Con las tensiones electorales en aumento, el Gobierno rasca la olla en busca de divisas para apuntalar la salida del cepo cambiario, medida reclamada por el JP Morgan, Morgan Stanley y Bank of America.
“De las restricciones cambiarias se va a salir cuando las 3 condiciones que nos hemos planteado estén dadas, como siempre hemos dicho con el presidente. No es un tema de fechas”, indicó recientemente el ministro Caputo en su cuenta de X.
Sin embargo, el presidente Milei declaró la semana pasada que “sin la ayuda del Fondo, el 1 de enero de 2026 el cepo va a dejar de existir. Ahora, si hay desembolso del Fondo, podemos hacerlo más rápido”.
La salida del “cepo cambiario” establecidas con el objetivo de proteger las reservas del Banco Central (BCRA) y evitar una devaluación del peso, representa el principal reclamo de los sectores empresarios para poder girar libremente los dividendos a sus casas matrices.
Para el Gobierno, la eliminación del control de capitales fue presentada como la tercera etapa del plan de estabilización. “Va a ser una etapa de crecimiento. No nos hemos fijado una fecha, sino parámetros de orden macroeconómico”, reiteró el ministro de Economía, en lo que por entonces fue el anuncio de la segunda etapa, tras la reciente firma del Pacto de Mayo, en la cual se planteó el cierre de la emisión monetaria del BCRA, a través del reemplazo de los pasivos remunerados del Central por pasivos del Tesoro.

El jueves pasado en una entrevista con La Nación, Luis Caputo recordó una vez más las condiciones económicas necesarias para adoptar la medida: “que la inflación converja al nivel del ‘crawl’ [devaluación controlada, hoy al 1%], que la demanda de dinero absorba el excedente monetario que heredamos del gobierno anterior y la tercera, que podamos recapitalizar el Banco Central”.
No llores por mí, FMI
En la búsqueda del tercer punto, el financiamiento, el ministro lideró las recientes reuniones que sostuvo el Gobierno con la misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), con el objetivo de acelerar un acuerdo por un nuevo endeudamiento con el organismo.
El jueves, la vocera del Fondo, Julie Kosack, brindó su habitual conferencia de prensa semanal donde también evitó dar precisiones sobre las negociaciones. “Continúan las conversaciones constructivas y frecuentes, y brindaremos más detalles sobre los próximos pasos cuando los tengamos”, aseguró.

Paralelamente, los funcionarios relativizan la importancia del acuerdo. “Tenemos la convicción de que, para que a la Argentina le vaya bien, depende solo de Argentina”, dijo Milei a LN+. “Tampoco implica que una vez hecho el acuerdo se sale de las restricciones cambiarias al día siguiente”, dijo al mismo medio el ministro Caputo.
Para Alejandro Werner, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, el país no tiene otra alternativa: “No firmar un nuevo acuerdo colocaría a Argentina en una situación financiera muy delicada, ya que el servicio de su deuda con el FMI y otras instituciones financieras internacionales en 2025 asciende a cerca de 8.000 millones de dólares, una suma que los participantes del mercado probablemente no estarían dispuestos a prestar”.
Las estimaciones indican que los desembolsos del FMI rondarian los 10.000 millones de dólares, de la mano de, en palabras de la vocera Kosack, la exigencia del cumplimiento de “un conjunto coherente de políticas fiscales, monetarias y cambiarias”.
En 2024, el stock de deuda bruta (en pesos y divisas) medido en dólares aumentó de 370.664 millones a 466.686 millones.
La variable que tensiona las posiciones entre el Gobierno y el FMI es el calendario electoral. La gestión negocia por sostener el cepo hasta las legislativas de octubre, con el objetivo de evitar las consecuencias de la liberación cambiaria de cara a la elección: el salto devaluatorio, una disparada de la inflación y otro golpe al debilitado poder adquisitivo.
El juego de los sectores
JP Morgan, Morgan Stanley y Bank of America, las entidades financieras de origen estadounidense, condicionaron a la salida del cepo la posibilidad de que Argentina recupere su estatus de Mercado Emergente en el índice MSCI (ponderador estadounidense de fondos de inversión) en los próximos dos o tres años. Actualmente, el país figura en la categoría Mercado Independiente (Standalone Market), lo que representaría una menor capacidad de atraer flujos de inversión extranjera.
Por otro lado, el Gobierno, mientras negocia la obtención de fondos con el FMI, anunció la reducción temporal de las retenciones a la producción agrícola buscando incentivar la exportación del sector para reforzar las reservas de dólares.
Sin embargo, la liquidación de divisas del agro cayó a la mitad en comparación con la semana anterior al anuncio oficial. Según estimaciones de la consultora Portfolio Personal Inversiones (PPI), la liquidación promedio del sector fue de 54 millones de dólares, mientras que la semana anterior a la medida fue de 117 millones.
En ese marco, el pasado jueves el Gobierno convocó a la Mesa de Enlace en el Palacio de Hacienda para instar a los productores a aprovechar la medida. Caputo deslizó que, en caso de que mejoren las cuentas, podría impulsar otras reducciones que afectan al sector, como el impuesto al cheque.
Por otro lado, el arco empresarial nacional se posicionó a favor del llamado del ministro a las provincias y municipios para que se sumen “al esfuerzo que están haciendo todos los argentinos” reduciendo Ingresos Brutos y tasas municipales. Apoyaron a Caputo con comunicaciones el Grupo de los Seis (ADEBA, CAMARCO, CAC, SRA y UIA), cámaras bancarias (ABA, Adeba, Abappra y ABE), Mercado Libre, Cámara Argentina Fintech, y supermercados (CAS, ASU y FASA), entre otros.