Durante la semana pasada se realizó una reunión interclaustro en la Universidad para hablar sobre gestión, problemas y posibles soluciones en torno al comedor universitario.
Desde Tribuna dialogamos con Alejo Sanabria, quien cursa segundo año de Sociología, y Candela Bastonero, de quinto año de la Lic. en Ciencias Políticas.
¿Cuáles fueron los problemas que se trataron en la reunión con respecto al comedor?
Hubo dos reuniones, en la primera habló sobre la calidad del menú y tratar de observar mejoras y por qué la mayoría del estudiantado está observando ciertas falencias en cuanto a la calidad; mientras que en la segunda reunión se habló más del presupuesto del comedor, del presupuesto general de la universidad pero específicamente del comedor, del déficit que se encontraba en ese presupuesto, de cuánto es el costo real del menú; por ende cuánto es el subsidio de la universidad para con el menú del estudiante y de la importancia del precio en cuanto a poder mantenerlo durante el año. También en esas dos reuniones estuvieron presentes integrantes de todos los claustros donde coincidían en que se necesita una mejora de la calidad en cuanto al plato. Al igual que también se trató la digitalización de los medios de pago como una opción en un tiempo a ser posible.
¿Recibieron demandas por parte del alumnado o desde El Aluvión identificaron las problemáticas?
Demandas concretas, quejas o pedidos no nos llegaron, pero como estudiantes que hacemos uso del comedor sí pudimos identificar distintas problemáticas que son las que hemos estado tratando en las numerosas reuniones que tuvimos con las autoridades de la universidad y los miembros de los distintos claustros.
¿Presentaron futuras soluciones o iniciativas para las problemáticas?
Surgieron algunas líneas que se basaban en el manejo interno del comedor. Surgió hacer una encuesta que pase por todos los claustros y que llegue a cada uno de los y las estudiantes. Esta encuesta cuenta con preguntas en base a si es vegetariano, celíaco, qué opción de menú elige, cuántos días asiste al comedor, si es importante reveer otro medio de pago, cómo es el servicio de comedor, cómo calificar servicio de comedor, cómo define la atención del comedor. Es una encuesta en dónde se tratan todos los puntos que quizás se ven con falencias en estos momentos y por esto también el motivo de las reuniones.
¿Cuáles fueron sus propuestas como estudiantes? ¿Qué respuestas brindó la gestión del comedor?
Las propuestas que nosotros llevamos a estas reuniones tuvieron que ver con cuestiones que llegamos a poner en común y están ligadas principalmente a cuatro cuestiones que tienen que ver con la digitalización del medio de pago de los menúes, más variedad del menú oficial así como del menú vegetariano, una propuesta integral para el cambio de menú, no para el cambio sino para que sea de alguna manera más nutritivo y saludable. También dialogamos un poco sobre las mejoras en el manejo interno del comedor para que se pueda brindar un servicio de mayor calidad.
Asimismo quedan cuestiones a término cómo poder tener una reunión conjunta desde los distintos espacios entre los claustros, las autoridades y los trabajadores de la fundación del comedor para poder por fin caminar y operacionalizar esto qué tiene que ver con el cambio de todo lo que hemos venido tratando.
En el mismo sentido, dialogamos con Victoria Haedo, estudiante de quinto año de la Lic. en Lengua y Literatura y representante del Centro de Estudiantes de Humanas de la UNVM.
¿Qué o cuales son los problemas que están teniendo en el comedor universitario?
Consideramos que discutir el precio del menú es el principal problema que tenemos, porque es un precio elevado si lo contextualizamos dentro de la economía mensual de un estudiante, este no es un precio aislado se suma al alquiler, wifi, colectivo. Hay muchos chicos que viajan y se juntan muchos gastos que a fin de mes es mucho, esto es un factor que incide mucho en el estudiantado que se compone de gran parte de trabajadores y en su mayoría precarizados.
Entendemos que el comedor es un derecho, no un servicio y $150 no es un precio accesible.
