Crecen las operaciones comerciales en monedas paralelas al dólar en el marco de los diferentes focos de conflictos como Ucrania y el sudeste Asiático. Una nueva hegemonía por el reparto del mundo asoma en estos tiempos de guerra.
Entre 1939 y 1945 tuvo lugar la Segunda Guerra Mundial con foco de enfrentamiento principalmente en Europa. Específicamente, el combate librado entre los Aliados y las potencias del Eje duró seis años y cargó con la vida de aproximadamente 50 millones de personas.
Por un lado, las fuerzas de los Aliados estaban integrados por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y la Unión Soviética contra las potencias del Eje compuesta por Alemania, Japón e Italia, entre otros.
La expansión imperial de los diferentes países era parte del proceso de enfrentamiento en el frente interno del capitalismo de la época. Es decir, la guerra tenía por objeto la resolución armada del conflicto por la apropiación y concentración de las palancas fundamentales de la economía y la política en el orden internacional buscando con ello el control de los territorios.
En ese marco, el modelo liberal que promovía el libre desarrollo del comercio en manos del mercado era promovido por las fuerzas Aliadas quienes habían entrado en conflicto con el modelo estructuralista y de intervención estatal, propios de las potencias del Eje.
El desenlace del enfrentamiento fue la victoria de las fuerzas Aliadas en 1945 y la capitulación histórica del movimiento de las fuerzas nacionalistas-estatales de los regimenes fascistas, principalmente de la Alemania nazi de Adolf Hitler, la Italia fascista de Benito Mussolini y del Japón imperial integrado al modelo estadounidense.
Desde 1945 en adelante se impone el programa del capitalismo financiero anglosajón maquetado desde los intereses de los bancos asentados en Estados Unidos y el Reino Unido principalmente, en paralelo a la creación de los organismos internacionales del crédito como el FMI y el Banco Mundial.
Allí entró en acción el plan Marshall que tenía como objetivo “reconstruir” el modelo de sociedad y economía en todos los países afectados por la guerra y, como consecuencia, inundar con cientos de millones de dólares el mundo. Esta moneda fue establecida como el patrón de medida en las relaciones comerciales tras el acuerdo de Bretton Wods, hecho que señaló la victoria de Estados Unidos dentro de las potencias Aliadas.
Dólares por doquier fue el resultado de un mundo atado a un patrón económico a favor del modelo financiero que tenía en Estados Unidos el monopolio de la impresión de los billetes verdes.
Hoy como ayer
Ese mundo de la posguerra que se construyó alrededor del patrón dólar/oro, primero, y luego dólar, ha entrado en crisis. Y es justamente esa condición de crisis la que está en disputa actualmente. Su desenlace se inclinará inevitablemente hacia alguno de los proyectos que emergen en este enfrentamiento a través de la imposición de un nuevo dinero dominante. Quién logre imponer su moneda como referencia de cambio, y del conjunto de valores producidos, ganará la guerra.
El BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es uno de los grupos que ha comenzado a realizar operaciones comerciales de forma paralela al dólar transgrediendo la economía heredada de Bretton Woods. De hecho, la semana pasada, Lula da Silva, presidente de Brasil, viajó a China para encontrarse con su homólogo, Xi Jinping.
Durante el encuentro los líderes firmaron unos 15 acuerdos estratégicos, entre los que destacan: la realización de transacciones comerciales en reales y yuanes, evitando así el uso de dólares.
Los BRICS representan el 40% de la población mundial, y el 31.5% del PBI global superando el 30.7% del PBI de las potencias del G7.
Se suman a este esquema otros de los países miembros del BRICS. En un reciente anuncio sobre la política de comercio exterior de la India en Nueva Delhi, Sunil Barthwal, secretario de Comercio anunció el comercio de rupias para los países que enfrentan riesgos cambiarios frente al dólar, principalmente aquellas economías que se encuentran atadas a problemas de creciente endeudamiento.
Sucede que la política desplegada tras la Segunda Guerra mundial, fue orquestada al compás del endeudamiento como mecanismo concreto de la ola expansiva de dólares en el mundo. De esta forma, a través del monopolio del dinero debido a que el único banco capaz de imprimir dólares es la Reserva Federal (FED), el gobierno de Estados Unidos ha ejecutado presión sobre las economías endeudadas de todo el mundo.
También, el pasado 21 de marzo, los presidentes de Rusia y China suscribieron dos declaraciones conjuntas. Una a los fines del reforzamiento sobre la asociación integral y la cooperación estratégica, y otra en la que plantean la colaboración económica en áreas claves hasta 2030: como energía, tecnología y dinero.
