Los salarios de pobreza, el incremento exponencial de la inflación y la matriz extractivista son algunos señalamientos del problema estructural que atravesamos desde la última dictadura militar hasta la actualidad.
Entramos en el mes de marzo, y con él la proximidad a una fecha muy particular para la historia política del país. Sucede que como cada año desde 1983 se recuerda con mayor fuerza el hecho de violencia estatal a manos de la última dictadura cívico-militar ocurrida en marzo de 1976.
Casi 47 años han transcurrido desde aquel episodio que en donde se consumó el asesinato y la desaparición de 30 mil personas, entre ellos y principalmente delegados gremiales, integrantes de movimientos, partidos políticos, y militantes sociales.
Un capítulo en la historia con un objetivo directo: aniquilar los grupos que pudieran representar una “amenaza” al orden de las clases dominantes que se asentaban en el país. Es decir, un objetivo político de exterminio sobre las posibilidades de transformación social con perspectivas de justicia e igualdad para los trabajadores de esta patria.
Luego de más de cuatro décadas, el hecho político trasciende y se vuelve necesario comprender los arrastres históricos que hoy nos colocan en el actual estado de situación como pueblo.
Por estas latitudes la permanente devaluación de los ingresos y la caída del poder adquisitivo en la vida diaria se han vuelto una normalidad. Ya no sorprende rasguñar para llegar a fin de mes. Comprar lo que se puede, y lo que no, endeudarse en “cómodas” cuotas condenándonos a una vida de consumo básico.
Una vida destinada al básico
Si tomamos como referencia los indicadores publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos de Argentina (Indec), en enero de 2023, una familia conformada por cuatro integrantes (un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años) necesitó $163.538,68 para superar la línea de la pobreza. Y unos $72.043,47 para no caer en la indigencia. Cabe destacar que la medición de la pobreza no contempla el pago del alquiler de la vivienda.
Paradójicamente, los valores nutricionales con los cuales es medida la canasta alimentaria se encuentran desfasados de un consumo de nutrientes que permitan una vida saludable. Actualmente el indicador estima el consumo mensual de 6kg de pan, 700 grs de galletitas, 1kg de arroz, 1,200 kg de harina de trigo, 1,740 kg de fideos, 5 kg de frutas, 6 kg de carne, 1/2kg de yerba, 350 gramos de queso, entre otros. Más que eso pareciera un lujo.
A su vez, si tomamos el valor del salario mínimo vital y móvil (SMVM), publicado por el Ministerio de Trabajo, a partir del 1 de enero de 2023 el monto alcanza los $65.427 pesos. Con el valor del Indec un adulto necesitó en enero de $52.925 para no ser pobre, al cual si le sumamos un valor de referencia de alquiler de $50.000 queda muy por debajo de las estadísticas oficiales.
Mirando el índice de distribución del ingreso al tercer trimestre del 2022, el 70% de los trabajadores no logró llegar a los $100.000 mensuales (565 dólares, con la cotización del dólar Banco Nación al 31/12/2022).
Con datos de la Encuesta Permanente de Hogares del 2022, en relación a los salarios, el índice total mostró que hubo un aumento anual de 90,4%, por debajo de la tasa de inflación que alcanzó un 94.8%. Otra vez, los salarios están derrotados.
En particular, los sectores informales de trabajo perdieron frente a la inflación debido a que sus ingresos subieron apenas un 65,4% de forma anual, mientras que los privados registrados alcanzaron un 93,8%.
Por otro lado la cantidad de empleos formales creció a raíz del aumento de monotributistas,figura que han adoptado las empresas para contratar trabajadores bajo un régimen de flexibilización de derechos.
Mientras el salario se mantiene, los precios de los demás bienes y servicios sigue creciendo, decayendo cada vez más el poder adquisitivo de los trabajadores.
A comienzos de febrero el Gobierno publicó oficialmente los porcentajes de subas que las entidades de salud están habilitadas a aplicar en las cuotas de marzo. La suba del tercer mes del año será de 7,66% para quienes por enero hayan percibido ingresos netos iguales o superiores a $392.562. El aumento para los casos en los cuales el ingreso de este mes sea inferior a la cifra mencionada será de 5,04% previa realización de un trámite para acceder al descuento, de lo contrario quedará bajó el aumento.
De esta forma, los precios de los planes de salud habrán tenido a marzo un alza del 24,5% en lo que va del año para quienes no califican para el tope, y del 17,8% para los casos en que sí se considere el índice máximo vinculado con el Ripte.
