En toda Europa trabajadores de distintos sectores vinculados al transporte y las energías reclaman por mejoras salariales.
La crisis económica europea devenida, entre otros cosos factores, de la guerra ruso-ucraniana y las sanciones a la Federación Rusa, tiene múltiples secuelas, una de ellas refiere a la movilización de las y los trabajadores en un marco desfavorable no visto en las últimas décadas.
Francia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Noruega y España, son solo algunos de los países que viven días convulsos por las iniciativas de los sindicatos vinculados al transporte y el combustible en un marco de depreciación de las condiciones de vida de la clase trabajadora.
En Francia, los trabajadores de la compañía Transavia realizaron una huelga de cinco días en reclamo por mejoras salariales. La firma de vuelos low cost opera cerca de 250 vuelos de cabotaje en Francia y redujo entre un 25% y un 30% sus vuelos desde el jueves 14 por la medida de fuerza.
Como ya comentamos en la edición anterior, en Reino Unido los trabajadores ferroviarios mantienen una de las luchas más significativas en décadas en el país. En el marco de la inflación más alta en 40 años, y con salarios que no acompañan el alza en los precios, el Sindicato Nacional de Trabajadores Ferroviarios, Marítimos y del Transporte (RMT, en inglés) anunció una nueva medida de fuerza para finales de julio que se acopla a la huelga de mediados y fines de junio.
En el norte de Europa, la aerolínea SAS Escandinavia, se ha visto paralizada desde inicio de julio por el paro de sus pilotos. Desde los sindicatos que agrupan a los mismos se exige que la reorganización empresarial no afecte sus condiciones salariales y laborales, a la vez que se reclama por la reincorporación de los pilotos despedidos durante la pandemia.
Por último, en España los trabajadores de la petrolera Repsol anunciaron una huelga general que alcanzó el 95% de adhesión. Desde los sindicatos se reclama por la pérdida del poder adquisitivo de los más de 16.000 trabajadores de la empresa tras el congelamiento de su salario desde el 2020 y la escalada inflacionaria.