Concretamente, desde que se desató la guerra en Ucrania, las operaciones bilaterales no han cedido y los vínculos se han estrechado. De hecho, en febrero, el yuan superó al dólar en cuanto a los volúmenes de transacciones en Rusia como moneda más operada, hecho inédito en la historia.
También los miembros de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN) han planteado el mes pasado la necesidad de abandonar los sistemas de pagos en dólares a los fines de resguardarse ante “posibles repercusiones geopolíticos” en el marco de los enfrentamientos bélicos en el territorio ucraniano y del sudeste asiático.
A través de una reunión en Indonesia, los ministros de finanzas y líderes de los bancos centrales de ASEAN discutieron formas para realizar los intercambios comerciales a través del sistema de transacciones en monedas propias. Además, los países miembros tomaron la decisión de retirarse de la red de pagos de Visa y de Mastercard. La asociación está conformada por Filipinas, Tailandia, Vietnam, Myanmar, entre otros y participan como invitados en la Organización de la Cooperación de Shanghái.
A través de esta última, China ha comenzado a establecer relaciones con los principales países productores de petróleo del mundo ubicados en la zona del Oriente Medio, que fueron desde los 70’ en adelante controlados por el dólar como patrón de intercambio. Un ejemplo es el caso de Arabia Saudita, quien ha sido incorporado como miembro observador de la Cooperación de Shanghái.
En las últimas semanas, Arabia Saudita ha restablecido las relaciones bilaterales con Irán, tras años de enfrentamiento directo, con la intermediación de China. Actualmente son miembros de la Cooperación de Shanghai: China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán e Irán.
Estrategia
En una reciente declaración al medio francés Les Echos, el presidente Emmanuel Macron sostuvo que “ciertamente hemos aumentado nuestra dependencia de los Estados Unidos en el campo de la energía (…) Hoy en día, es un hecho que dependemos más de los EE. UU., Qatar y otros”. Puesto que la autonomía estratégica “debe ser la lucha de Europa (…) no queremos depender de otros en temas críticos”, insistió.
Las declaraciones deben ser leídas en el marco de la reciente visita del presidente Macron a China para encontrarse con su par Xi Jinping. En dicho encuentro los temas abordados fueron principalmente en materia energética, los enfrentamientos bélicos en la zona del sudeste asiático y de Ucrania.
Claro está que la sintonía también está enlazada en materia comercial dónde el uso de las monedas define un campo de enfrentamiento sobre el “desenganche” del patrón monetario del dólar.
De hecho, la semana pasada y antes de su viaje, la principal empresa hidrocarburífera francesa, Total Energies, concretó una operación comercial con China por la venta de un buque de Gas Natural Licuado (GNL). Lo llamativo fue que por primera vez, una operación de este tipo fue ejecutada en yuanes.
La visión de Macron, condensa un conjunto de posiciones de los grupos dominantes que van moviéndose en el contexto de guerra y empiezan a definir los alineamientos posibles en el conflicto principal. La visión de una Francia que busca recomponer su posición dominante en el frente interno europeo que hoy se encuentra asediado por la dependencia energética con Rusia y Estados Unidos.
Un hilo a punto de cortarse
Otro de los focos de conflictos principales en la centralización del dinero está sucediendo por la crisis financiera que tuvo como disparador un banco de inversión en Estados Unidos, el Silicon Valley Bank, y que también ha impactado en la zona del Euro.
Luego de la crisis financiera del 2008 que puso en jaque al sistema financiero, la respuesta de la FED ha sido la reducción de las tasas de intereses, el crecimiento exponencial del endeudamiento propio y diversas regiones del mundo, como Argentina, y la impresión de dinero para controlar la producción de los territorios.
Tras la salida de la pandemia, la FED y los bancos centrales de la zona euro han comenzado a subir las tasas de intereses del dinero. Esto conlleva a un escenario de creciente inflación, aumentos de precios de la energía y mayor empobrecimiento de los trabajadores. Ese proceso de valorización del dinero también ha provocado un aumento en los niveles de endeudamiento.
Se estima que en Estados Unidos, la relación la deuda total (privada y pública) y PBI asciende al 450%, mientras que según el FMI, la deuda total mundial llegó al 247% del PBI mundial, para el 2021.
Con estas fichas sobre el tablero, la agenda del dólar está atravesando el centro del conflicto financiero y bélico, puesto que a mayores niveles de exposición al endeudamiento se desnudan las condiciones de debilidad estructural, ya no solamente del patrón dólar, sino del régimen de acumulación mismo.