La guerra mundial abre paso en el plano económico acelerando los negocios en materia energética. Para el caso argentino el objetivo es la desarticulación de la organización de los trabajadores.
El pasado 24 de febrero se cumplieron 2 años desde que comenzó la guerra en territorio ucraniano luego de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, informó sobre una “operación militar especial” sobre los territorios de Donetsk y Lugansk.
Este enfrentamiento ha marcado un antes y después en la historia del siglo XXI exacerbando la lucha entre fuerzas imperialistas que han trazado sus negocios dividendo, fragmentando y luchando por conquistar posiciones al interior del mundo occidental y oriental.
Los alcances de la guerra han tenido repercusiones directas en relación al suministro energético, alimentario, logístico, industrial, financiero, como así también las políticas de rearme promovidas por los estados centrales.
Balances
Durante un acto en Ucrania con motivo del aniversario por la guerra, el presidente Volodimir Zelenski, afirmó que “los rusos dicen que Ucrania perdió más de 100.000 personas y que los rusos perdieron unos 35.000, pero todo es mentira”. Recalcando que fueron unos 31.000 soldados de su país en lo que fue el primer reporte oficial de bajas informado desde el inicio de la guerra. Mientras que a principios de enero, el ministro de Defensa de Rusia, Serguei Shoigu, había declarado que las fuerzas armadas de Ucrania perdieron en 2023 más de 215.000 efectivos.
También, desde la Unión Europea (UE), realizaron un balance en un documento titulado: “Respuesta de la UE a la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania”, publicado a finales de febrero. Además de “condenar enérgicamente la brutal guerra de agresión de Rusia contra Ucrania y la anexión ilegal de las regiones ucranianas de Donetsk, Luhansk, Zaporiyia y Jersón”, recuerdan 12 paquetes de sanciones aplicados a Rusia en 2 años.
Entre las principales medidas destacan las restricciones al acceso de Rusia a los mercados y servicios financieros y de capitales de la UE; sanciones económicas que abarcan los sectores de las finanzas, la energía, el transporte y la tecnología; cierre del espacio aéreo de la UE a todas las aeronaves rusas; prohibición de acceso al sistema SWIFT para siete bancos rusos; suspensión de la radiodifusión en la UE de las emisoras de propiedad estatal Russia Today y Sputnik; prohibición de las importaciones de carbón y otros combustibles fósiles sólidos desde Rusia; cierre de los puertos de la UE a todos los buques rusos; prohibición del suministro de capacidad de almacenamiento de gas a los rusos, entre otras.
Estas medidas han tenido repercusiones directas al interior del territorio europeo, específicamente en cuanto a política energética. Rusia constituye un proveedor esencial de gas y petróleo para la región.
Se estima que hacia fines del 2021 la UE importaba el 90 % del gas que consumia siendo suministrado en más del 40% por Rusia. Además del 27% de las importaciones de petróleo y el 46% de las importaciones de carbón.
Según un reporte de Global Witness, se calcula que la UE compró el 52% de todas las exportaciones rusas de gas natural licuado (GNL) entre enero y julio del 2023, una cuota de mercado que supera el 49% de 2022 y el 39% de 2021. Jonathan Noronha-Gant de de Global Witness había criticado con estos datos que “mientras los países europeos condenan la guerra, ponen dinero en los bolsillos de Putin”
A su vez, y según datos de Eurostat, en el primer trimestre de 2023, Rusia era el segundo mayor proveedor de GNL de la UE, sólo por detrás de Estados Unidos y por delante de Catar, Argelia, Noruega y Nigeria lo que dejaba un saldo de avance norteamericano en el mercado gasífero europeo.
La guerra cosecha territorios (para los negocios)
A pesar de las controversias por la cantidad de muertes de las que se jactan en sus exposiciones los líderes diplomáticos, lo cierto es que no han parado de crecer los negocios que se abren potenciados por la política de guerra. La cuota de exportación de gas que EE.UU logró insertar en la UE es fiel ejemplo de ello.
Según la Administración de Energía de EE.UU., el país norteamericano se convirtió en el mayor exportador de GNL a Europa en los primeros seis meses de 2023 al igual que en el año anterior representando el 67% del total de las exportaciones, que aumentaron un 14% en comparación con el promedio anual de 2022. Entre los principales compradores estuvieron Países Bajos, Reino Unido, Francia, España y Alemania que en conjunto representaron el 77% de las exportaciones totales de GNL de Estados Unidos a Europa.
