Sectores de la finanzas subidos a la “bicicleta financiera” se presentan como los ganadores del modelo de gobierno. Otras fracciones comienzan a reclamar por una devaluación.
Mientras el gobierno se embandera en defender el achique estatal y celebrar el superávit fiscal, desde la asunción de la gestión a la actualidad fueron reducidas las transferencias de recursos a educación, salud y trabajo.
En paralelo, el ítem que ordenó la política fue la transferencia de recursos al capital. Por medio de una ingeniería económica, los sectores financieros obtuvieron cuantiosas ganancias resultando en los grandes ganadores del “combate a la casta”.
En este marco, la puja por determinar el precio del dólar como moneda de referencia marca el pulso del conflicto entre fracciones de clases. Al estar subordinada la economía nacional al mercado mundial, cualquier producto a comercializar como alimentos, energía, petróleo, litio, etc., tiene como referencia los mercados globales. Sumado a la necesidad del Estado de obtener dólares para girarlos como pagos de la deuda.
Una canilla que se abrió
El 28 de junio de este año, a través de una conferencia de prensa, el ministro de Economía, Luis Caputo y el presidente del Banco Central (BCRA), Santiago Bausili, anunciaban el inicio de la segunda fase del plan económico del gobierno.
En ese marco, los funcionarios expresaron que el plan se centraba “esencialmente en cerrar la segunda canilla de emisión”, al referirse al pago de los intereses que el BCRA hacía ante los bancos por las letras de liquidez (Leliq).
La solución para “sanear” el balance del BCRA, fue el traspaso de deuda del Central a deuda del Tesoro, osea que ahora la deuda pasó a ser del Estado. ¿Y cómo se iba a modificar el esquema de pagos? Con más austeridad, es decir, achicando el “déficit fiscal”.
Además, se anunció que para controlar el mercado local de pesos, buscando “fortalecer” la moneda frente al dólar, se iba a volver a aquel un bien escaso, complementando la fase con una devaluación controlada del 2% (crawling peg).
Entonces, los pequeños y medianos ahorristas deberían sacar sus dólares “debajo del colchón”, como se suele expresar, para cambiarlos por pesos y hacer frente a sus gastos domésticos o comerciales. Así, el Central acumularía reservas para hacer frente al pago de la deuda con organismos internacionales como el FMI.
Con una inflación en descenso y tasas de interés en pesos que rinden muy por encima de la devaluación, se volvió a un viejo y conocido esquema de ganancias rápidas: la “bicicleta financiera” (carry trade, como se denomina en la jerga financiera).
Subidos a la bicicleta
En una nota publicada en El País se describe la operación de la siguiente manera: “Si usted es argentino y puede ahorrar, seguramente lo hará en dólares. Imagine ahora que el Gobierno le dice que depreciará el peso a razón de 2% por mes. Y que si tiene pesos que le sobran le pagará entre 4% y 5% de interés cada 30 días. Su asesor financiero le recomendará entonces una operación muy simple: que cambie sus dólares por pesos, compre con esos pesos bonos o póngalos a plazo fijo y, terminado el mes, vuelva a comprar dólares. La diferencia entre la depreciación del peso que le prometió el Estado y la tasa de interés que recibió determinará la cantidad de dólares que habrá ganado al final del ciclo”.
Según la consultora EcoGo, de octubre de 2023 a esta parte las ganancias del “carry trade” con instrumentos a tasa fija acumulan 155,7% medidas al dólar CCL.
En diálogo con Radio Rivadavia, Marina Dal Poggetto directora de la consultora EcoGo, explicó que “la novedad es que los dólares del blanqueo empiezan a refinanciar al sector privado y eso permite que el BCRA, que no estaba comprando dólares desde junio, empiece a comprar”. Pero “cómo empalmas con un esquema en que el tipo de cambio empieza a generar problemas de competitividad”, “es una fiesta mientras todo se mantenga quieto”, sentenció Dal Poggetto.
Cuestionamientos
“Veníamos recorriendo Río Cuarto hasta aquí, toda una enorme zona productiva del agro, y vimos muchas silobolsas (…) hay gente que todavía no liquidó”, fueron las palabras utilizadas por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, en un acto en La Carlota con motivo de la inauguración del gasoducto La Carlota-Tío Pujio y la habilitación de la reversión del gasoducto del norte.
La expresión deslizada augura el clima de época, el conflicto latente entre quienes aún siguen de fiesta con la “bicicleta” y se benefician del dólar anclado, y de exportadores que “pierden competitividad” y pretenden un dólar más alto para liquidar cosechas.
Rápidamente, la Mesa de Enlace de Córdoba conformada por las principales asociaciones agropecuarias publicó una comunicación en respuesta a Francos.
“Hoy el Jefe de Gabinete de Ministros estuvo en Córdoba al pasar, en un acto que no tenía vínculo con el sector, y cuando hizo alusión a la riqueza, hizo referencia a que existen granos almacenados en los campos, que están pendientes de liquidación. Habló de los silobolsas y nos hizo volver a esos tiempos y modos que su Gobierno dice haber venido a desterrar”, comienza la comunicación.
“Pensamos que con un Gobierno que se autodenomina libertario, no era necesario justificar cómo usamos nuestra propiedad (…) Creímos que de eso se trataba el respeto irrestricto de la propiedad privada (…) pero vemos que no”. “Nosotros tenemos que vender nuestros productos cuando el Gobierno de turno quiere y al precio que decide, por supuesto como desde hace 20 años, a un precio disminuido por los derechos de exportación”, exclamaron los ruralistas.
A su vez, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Carlos Castagnani, durante una Exposición Rural de Trenque Lauquen, habló de “la elevada presión fiscal, cercana al 70%, que está dejando sin rentabilidad a muchos productores”.
“Es imperioso que el Gobierno reconsidere el cepo cambiario y piense en un cronograma de reducción de retenciones. No podemos seguir soportando una presión fiscal asfixiante que pone en riesgo la producción. El cepo y las retenciones nos están dejando sin competitividad”, exclamó Castagnani.
Otro de los pesos pesados del sector industrial que habló fue el CEO de Techint, Paolo Rocca, quién consideró: “La cancha no está equilibrada. Nuestra industria no logra competir con China. Hace falta que la política de los Estados nos apoyen”.
Necesitamos “la reducción de la carga tributaria, un tipo de cambio que refleje la productividad de factores y no los flujos de capital de corto plazo”, en referencia a los mecanismos actuales de entrada y salida de capitales financieros.
El grupo Techint es líder en exportación de gas natural licuado (GNL), tubos de acero sin costura -especialmente diseñados para la producción hidrocarburífera-, y acero.
Financieros al poder
Desde los primeros gritos del Milei, cuando aún continuaba de campaña, y exclamaba: ¡dolarización!, ¡el peso es excremento!, al actual: “vamos a una competencia de monedas” y, “estamos fortaleciendo el peso”, ¿qué fue lo que ocurrió?
El cambio de posición expresa que el presidente no se mueve como un actor independiente que tiene peso propio, sino que este es el garante de aquellas fracciones que logran imponer su política en el Estado.
Detrás de estas políticas anidan los sectores económicos y las luchas que libran por imponer un régimen de valorización que los beneficie.
Esta condición de lucha por los recursos derrumba por completo las ideas que sostienen que el gobierno se encarrila sin un plan. El programa de gobierno de los sectores financieros se está imponiendo frente al conjunto de las demás fracciones.