El Senado, con 40 votos a favor y 30 en contra, sancionó la ley que regula el trabajo a distancia (teletrabajo), la cual entrará a regir tres meses después del fin del aislamiento preventivo social y obligatorio.
La norma define al teletrabajo como aquel que se realiza “total o parcialmente en el domicilio” del empleado o en una sede diferente a la de la empresa y garantiza los mismos derechos laborales y remuneración de la que gozan aquellos que desempeñan tareas en la empresa de forma presencial.
Entre los principales puntos, la ley regula condiciones propias de la modalidad, como la desconexión, que permite al trabajador desconectarse fuera de la jornada laboral; acordar la posibilidad de coordinar sus tareas de cuidado de niños o personas que requieran atención especial y a que las plataformas en las que desarrollan tareas garanticen su privacidad.
Además, la norma ordena que el empleador debe proporcionar el equipamiento, las herramientas de trabajo y el soporte necesario para el desempeño de las tareas, y asumir los costos de instalación, mantenimiento y reparación de las mismas, o compensar por la utilización de herramientas propias de la persona trabajadora.
Trabajadores
En la elaboración del proyecto de ley, participaron de forma activa legisladores provenientes de espacios sindicales, como Walter Correa (Curtidores) y Vanesa Siley (Judiciales) y Claudia Ormachea (Bancarios), todos referentes de la Corriente Federal de Trabajadores.
Además apoyaron con su voto el proyecto Hugo Yasky (CTA de los Trabajadores), Patricia Mounier (SADOP), Pablo Carro (CTA de los Trabajadores), Carlos Cisneros (Bancarios), Carlos Ponce (Químicos) y María Rosa Martínez (identificada con la Corriente Federal de Trabajadores).
Por su parte, las centrales sindicales CGT, la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, participaron de reuniones en las comisiones del congreso y apoyaron el proyecto. Claudio Marín, secretario general de la CTA de los Trabajadores, advertía: “los gerentes están llamando a la casa de los compañeros los días sábados, domingos, a cualquier hora. No se respetan las jornadas, y esto genera no solo un estrés sino un aumento de la carga de trabajo. Es un problema psicológico individual, pero también una extracción mayor de plusvalía”.
Pablo Bertoglio, referente local de La Bancaria, comentaba a este medio que al tiempo que celebra la reglamentación del teletrabajo, pero además esta realidad representa “un desafío, es algo que se venía y se aceleró con la pandemia, ahora va a ser más difícil llegar a nuestros compañeros”.
“El teletrabajo facilita algunos procesos pero por otro lado implica una disminución en general de la fuerza laboral”. Pablo Bertoglio, titular de Asociacion Bancaria.
Datos
Según un estudio del think tank Cippec, que evaluó las potencialidades del teletrabajo en Argentina, entre un 27% y un 29% de los empleos se pueden realizar desde el hogar, pero ese porcentaje se reduce a un 18% si se tiene en cuenta el uso efectivo de tecnología en los hogares. De 11 millones de trabajos registrados, solo 3,3 millones son teletrabajables y unos 4,8 millones de trabajos “requieren críticamente de la interacción física”, añade el informe.
Entre las ramas con más potencial para teletrabajar se encuentran las Actividades Financieras y Seguros (61% de trabajos potencialmente teletrabajables), Información y Comunicación (58%), Enseñanza (71%), Inmobiliarias (54%) y Profesionales, Científicas y Técnicas (60%). En contraste, en las ramas con potencial de teletrabajo nulo se destacan Construcción (15%), Servicios Domésticos (14%), Industria Manufacturera (13%) y Transporte y Almacenamiento (10%).
Entre las principales conclusiones del estudio se mencionan las dificultades para la aplicación del teletrabajo debido al atraso tecnológico del aparato productivo, la heterogeneidad de acceso digital de los hogares y el escaso desarrollo de conocimientos para el uso de las TICs (tecnologías de Información y Comunicación) de los trabajadores.
Por su parte, el estudio presentado por Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales remarca que “sólo el 26% de los ocupados podría continuar sus actividades laborales desde el hogar. El 74% restante de los trabajadores está actualmente empleado en ocupaciones en principio incompatibles con esta modalidad”. Y agrega: “Las ocupaciones menos compatibles con el teletrabajo están caracterizadas por una mayor proporción de trabajadores informales y cuentapropistas, con niveles de educación, calificación y salarios más bajos”.
Reacción empresaria
Diversas cámaras empresarias manifestaron su oposición al proyecto, advirtiendo que su aprobación resultaría un desincentivo para expandir el teletrabajo en el país.
Antes de su aprobación, el Grupo de Entidades Empresarias de Córdoba (G6) emitió un comunicado en el que expresó su rechazo: “el proyecto que está tratando el Congreso claramente no contempla el dinamismo propio de las actividades económicas y mucho menos el avance de las nuevas tecnologías” y remarcaron que “lo que resulta más preocupante es que, en momentos en que la reactivación económica es clave para superar el inmenso impacto provocado por la pandemia de Covid19, se lleven adelante proyectos de ley que, en lugar de incentivar el trabajo, producen mayores obstáculos a la actividad productiva y a la generación de empleo”.
Luis Galeazzi, Ceo de Argencon, entidad del país que nuclea a empresas de la Economía del Conocimiento afirmó que “esta ley parece estar inspirada en un formato rígido que no se corresponde a la realidad”. “Puede haber situaciones de abuso que tengan que limitarse pero esas son las excepciones. Creo que esta ley está mal inspirada lamentablemente”.
Por su parte, el presidente de la Cámara de la Industria Argentina del Software (CESSI), Sergio Candelo, aseguró que “una regulación excesiva puede afectar la expansión del teletrabajo” porque los profesionales argentinos podrían elegir trabajar para empresas extranjeras y, de esa forma, la Argentina podría perder unos 12.000 millones de pesos de recaudación anual.