Las internas de la élite global por ordenar la casa (blanca) marcan el futuro incierto de un mundo en plena guerra.
El 5 de noviembre tendrán lugar las elecciones presidenciales que definirán quién ocupará la Oficina Oval por los próximos cuatro años. Entre los candidatos que disputan la contienda electoral se encuentran, por un lado, el binomio Donald Trump-James David Vance (Partido Republicano) y, por el otro, Kamala Harris- Tim Walz (Partido Demócrata).
Con ese contexto, julio estuvo marcado por múltiples operaciones en la coyuntura electoral, lo que muestra el estado de conflicto entre fuerzas que intentan marcar lo que será la agenda hacia delante de la economía más poderosa del mundo.
Caso concreto fue el intento de asesinato del candidato Donald Trump el pasado 13 de julio durante un acto en el estado de Pennsylvania. “Me dispararon con una bala que atravesó la parte superior de mi oreja derecha”. “Es increíble que algo así pueda ocurrir en nuestro país”, había declarado Trump.
Por el lado de los democratas, se acrecentaron los conflictos para la definición del candidato luego de que Joe Biden fuera ampliamente criticado por su estado “senil” hasta que, luego de bajarse de la candidatura, el pasado 5 de agosto el 99% de los delegados demócratas definieron a la actual vicepresidenta como candidata del partido.
Trasfondo electoral
El escenario de conflicto entre las clases dominantes se agudiza presionando cada vez más sobre la resolución electoral. Esta no es una elección más, puesto que el contexto dónde se desarrolla la competencia tiene como trasfondo las marcas que la guerra está dejando en el orden mundial. Aquello que a diario se presenta como noticia cotidiana y mera coyuntura es la forma por la cual se expresa el estado de conflicto entre las élites por el diseño de una nueva arquitectura global.
Entre las más recientes podemos encontrar la pandemia del Covid-19 que desató una profunda discusión acerca de la “debilidad” de las cadenas globales de valor- comúnmente denominadas “cadenas de suministro”- de sectores comerciales de Estados Unidos; los actuales frentes de batalla en Europa con la guerra entre Ucrania-Rusia que advierte un creciente retroceso del poderío de la OTAN y un avance ruso en la frontera europea y el conflicto en Oriente Medio que arrastra a Estados Unidos a participar directamente.
En la misma sintonía está latente la expansión de los acuerdos comerciales de China con el mundo, expresados en la expansión de los acuerdos de la Franja y Ruta de la Seda, y aparición de bloques multilaterales como BRICS, la ASEAN, la Organización de Cooperación de Shanghái, el acercamiento entre Arabia Saudí e Irán con mediación de China, incluso la proliferación de acuerdos comerciales en monedas paralelas al dólar.
El Valle del Silicio y Wall Street en la contienda
Empresas de los sectores tecnológicos y financieros necesitan asegurar estabilidad para sus negocios en el “país de la democracia” y Trump está leyendo esa situación. Muestra de esto fue la participación a finales de julio en la conferencia Bitcoin 2024 de Nashville.
Durante su intervención, Trump prometió convertir Estados Unidos en “la capital cripto del planeta y la superpotencia mundial del bitcoin” al crear una reserva nacional en esa moneda y despedir al presidente de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (la SEC), Gary Gensler, quien ha reconocido su posición de regulación de activos cripto. Además acusó a Kamala Harris de emprender una “cruzada contra el Bitcoin” y advirtió que si Estados Unidos no toma la delantera, China y otros países lo harán.
Otra acción en ese sentido fue sumar a Vance como candidato de fórmula quien trabajó como director del fondo de capital de riesgo Mithril Capital, entre 2016 y 2017, propiedad de Peter Thiel, co-fundador de la plataforma Palantir (inteligencia artificial para seguridad), y PayPal (plataforma de pagos) junto a Elon Musk, empresario magnate de Tesla, SpaceX, la red social X -anteriormente Twitter-, entre otras y embarcado de lleno en la campaña a favor de Trump.
Vance advirtió que el problema que enfrentan las startups de pequeña escala en el marco de la carrera por el dominio de la inteligencia artificial debido a que empresas del complejo tecnológico, como Google, Amazon o Apple, están tomando la delantera, obstruyendo la competencia al absorber proyectos de menor escala.
