Con un elevado nivel de inserción, los fondos de inversión constituyen los grandes pulpos financieros que extienden sus tentáculos por todos los sectores productivos constituyendo el gran capital del siglo XXI, generando las condiciones de una nueva territorialidad.
A partir del razonamiento expuesto en la nota anterior por el cual un puñado de empresas incrementan sus niveles de ganancia por mecanismos de valorización financiera resulta importante destacar que estos son posibles ya que existe una élite corporativa que ha desarrollado la base material como la construcción de instrumentos financieros, normas jurídicas, calificadoras de riesgo, y una lista que podría continuar sobre la cual han generado las condiciones para su realización.
Esta élite financiera está constituida principalmente por las gestoras de inversión y fondos de pensiones, administradoras de múltiples instrumentos financieros complejos y sofisticados, como los fondos comunes de inversión o FCI, que han sido desarrollados principalmente desde la década del 70´en adelante y que han hecho del mercado de capitales su escenario de actuación.
A través de los fondos comunes de inversión (FCI) se desarrolla la concurrencia de múltiples capitales que canalizan parte de su inversión para la obtención de una renta financiera. Estas administradoras de fondos, son receptoras de la inversión de esos capitalistas y conforman con estos instrumentos paquetes o portafolios que incluyen diversas inversiones en el mundo, como por ejemplo la compra de deuda emitida por un país, como Argentina.
Una de las gestoras más importantes y reconocidas del capitalismo actual es BlackRock. El gigante financiero administra actualmente alrededor de 7 billones de dólares y junto a Vanguard y State Street, otros dos fondos de suma importancia, acumulan alrededor de 15 billones de dólares. Este tamaño se asemeja al PBI de China valuado en 15,6 billones de dólares, mientras que el de Estados Unidos es de 21 billones de dólares.
Y cómo llegaron estos fondos a manejar tales cantidades de dinero nos preguntaremos. Pues, pensemos que una importante cantidad de trabajadores en un país “x” realizan sus aportes jubilatorios de forma mensual a empresas encargadas de los sistemas previsionales. Estas administradoras de fondos de pensión se hacen con inmensas masas de dinero provenientes del salario de los trabajadores que luego son conducidas a valorizarse en el mercado bursátil.
Además, estas gestoras han ido adquiriendo cada vez mayores niveles de participación en el directorio de las empresas haciéndose del control de los paquetes accionarios de las mismas. De esta forma controlan un bloque de acciones mayoritarios en el 90% de las empresas del S&P 500.
La autora Magdalena Rua recupera dos trabajos de investigación que se han realizado respecto de los FCI. En uno de ellos destaca que de una muestra realizada a las 205 mayores empresas consideradas por su monto de facturación, 158 empresas están vinculadas entre sí compartiendo al menos 5% de sus paquetes accionarios. Al interior de ese número está el «núcleo de la red global» donde se encuentran BlackRock, Fidelity, Vanguard y State Street quienes comparten participación en 126 empresas (61% de la muestra). Considerando las 205 empresas más grandes del mundo, BlackRock posee una participación significativa directa en casi un tercio de las empresas de la muestra y una participación significativa de forma indirecta en el 45% de estas, según Rua.
Los 4 gigantes de occidente (BlackRock, State Street, FMR (Fidelity) y Vanguard Group) ocupan los principales directorios de grandes firmas, tales como: Bank of America, JP Morgan, Citigroup, Goldman Sachs, Morgan Stanley, AIG, Boeing, Caterpillar, Coca-Cola, DuPont, General Motors, H-P, Intel, IBM, Johnson & Johnson, McDonald’s; 3M, Pfizer, Wal-Mart, Time Warner, Walt Disney; NBC Universal, entre otras.
Las decisiones de las empresas transcurren hoy en día por esta forma de propiedad privada llamada sociedad por acciones que decide básicamente los lineamientos estratégicos de las mismas como la canalización de sus flujos de inversiones, el achicamiento de los costos productivos, las operaciones como fusiones con otras firmas.
Si tomáramos las empresas que fueron fugadoras de capitales en el circuito financiero argentino podríamos destacar entre ellas a YPF, Pampa Energía, Wester Union, Shell, Monsanto, Facebook, Pfizer, entre otras. En ese caso encontrariamos que entre sus principales accionistas figuran los fondos de inversión antes mencionados.
Ahora bien, si la pregunta que nos haríamos fuese, entonces ¿quién está en el control de estas firmas? ¿Quiénes son los accionistas de BlackRock, Vanguard, State Street y FMR- Fidelity? El accionista principal de Vanguard Group es una entidad inversora denominada T. Rowe Price Associates Inc. ¿Y quién es el accionista mayoritario de T. Rowe Price Associates Inc.? La respuesta es Vanguard. Esto nos explica que al final del camino sobre la propiedad de Vanguard se encuentra una gestora de la cual es accionista mayoritaria la propia Vanguard. El accionista mayoritario de BlackRock y FMR Fidelity es Vanguard. Nos encontramos que en la gestora de fondos de inversión State Street además de Vanguard como accionista mayoritario tenemos a la entidad Massachussetts Financial Services, la actual MFS Investment Management propiedad de la canadiense Sun Life Financial of Canada. Vanguard tiene participación mayoritaria en dos de los tres “jinetes de las finanzas restantes”, siendo el segundo inversor en la gestora de fondos State Street. ¡Ellas son dueñas de ellas mismas y de todo!
Esta fracción social opera al interior del bloque dominante del capitalismo mundial ejerciendo su poderío controlando la producción de múltiples sectores y con ello conduciendo desde sus posiciones de mando (socios accionarios) a las principales empresas que también ejercen su presión sobre distintos gobiernos dando paso a una forma dominante del capital de características monopólicas-financieras.
Esta oligárquica financiera se expresa a través de las gestoras de activos para la inversión y, consecuentemente, con la diversificación y tecnificación que han generado a través de sofisticados instrumentos financieros. Estos le permiten la obtención de niveles de ganancias de diversos capitalistas dispersos a nivel territorial pero concentrados en relación a ese capital social dominando por estos mega fondos de inversión.
La estrategia política desplegada por esta fracción opera de forma tal que las gerencias medias son descentralizadas y mediante el despojo directo en la utilización de los medios de producción, sin embargo corresponde a su vez una centralización directa del ejercicio de dirección de las decisiones
fundamentales que permite su variada escala y gran inserción en todos los sectores productivos.
Esta particularidad nos indica que es falso elevar la categoría de fondos “meramente especulativos” a quienes en verdad realizan un ejercicio de poder concreto sobre la gran producción social y material del capitalismo del siglo XXI
Hablamos entonces de una gran red de redes donde cada nodo asume su función determinada por la condición estructural de ciertos nodos centrales. Hablamos entonces de una gran red de redes donde cada nodo asume su función determinada por la condición estructural de otros nodos centrales. Es la era de una nueva fase del capitalismo que da impulso al desarrollo de la globalización como nueva forma de integración de los territorios económicos-productivos-sociales-culturales. Pero en su constitución también construye su contrario, favoreciendo una mayor polarización entre clases sociales, abriendo así una oportunidad histórica para nuestros pueblos.