Las subas fueron aprobadas por unanimidad en el Concejo Deliberante.
En el servicio de transporte urbano se estableció una suba de $45 para quienes usen la tarjeta y de $50 para quienes abonen en efectivo. Así, el boleto para tarjeta queda en $125 y el que se pague en efectivo $140.
Esta suba afecta especialmente a estudiantes, teniendo en cuenta que en la ciudad funcionan dos universidades nacionales, varios institutos tercearios y otras instituciones educativas en la que los estudiantes se movilizan en transporte público.
Varias organizaciones, integradas por estudiantes de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), hicieron saber su disgusto por el incremento del pasaje. El grupo Estudiantes de Sociología Organizados (ESO) hizo público su rechazo a través de un comunicado titulado “¡Aumentó el boleto un 55%!”. El grupo Estudiantes en lucha hizo eco del incremento al señalar que “como estudiantes y trabajadores esto nos afecta”.
También adhirieron otras organizaciones y centros de estudiantes de la UNVM en rechazo. Por parte de las autoridades de la institución aún no realizaron ninguna comunicación oficial al respecto.
Esto viene de antes, ya que a fines de marzo, varias organizaciones estudiantiles se habían convocado en el Centro de Transferencia, sede de la empresa Transbus, para pedir por “un transporte público digno”. En aquella ocasión, referentes de la comunidad educativa habían manifestado que las líneas de colectivos no llegaban a cubrir la demanda, motivo por el cual solicitaron coches de refuerzo.
Con respecto a esta situación, Tribuna dialogó con referentes estudiantiles que comentaron la situación y contestaron que “la mayoría residen en Villa Maria pero no nacieron acá entonces alquilan y manejan gastos que hacen que debamos conseguir un trabajo”.
“Ir a la universidad te lleva muchísimo tiempo y desgaste mental, sumado a eso tener que trabajar, porque la realidad es que las becas no alcanzan, hace que se vuelva muy difícil y cada vez nuestra calidad de vida sea menor. Algunos números que estuvimos calculando a principio de año nos daban que un estudiante necesita por lo menos $80.000 al mes para poder vivir, eso sumando básicos como son alquiler, menú y transporte, pero también tenemos fotocopias, libros y demás”, dijo Agostina Boiero, estudiante de Sociología de la casa de altos estudios.
Y continuó: “El aumento en el transporte claramente no nos beneficia y se transforma en un gasto más para nosotros, aun teniendo el BEG, ya que este solo cubre 2 pasajes al día y muchos usan el transporte público para llegar a sus trabajos, a mi por ejemplo solo me sirve para ir y volver de la universidad”.
También tuvimos la posibilidad de dialogar con Nadia Fabre, estudiante de Sociología quien dijo: “Estos aumentos afectan a la vida de los estudiantes de diferentes maneras considerando que no estamos todos posicionados de la misma manera ante la crisis. Hay estudiantes a los que tal vez no les va a afectar directamente en sus posibilidades de seguir estudiando o en su rendimiento académico, pero sabemos que a la gran mayoría de nosotros el día a día se nos torna cada vez más complicado”.
“Lo que buscamos es visibilizar que, aunque hoy en día $140 parecen no ser nada, la realidad es que se cuadruplicó el costo del transporte del que dependemos diariamente como estudiantes. Además, este aumento y sus efectos deben contemplarse a la luz de un contexto en el que los aumentos se sienten en el alquiler, en los servicios, en el precio de los alimentos, y en el que predominan los trabajos informales con salarios que no llegan a suplir este encarecimiento de la vida”, aclaró al respecto.
Cuando se le consultó sobre las próximas acciones Nadia aclaró que “nosotros como estudiantes de sociología organizados no tenemos definido un plan de acción específico a partir de ahora. Estamos en proceso de redacción de algunas notas que queremos enviar a los concejales de la ciudad en reclamo por la aprobación unánime que hicieron de los aumentos, para ver si a partir de allí se puede elaborar comunicación con ellos”.