Luego de una cumbre en Suiza, los países redujeron los aranceles mutuos para “relajar” los flujos comerciales. En paralelo, EE.UU. firmó un acuerdo con Reino Unido.
La semana pasada funcionarios del gobierno de China y de Estados Unidos se dieron cita en la ciudad de Ginebra, Suiza, para acordar una baja en los aranceles y entablar conversaciones en lo que serán las negociaciones comerciales a futuro.
Como consecuencia del encuentro Estados Unidos reducirá los impuestos sobre productos chinos del 145% al 30% mientras que China disminuirá del 120% al 10% a los productos provenientes desde EE.UU.
He Lifeng, viceprimer ministro y jefe negociador de China en Ginebra, caracterizó el encuentro como “sincero, profundo y constructivo”, al anunciar que “ambas partes han llegado a un acuerdo sobre el establecimiento de un mecanismo de consulta económica y comercial”.
Por su parte, en una conferencia de prensa realizada por los norteamericanos, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el embajador comercial Jamieson Greer precisaron detalles del encuentro.

Según Greer, “Estados Unidos tiene un enorme déficit comercial de 1,2 billones de dólares, por lo que el presidente declaró una emergencia nacional e impuso aranceles”. El embajador añadió que el pacto “ayudará a resolver esa emergencia nacional”.
Donald Trump, presidente de EE.UU., anticipó que “tenemos los contornos de un acuerdo muy fuerte con China. Pero la parte más emocionante del acuerdo es la apertura de China a las empresas estadounidenses”.
Bilateral con Reino Unido
De manera paralela, los gobiernos de EE.UU. y del Reino Unido, alcanzaron un acuerdo comercial de forma bilateral. El mismo fue anunciado a través de una conferencia de prensa desde el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Desde su oficina, Trump sostuvo que “con este acuerdo, el Reino Unido se une a Estados Unidos para afirmar el principio de proximidad y equidad”. Por su parte, Keir Starmer, primer ministro del Reino Unido participó de manera remota de los anuncios.

Concretamente, el acuerdo permite ampliar el acceso de productos agrícolas estadounidenses al mercado del Reino Unido beneficiando a agricultores, ganaderos y productores estadounidenses de etanol.
Según detalló Howard Lutnick, secretario de Comercio de Estados Unidos, los EE.UU. reducirán de 25% a 10% el gravamen que aplicaban a los automóviles británicos para una cuota de 100.000 coches. También habrá exenciones para componentes aeroespaciales británicos a cambio de que British Airways encargue 30 aviones Boeing 787 Dreamliner.
“Fabricamos 16 millones de coches al año (en EE UU). Esto representa solo 0,6%, pero para los fabricantes de automóviles del Reino Unido, esto representa decenas de miles de empleos que el presidente Trump se ha comprometido a proteger”, graficó Lutnick.