Otro de los conflictos latentes acontece actualmente en Oriente Medio entre Israel y Hamas en la Franja de Gaza, al que se han sumado los hutíes de la región de Yemen quienes atacaron buques comerciales que circulaban por el Mar Rojo, en cercanías al canal de Suez.
El Mar Rojo es la vía más rápida para comunicar occidente con oriente vía marítima. Circulan por allí más de un 10% del comercio marítimo mundial y es un enclave fundamental para el transporte de petróleo y GNL desde los países árabes a Occidente.
Según reportó el Departamento de Energía de Estados Unidos fueron alrededor de 8.8 millones de barriles de petróleo diarios y unos 4.100 millones de pies cúbicos diarios de GNL los que transitaron por el estrecho de Bab el-Mandeb durante el primer semestre de 2023.
Ante ello, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin anunció la operación multilateral “Guardián de la Prosperidad”. “Se trata de un desafío internacional que exige una acción colectiva”, declaró Austin en un comunicado alentando a defender sus intereses en la región.
Para Viktor Katona, analista de crudo de Kpler, “Estados Unidos ocupa la primera posición en prácticamente todas las materias primas que Europa necesita comprar”. “Esta idea de que la cuenca atlántica empieza cada vez más a comerciar dentro de sí misma (…) está muy representada por el hecho de que Estados Unidos se ha convertido en el mayor actor del mercado europeo”, afirmó Katona.
Argentina pisa en el conflicto
Desde la asunción del gobierno de Milei los acercamientos políticos con el gobierno de Estados Unidos e Israel se han profundizado, constituyéndose como los primeros destinos internacionales de las visitas oficiales.
En su visita a Israel, el presidente había planteado el traslado de la embajada argentina desde Tel Aviv a Jerusalén. “Condenamos y deploramos enérgicamente el anuncio del presidente de Argentina sobre su intención de trasladar la embajada de su país en la entidad nazi-sionista (Israel) a Jerusalén”, respondió Hamas en un comunicado.
Milei también participó recientemente de la Conferencia de Acción Política Conservadora junto a Donald Trump con quien intercambió elogios acerca de volver a hacer “grande a Argentina”; y con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
Allí Bullrich soltó la hipótesis de conflicto en el norte, subrayando que trabaja para “fortalecer las fronteras”. Remarcó la importancia de que “se contribuya coordinadamente con los esfuerzos del mundo libre y democrático” y se “afirmen el camino de cambios iniciado a desbaratar a las organizaciones criminales”. “Tenemos luego del acuerdo de Bolivia con Irán, a Hezbollah y a la teocracia iraní en la frontera”, añadió.
El enfrentamiento de guerra lanzado en el país no transcurre sólo en su carácter belicista, potenciado en los otros focos de conflicto mencionados anteriormente. En cambio, la forma de la guerra librada tiene como objetivo la aniquilación de los procesos de lucha y resistencia que emprenden los trabajadores de Argentina.
Entre los misiles lanzados está la pulverización de los ingresos para la subsistencia que, con la reciente fijación vía decreto del Ejecutivo, establecieron un salario mínimo vital y móvil en $202.800 a partir del 1 de marzo (equivalente a 174.6 dólares), el más bajo en Latinoamérica luego de Venezuela.
Además de la pulseada en lo económico, en la dimensión política criminalizan la actividad de protesta potenciada por el uso de las fuerzas armadas, las multas otorgadas a organizaciones que llaman a manifestarse, y los anuncios declarados en la apertura de la sesiones ordinarias del Congreso en relación a la implementación de otro modelo de organización sindical por empresa.
Este último implica la desarticulación del actual modelo sindical que negocia sus convenios colectivos de trabajo por sectores, lo cual otorga otro poder en las relaciones entre empleadores/empleados, a uno de negociación “individual”, dónde la agrupación del trabajo se realiza por empresas.
La guerra mundial entre las potencias imperiales acontece en múltiples focos de conflictos y otras dimensiones que exceden lo militar. El objetivo directo en Argentina está claro. Lo que aún queda por resolver es el despliegue de las capacidades políticas que los trabajadores logren ponderar para salir de los ciclos de “resistencia” y tomar una actitud “ofensiva”.