La lucha por la independencia en Latinoamérica ha dejado un legado significativo encabezado por destacados revolucionarios, entre ellos José Artigas, cuya incansable lucha se centró en la búsqueda de la unidad.
El 29 de junio de 1815 en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, se llevó a cabo una asamblea histórica que culminó con la redacción de la primera declaración de independencia. Este hecho, olvidado por la historia oficial, tuvo lugar un año antes de la reconocida declaración en Tucumán, y representa un paso significativo en el camino hacia la emancipación de nuestra nación.
La declaración de independencia fue proclamada por José Gervasio Artigas, quien lideraba la Banda Oriental y que había logrado unificar a las provincias litorales de Misiones, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe, con la cual se forjó un frente conformado por peones, gauchos, indígenas, afrodescendientes y hacendados. Este frente compartía un objetivo común: buscar la independencia absoluta de las colonias del Imperio Español.
Contexto
A principios del siglo XIX, surge en Latinoamérica movimientos independentistas que comenzaron a tomar forma alimentados por el deseo de construir naciones soberanas y de acabar con el dominio colonial. De esta manera el periodo independentista será atravesado por los intereses de todas las capas sociales de la época, quienes se enfrentaron para definir la forma y sentido de la independencia.
Por su parte, la burguesía comercial porteña respaldada por criollos, involucrados en el contrabando, y mercaderes ingleses asentados en Buenos Aires, se centran en la apertura de los vínculos comerciales a nivel internacional y retomaron la lucha librada en la Revolución de 1810 sólo en los términos en que ésta generaba la oportunidad de impulsar el libre comercio con Gran Bretaña.
Estos sectores fueron reticentes a romper los lazos con los colonizadores británicos ya que su relación comercial les resultaba beneficiosa. De esta forma fueron relegando otros aspectos de la lucha por la independencia a un segundo plano.
Sin embargo, en contraposición, se destacaba la postura de José Gervasio Artigas, cuya visión se centraba en la creación de una provincia federal que formara parte de una Confederación junto al resto de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Una de las primeras y más reconocidas acciones llevadas adelante por Artigas, se desarrolló a principios de 1811, cuando se realizó la primera reforma agraria de toda Latinoamérica. De esta forma, se decretó la confiscación de propiedades de “malos europeos y peores americanos”, como llamaba a los traidores que se volvían adversarios de la revolución patriota. Dichas tierras fueron distribuidas entre las bases populares que constituían la fuerza del artiguismo. Esto incomodaba a los grandes comerciantes y estancieros de Montevideo rechazando la iniciativa en contra de la expropiación de sus tierras.
La declaración
Estos hechos fueron determinando la postura del revolucionario, quien emprende en junio de 1815 la primera declaración de independencia, lo cual conlleva a la formación de una federación de estados independientes en la región, conocida como “Pueblos Libres”. Estos pueblos proclamaron su soberanía e independencia, rechazando la autoridad española y cualquier otro poder extranjero.
Además, este congreso se destacó por su reconocimiento de la igualdad de derechos y la abolición de la esclavitud. Artigas se distinguió como uno de los pocos libertadores y líderes en América que otorgó a los indígenas los mismos derechos y responsabilidades que a los demás ciudadanos.
Es importante destacar que Artigas se unió a la guerra por la independencia junto a las provincias que formaban parte del Virreinato del Río de la Plata. Sin embargo, con el tiempo, su relación se debilitó debido a su negativa a aceptar la imposición de la autoridad de Buenos Aires sobre la Banda Oriental. Para el libertador, ambas provincias debían ser tratadas en igualdad de condiciones, reconociendo la libertad del pueblo oriental y su propia soberanía.
El anhelo de establecer una nación dentro de los límites del antiguo virreinato se desvaneció al enfrentar la hegemonía de Buenos Aires. En 1816, la lucha contra las invasiones portuguesas representó un desafío crucial, dado el escaso respaldo y los recursos limitados con los que contaba la Banda Oriental.
Después de su derrota, perdió el control del puerto de Montevideo y el respaldo de las provincias que formaban parte de la alianza de “Pueblos Libres”, debido a que se vieron obligadas a entablar negociaciones con Buenos Aires ya que esta última ostentaba el monopolio del único puerto capaz de llevar a cabo actividades comerciales.
Los constantes enfrentamientos entre los federales, que abogaban por un gobierno descentralizado, y aquellos que promovían un sistema centralizado con Buenos Aires como centro de poder, condujeron a la separación definitiva entre las naciones del territorio americano.
El legado de la lucha por la libertad a lo largo de la historia latinoamericana nos lleva a reflexionar sobre las palabras de Jorge Abelardo Ramos, quien afirmaba que “somos un país porque no pudimos ser una Nación y somos argentinos porque fracasamos en ser latinoamericanos”.