Por otro lado, a través de un anuncio realizado por la secretaría de Energía y el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE) en el mes de febrero se oficializaron los incrementos de tarifas. Desde el 1 de febrero se aplicó una suba en todo el país de un 14% promedio (impacto final en las boletas), encolumnados en el “ahorro fiscal” como subsidio a la energía, pactado con el FMI, como parte del acuerdo de reestructuración de la deuda externa.
Ver: https://tribunavm.com.ar/index.php/2022/03/14/aumentan-las-tarifas-de-luz-y-gas/
El plan de la dictadura ha triunfado
Muchas veces se nos trata de imponer una mirada acerca de que la inflación y los ingresos que pudieran ser acordados por paritarias son simplemente aspectos técnicos de una situación. Entonces, si las cuentas lo permiten o no -como casi siempre- es posible acordar aumentos para sostener una vida digna. Bajo esta mirada, el salario del trabajador argentino viene corriendo detrás de la zanahoria desde hace décadas.
Sucede que en realidad, no se trata de un aspecto técnico y administrativo sino de una determinación histórica a través de la cual las clases rentistas del país vienen ganando la partida con su programa político desplegado desde la dictadura en adelante a medida que han consolidado una matriz productiva dependiente del comercio exterior. Por ende, han impuesto de facto un rentabilidad sujeta al valor de la moneda extranjera, principalmente dólar.
Entre ellas se encuentran unas 200 firmas que representan el 70% de las exportaciones. Son grandes agroexportadoras, industriales, firmas mineras y un conglomerado de bancos privados beneficiados con leyes tal como se ejecutó con la ley de entidades financieras en 1977.
https://tribunavm.com.ar/index.php/2021/03/02/granos-y-puertos-la-formula-exportadora/
La producción agroexportadora es dominada por un conjunto de 10 firmas que controlan más del 80% de las materias primas y derivados que salen por el puerto de Rosario y alcanzan anualmente récord en exportaciones. Entre ellas encontramos a: ADM, Bunge, Cargill, COFCO, Glencore, Louis Dreyfus, Aceitera General Deheza, ACA y Molinos Agro, de Pérez Companc.
El año pasado relevamos desde este medio las ganancias obtenidas por estas empresas luego de que el ministro de Economía, Sergio Massa, concediera los beneficios a través del Programa de Incremento Exportador (PIE) con miras a beneficiar exportadoras a fines de que liquidaran las cosechas y entonces obtener dólares para pagar los intereses de la deuda externa.
En aquel entonces, mostramos que al cierre del PIE se registraron ventas externas del complejo sojero por más de 13,3 millones de toneladas. Esta cifra representó un récord histórico en cuanto a volúmenes operados para septiembre. Más que triplicando el promedio histórico mensual (próximo a los 4,5 millones de toneladas). Para el mes de septiembre el Banco Central (BCRA) embolsó reservas por $4.968 millones de dólares (64% ingresado por el PIE) y alcanzó un nivel de reservas de $37.621 millones de dólares.
Además, la variación de las reservas sirven de justificativo para una política de endeudamiento permanente a través de distintos instrumentos (Leliqs, notaliqs) con los cuales los principales bancos privados obtienen grandes beneficios, entre los que se encuentran: Santander-Río; BBVA; Galicia; Macro; Credicoop; Patagonia; City; HSBC; ICBC y Supervielle.
Entre el mejoramiento de los saldos exportables y el mecanismo financiero de ganancias para los bancos crece la informalidad laboral y los ingresos de los asalariados no llegan a cubrir la canasta básica. Esto marca pautas que el “crecimiento” de la economía significa la apropiación de la renta por unos pocos a costa del empobrecimiento de la clase trabajadora del país.
Qué democracia
Estos señalamientos sobre la determinación histórica y política de la evolución del salario, la inflación, la pérdida del poder adquisitivo y el abrojo al problema con sus dimensiones técnicas/administrativas nos muestra que hoy más que nunca las acciones emprendidas en 1976 son parte de un programa de guerra contra los trabajadores.
Un país que se encuentra con que el 80% de los trabajadores no alcanza a cubrir los costos de una canasta básica y que el 45% se encuentra en situación de pobreza estructural debe asumir en primera persona que esta democracia está funcionando a los condicionamientos de un grupo reducido que nos condena a la dolarización de nuestras vidas.
En ese camino nos emprendemos a discutir a fondo que la salida democrática debe contemplar una vida digna y patear el tablero para reconstruir las negociaciones paritarias por mejores condiciones laborales y salarios acordes a las necesidad y no “apegadas” a una inflación que ya hace tiempo nos señaló que se re ajusta en función de otros intereses.