El pasado 25 de marzo se cumplieron 45 años del asesinato y desaparición de Rodolfo Walsh. Su compromiso con el pueblo trabajador es un ejemplo vivo para las nuevas generaciones de militantes en la actualidad.
Rodolfo Walsh fue acribillado por un grupo de tareas de la dictadura militar el 25 de marzo de 1977. Los militares a cargo del operativo secuestraron su cuerpo y, desde entonces, forma parte de la lista de desaparecidos.
Su militancia
Para comprender los motivos de su trágico final debemos remontarnos a los inicios de su vida política, allí donde forjó su disciplina de trabajo, sus ideas de transformación social y su voluntad política de participación y compromiso.
En 1959 viajó a Cuba donde, junto con Jorge Masetti, Rogelio García Lupo y Gabriel García Márquez; fundó la agencia Prensa Latina. La misma tenía por objetivo difundir la información de la Revolución Cubana en toda Latinoamérica.
Con el tiempo comenzó a cumplir labores de inteligencia adjudicándose en dicha tarea la intercepción de comunicaciones secretas entre la CIA (Agencia de Inteligencia norteamericana) y agentes en Guatemala sobre los preparativos de la invasión a Playa Girón.
Luego, en Argentina nuevamente, trabajó en la revista Panorama y fundó el semanario de la CGT de los Argentinos (CGTA) que dirigió entre 1968 y 1970 durante la dictadura de Juan Carlos Onganía. En 1969, luego de la detención de Raimundo Ongaro y el allanamiento a la CGTA, se publicó en forma clandestina.
Junto con la revista, comenzó a relacionarse con el Peronismo de Base, brazo político de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP). Luego, un sector de esta organización se fusionó con Montoneros, donde Walsh termino sumándose.
El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas toman el poder en el país dando comienzo al Proceso de Reorganización Nacional. La Junta Militar censuró a periodistas y medios de comunicación, intervino sindicatos y secuestró, torturó y desapareció a miles de personas.
Ante la situación, Walsh creó la Agencia de Noticias Clandestina (ANCLA), junto a otros militantes y periodistas. Su idea era fundar una cadena informativa que se distribuya entre los trabajadores y sus organizaciones. En ella podía leerse: Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror. Haga circular esta información.
La carta a la Junta
El hecho de su asesinato es conocido particularmente porque un día antes, al cumplirse un año del comienzo de la dictadura, Walsh escribió una carta donde planteó la situación por la que estaba atravesando el pueblo y las consecuencias del proyecto económico que impusieron los militares. La misma reveló claramente los motivos del plan dictatorial y, sin dudas, cuenta con una relevancia indiscutible para pensar los problemas de la actualidad.
El contexto represivo creaba un ambiente extremadamente hostil para los militantes sociales. Los escandalosos métodos dictatoriales obnubilaban hasta las mentes más lúcidas. Aun así, Walsh aclaró que “estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.
Y luego continúa: “congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord (…) han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron”.
La crueldad de sus métodos no permitía ver los objetivos principales que motivaron la “reorganización nacional”, ni los principales impulsores de la misma. Ya en ese entonces responsabilizó al Fondo Monetario Internacional (FMI) de imponer la política económica que “sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales (…) ligados personalmente al ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete”.
Otra mención importante es sobre las ganancias guiadas por la Bolsa de Comercio, donde confluyen “empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura”. Con estos hechos vió consumado el proyecto social impuesto por la dictadura, sus verdaderos motivos y los impactos sobre la población.
“Bancos ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera (…) se premia a empresas que estafaron al Estado (…) rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina”. Frente a tán calamitosa situación, Walsh concluye el documento preguntándose sobre “quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional”.
Los papeles de Walsh
Por último, por su relevancia política, es imposible referirse a Walsh sin mencionar “Los papeles” donde describe de manera contundente la situación, sus componentes estratégicos y tácticos, y la importancia de un análisis acertado en el proceso de lucha del pueblo trabajador en dicho contexto.
En uno de los documentos puede leerse: “uno de los grandes éxitos del enemigo fue estar en guerra con nosotros y no con el conjunto del pueblo (…) Ellos se autoaislan, pero nosotros también, y en ese trueque ganan ellos (…) consiguieron aislarnos a nosotros, planteando una lucha de aparatos, que nosotros no podemos bancar”.
En todo ello se encuentan, creemos, los verdaderos motivos de su asesinato y el aporte más valioso para retomar en la actualidad a casi medio siglo de su desaparición física.