A esto se le suma la evidente situación de que los platos no cumplen con un valor nutricional equilibrado, muchas veces las cantidades son muy pequeñas y si no llegas a ir temprano te quedas sin la opción de la comida disponible en el día. Cabe resaltar que los vegetarianos la mayoría de las veces se quedan sin menú y terminan comiendo la guarnición del plato principal y no es una ensalada balanceada, las consecuencias de esto es grave porque algunos estudiantes es la única comida a la que acceden en el día.
¿Cómo surgió la reunión con la Secretaría de Bienestar?
Desde la secretaria nos convocaron a la reunión con la intención de hablar sobre los problemas pero en las reuniones quedó claro que no se iba a bajar el precio del menú y que posiblemente sufra aumentos en el próximo cuatrimestre.
La respuesta del rector Luis Negretti, fue plantear la imposibilidad de sostener un precio bajo y que iba a tener consecuencias a futuro en caso de mantenerlo así.
Se propusieron otros temas, como la posibilidad de implementar proyectos dirigidos a los grandes desperdicios de comida que hay, y buscar nuevas alternativas que incluyan a emprendedores locales.
Como conclusión de la reunión se lanzó una encuesta a los estudiantes que va a ser evaluada junto a los trabajadores del comedor de la universidad en la próxima reunión. No estamos de acuerdo en principio con que la encuesta no sea anónima ya que creemos que quien quiere expresar lo que piensa o quejarse no lo va a hacer si tiene que dejar su email.
¿Cuáles son las iniciativas o actividades que están pensando desarrollar para resolver estos problemas?
En el próximo cuatrimestre vamos a realizar asambleas para discutir estas cuestiones que nos atraviesan, por el momento no estamos conformes con las reuniones ya que creemos que hay que discutir fundamentalmente el precio del menú, por ahora lanzamos un comunicado donde exponemos lo que pensamos y vamos a compartirla con el resto de los estudiantes. Cabe resaltar que la realidad del estudiante cambió, y en su mayoría es trabajador, por lo tanto creemos que estas cosas son una barrera y hacen que los estudiantes dejen de estudiar. Nos preguntamos, si el menú está a $150, ¿Universidad pública para quienes?, ¿Quiénes son los que permanecen y logran egresar?.
Comunicado del Frente Julieta Lanteri, Centro de Estudiantes de Humanas.
“A raíz de participar en las reuniones que se realizaron con las autoridades de la UNVM y les representantes de cada claustro para debatir acerca de las problemáticas que identificamos y dialogamos con nuestres compañeres respecto al comedor, sentimos la necesidad de reflexionar acerca de lo que representa el mismo para la comunidad universitaria, específicamente para les estudiantes.
Es de público conocimiento que los ejes tratados y legitimados en dichas reuniones son: “la posibilidad de realizar mejoras en el servicio, relacionadas con la variedad de menúes, la materia prima, el desperdicio, la relación precio-producto, sustentabilidad, entre otros.” Más, como estudiantes creemos que es necesario poner en discusión el costo del menú, puesto que, entendemos que el mismo es un derecho y no un servicio.
Un menú a $150 no es accesible si lo analizamos dentro de una gran cantidad de gastos que tenemos mensualmente. El alquiler, el transporte con sus respectivos aumentos, los servicios, internet, la comida, la salud, la vestimenta, etc. La calidad de vida se ve cada vez más vulnerada frente a esta situación, por lo que, no naturalizar el aumento del costo del menú es necesario.
Ya desde antes de que la pandemia por COVID-19 nos lleve a la virtualidad, las discusiones por un comedor accesible y de calidad estuvo presente en la lucha estudiantil. Hoy en día seguimos cuestionando estas condiciones, ya que ante la vuelta a la presencialidad nos encontramos con un menú de $50 a $150, y con posibilidades de que siga aumentando.
La pandemia nos atravesó como estudiantes y como comunidad, interfiriendo en toda nuestra vida cotidiana, el acceso a la virtualidad se volvió algo indispensable excluyendo a estudiantes y trabajadores, complejizando el proceso de aprendizaje y hasta su permanencia en caso de les estudiantes. Hoy en día, aún sintiendo las secuelas de la pandemia, no podemos concebir que la presencialidad genere barreras para quienes deseen acceder a la educación pública. La realidad estudiantil ya no es la misma que hace tres años, la mayoría somos trabajadores precarizades, madres y padres o personas con familiares a cargo.