Las movilizaciones en el marco de un nuevo aniversario por el día internacional de los trabajadores estuvieron marcadas por reivindicaciones básicas de la subsistencia como: mejores ingresos para vivir, contra las legislaciones laborales regresivas y por mejores sistemas de jubilaciones expresando que en estas condiciones de precarización ya no se puede vivir.
Ante ellas, la fuerza de los poderosos se hizo sentir desplegando en las calles armamento policial para reprimir y dispersar las protestas. No es casualidad que las demandas planteadas en la actualidad recuerden la situación que dió origen a esta fecha cuando los trabajadores decidieron rebelarse ante la prepotencia de quienes los utilizaban como material de descarte.
El conflicto actual se agudiza por la creciente competencia entre fracciones de capital que pelean buscando imponer sus programas. Estos grupos realizan maniobras en los territorios para apropiarse de los recursos y convertirnos definitivamente en colonias. En el país, la paradoja de la aprobación de la Ley de Bases a sólo unas horas del Día de los Trabajadores así lo confirma.
Por un lado, extranjerización de la economía, otorgando mejoras fiscales e impositivas a grandes grupos económicos permitiéndoles el saqueo desmedido. Por otro, estrujando a los trabajadores a más no poder, aprobando una reforma laboral que se justifica bajo las pomposas palabras de la “modernización” o la “creación de empleo registrado”, entre otras.
Por delante se avecina el paro general convocado por las centrales obreras, como así también el llamado “Pacto de Mayo” que buscará ponerle un moño al régimen de los ganadores. La situación apremia, y en nuestras acciones está la oportunidad de definir si serán o no, tiempos de lucha. Es el momento de recuperar aquello que nos pertenece.