de la ciudad de Villa María, quienes expresaron que el avance de las apps viene a generar una situación de precarización en las condiciones de trabajo y competencia con las empresas de cadeterias.
Como señaló Lucas, “sabemos que las aplicaciones trabajan por su cuenta y tienen otro costo en los viajes. Eso perjudica a los cadetes en el sentido laboral, al tener una tarifa más baja el cadete pierde fuente de trabajo”, por eso antes de que se instalen buscan “emplazar una normativa, que rija sobre las aplicaciones, para que su empresa o aplicación pueda funcionar pero en las medidas de que la ordenanza proteja a los cadetes y que no se queden sin su fuente de trabajo”. Además “estas empresas fugan todas sus ganancias al exterior donde tienen su pertenencia”, concluyeron desde el gremio.
En ese marco, los trabajadores buscarán realizar una medida de visibilización del conflicto con estas aplicaciones y de la importancia de su actividad laboral diaria. Por ello, Carlos, expresó que trabajan en la movilización que se realizará en la ciudad, “para que se escuche en Villa María, los cadetes pueden contra las aplicaciones“.
La medida constará de una movilización “en caravana por todas las calles de Villa María. Que los clientes sientan que el cadete sigue estando en Villa María y tiene su trabajo”. Y agregó que los demás cadetes “se están uniendo a nosotros en el reclamo y eso es positivo”.