“Muy a menudo los directores generales, especialmente de las grandes empresas tecnológicas que creo que ya tienen posiciones ventajosas en la IA, vienen y hablan de los terribles peligros para la seguridad de esta nueva tecnología y de cómo el Congreso tiene que regular lo antes posible. Y no puedo evitar preocuparme de que si hacemos algo bajo la presión de los actuales titulares, será en beneficio de esos titulares y no en beneficio del consumidor estadounidense”, sostuvo Vance en una comisión sobre privacidad e IA en la Cámara de Representantes.
El hijo de George Soros (Fundación Open Society), a cargo del emporio familiar, también ha tomado partida en la contienda electoral. Alexander Soros, durante un encuentro reciente de la candidatura de Harris por los demócratas, sostuvo: “Es hora de que todos nos unamos en torno a Kamala Harris y derrotemos a Donald Trump. Ella es la mejor y más calificada candidata que tenemos. ¡Viva el sueño americano!”.
It’s time for us all to unite around Kamala Harris and beat Donald Trump. She is the best and most qualified candidate we have. Long live the American Dream! 🇺🇸 🗽 #Harris2024 pic.twitter.com/KG09YnWHZK
— Alex Soros (@AlexanderSoros) July 21, 2024
Elon Musk había considerado anteriormente que George Soros “odia fundamentalmente a la humanidad”. Está haciendo cosas que erosionan el tejido de la civilización”. Desde su punto de vista “Soros se dio cuenta de que en realidad no es necesario cambiar las leyes, solo hay que cambiar la forma en que se aplican”.
Según la revista Forbes, “no está claro cuáles serían las políticas de Harris hacia los bancos, dado su escaso historial en la materia, pero los analistas siguen esperando que Donald Trump sea mucho más amigable con las firmas financieras”.
A su vez destacan que “los estrategas de UBS dirigidos por Jonathan Golub identificaron al sector financiero como el grupo que «más debería beneficiarse de una victoria de Trump», lo que se debe a la promesa del expresidente de liberar a Wall Street de «regulaciones onerosas»”. En ese reporte destacaron que “los estrategas de Morgan Stanley dirigidos por Michael Wilson también identificaron las acciones bancarias como uno de los principales ganadores potenciales de una victoria de Trump”.
Guerra y recesión
Otro punto de diferencia marcado en las elecciones fue la política exterior y los conflictos militares. Según Trump la administración Biden solo ha fortalecido las posiciones de sus adversarios en la guerra. Cuando asuma “acabaré con todas y cada una de las crisis internacionales que la actual administración ha creado”, aseveró. Trump señaló al respecto que anteriormente Irán no tenía dinero, “estaban arruinados”, y ahora posee 250.000 millones de dólares, indicando que “los ha ganado todos en los últimos dos años y medio”.
A contramano de sus declaraciones, dos días previos al atentado, la OTAN se había reunido en Estados Unidos durante su cumbre anual. Las disposiciones del evento reforzaron la continuidad de los frentes bélicos abiertos, y fueron ratificados al anunciar que se destinarán al menos 40.000 millones de euros para el próximo año “para que Ucrania gane” a Rusia.
El fondo de inversión BlackRock pareciera montarse por encima del conflicto electoral por uno u otro candidato ya que esta empresa de empresas ha generado cuantiosas ganancias con la guerra en Ucrania. De hecho en mayo del año pasado el gobierno de Ucrania la designó como entidad asesora para impulsar la reconstrucción del país una vez concluya la guerra. Por otro lado, recientemente han adoptado públicamente otra posición frente a las criptomonedas. De hecho en julio pasado calificó a Bitcoin como “oro digital”.
Actores emergentes del último siglo como fondos comunes de inversión, empresas “high-techs”, criptomonedas, mercados de derivados y firmas de base tecnológica, entre otras, marcan su presencia en la agenda electoral estadounidense en el marco de la actual revolución tecnológica que tiene como fenómeno disruptivo la inteligencia artificial. Es por ello que en el actual nudo del conflicto, Silicon Valley y Wall Street están pujando por organizar la casa de la manera más ordenada posible a sus intereses. Los candidatos son sólo nombres.