51 años pasaron de aquel mayo, donde la ciudad de Córdoba fué el escenario de una experiencia única para nuestro pueblo: trabajadores y estudiantes tuvieron el control de la ciudad por unas horas, demostrando su fuerza y capacidad de incidir sobre la organización de la sociedad en su conjunto.
Muchas veces ocultado, otras veces modificado de manera oportunista, el Cordobazo significó mucho más que una fecha para los trabajadores de nuestro país y el mundo. Y esa experiencia del pasado nos obliga en el presente a retomar sus insustituibles enseñanzas, buscando comprender lo sucedido para actuar en consecuencia.
Unos días antes en la ciudad de Rosario, una pueblada se manifestó y combatió contra las fuerzas de seguridad de la ciudad. En sólo unas horas tuvo que intervenir el Ejército y se declaró la pena de muerte para todo aquel que rompiera con el reglamento impuesto.
Para el día 29 de Mayo se convoca a un paro general con movilización donde, en la ciudad de Córdoba, grandes columnas de trabajadores partían de sus lugares de trabajo y sindicatos a un punto común de encuentro.
No podemos negar que la exigencia inmediata fué por el sábado inglés que el gobierno de Onganía recortaría a los trabajadores de la provincia, pero ese no fué el fín último. Grupos de trabajadores organizados anticipando el enfrentamiento con las fuerzas de seguridad, armados y coordinados logísticamente ante cualquier contingencia, era sólo una demostración de ello.
Las columnas llegaron con variadas dificultades al lugar de la concentración ya que algunas tuvieron que lidiar con enfrentamientos con la policía. Ya posterior al mediodía la fuerza organizada de los trabajadores adoptó métodos que hasta el momento venían siendo utilizados de manera aislada. El lanzamiento de piedras y otro tipo de armas, bolines y otros elementos, más la ayuda de vecinos que aportaron libros, maderas y materiales para las barricadas fueron las fotos del momento.
La avanzada fué tal que la policía tuvo que acuartelarse. La ciudad quedó en manos de sus verdaderos dueños, de aquellos que la hicieron y forjaron con su trabajo cotidiano. Y como por fuerza se llegó, por fuerza debía combatirse, por eso el Ejército tomó las riendas de la defensa del supuesto “orden” que se había resquebrajado. La culpable de resquebrajarlo fue la fuerza de los trabajadores en unidad, como clase trabajadora en un mismo sentido.
Ya para ese momento, algunos barrios de la ciudad fueron tomados por obreros, estudiantes y vecinos, teniendo un control tal que el ejército sólo pudo ingresar con armas de fuego de alto calibre y artillería.
Entonces ¿Qué fué el Cordobazo? Una heroica muestra de organización obrera-estudiantil que fue capaz de tomar el control, de desordenar aquello que estaba ordenado sólo para sostener la pobreza, la desigualdad y la exclusividad de unos pocos. Fue la experiencia que nos hace saber de la posibilidad de llegar hasta ese punto, saber que podemos hacerlo. Fue un momento en el que la lucha adquirió otra escala y profundidad, donde pudimos como trabajadores expresar en nuestro accionar la necesidad inclaudicable de cambiar la historia a nuestro favor.
Nuestro desafío hoy, más que nunca, es retomar esas enseñanzas para que, en el contexto actual, saber que nos hace falta y dar el golpe necesario para que lo glorioso no sea más parte de la historia, sino parte de nuestro presente y futuro.
Sábado 30 de mayo, 2020.