Las condiciones de vida en los países centrales se siguen deteriorando y la crisis económica-inflacionaria ha dado lugar a una ola de huelgas que ha marcado la agenda en Europa y EE.UU. a lo largo del año.
En EE.UU. la movilización de los trabajadores ferroviarios puso en alerta al Gobierno de Biden, donde tuvo que intervenir para que los sindicatos y los empresarios llegarán a un acuerdo. Las movilizaciones y los reclamos de los trabajadores del sector reclamaron condiciones de vida para las familias trabajadoras de Norteamérica deterioradas por la escalada inflacionaria que alcanzó el punto más alto en los últimos 41 años, y la falta de derechos laborales básicos.
En Francia, se prepara a través de las redes sociales, una movilización contra el Gobierno de Emmanuel Macron. La convocatoria se centra en el descontento por la subida de los precios que ha disparado el costo de vida en el país. En este marco de descontento, la CGT también lanzó una convocatoria para manifestarse el 29 de septiembre.
Entre los puntos, la central remarcó “la necesidad de un salario mínimo de 2.000 brutos (15 € la hora), igualdad laboral y salarial entre mujeres y hombres, reconocimiento de títulos al momento de la contratación y pago de la calificación en el mismo nivel, incremento de las pensiones de los jubilados, asignación de autonomía para estudiantes y jóvenes en busca de su primer empleo, reducción del IVA al 5,5% en artículos de primera necesidad, reducción de los precios de los combustibles”, entre otros.
Austria también se vió envuelta en movilizaciones cuando miles de ciudadanos acudieron a las calles de Viena, donde se estiman unos 20.000 participantes, y otras ciudades para reclamar por la suba de los precios del combustible, la energía y los alimentos. En este marco, los manifestantes exclamaron: “hacemos ruido porque están robando nuestro futuro”.
También en Bélgica, el 21 de septiembre, cerca de 10.000 personas se reunieron en Bruselas para reclamar por el alza de precios del gas, la energía, los alimentos y el costo de vida de las familias trabajadoras en general. En este marco cientos de pancartas expresaron el descontento con frases tales como “todo está subiendo, excepto los salarios” y “la vida es demasiado cara, queremos soluciones ahora”.