Los bancos están sentados en posición de autoridad determinando el preció del dólar y del salario. Mientras, el FMI pide ajuste y privatizaciones para cobrar los créditos otorgados.
La coyuntura económica baila al ritmo del endeudamiento del Estado. En ese contexto, el poder de los bancos sobre el contexto económico se hizo sentir en las últimas semanas generando presión sobre el dólar que aumentó $60 y finalizó julio con una suba del 13%.
El conflicto se abrió luego de que el Gobierno dispuso que no continuaría con la renovación de las Letras de Liquidez Fiscal (LEFIs), que contaban con la posibilidad de renovación diaria. A cambio les ofreció otro instrumento en pesos, las LECAPs (Letras Capitalizables) que lo harían cada 15 días.
A los bancos no les cerró la propuesta del Gobierno por ver arriesgada la extensión de los plazos en pesos ante el riesgo de quedar atrapados por una posible devaluación.
En 2002 surgieron como Letras del Banco Central (LEBAC), en 2018 fueron reemplazadas por la Letra de Liquidez del Banco Central (LELIQs), bajo la presidencia de Federico Sturzenegger en el BCRA. En 2024, la gestión de Javier Milei dejó de licitar Leliqs y concentró todos los pasivos remunerados en los Pases pasivos migrando la deuda del BCRA con los bancos al Tesoro de la Nación y allí surgieron las Letras de Liquidez Fiscal (LEFIs).
De hecho, en una carta enviada por las cuatro entidades bancarias (ABA, Adeba, ABE y Abappra) al Banco Central y al Ministerio de Economía, a mitad de julio, le habían solicitando que el BCRA mantenga una ventana de liquidez de corto plazo que no se agote en las LECAPs.
Según expresaron, las LEFIs además presentaban ventajas al tener “mayor flexibilidad que otros títulos públicos al estar exceptuados de los límites establecidos por el BCRA para la exposición al sector público”. Es decir, un menor control sobre las inversiones de los bancos en instrumentos emitidos por el Estado.
El nuevo aumento en las tasas de interés para “frenar la inflación” genera mayores retornos para el sector financiero. Desde el BCRA también ofrecen mejores condiciones para liquidar saldos exportables. El pasado jueves el directorio del Banco Central llevó adelante un nuevo aumento de las tasas de interés de política monetaria. De esta manera las […]
Algunas señales previas que justificaban el “temor” de los bancos por una eventual devaluación fueron las ventas de dólares a futuro (en el mercado spot) que el propio BCRA ejecutó para controlar el precio de la divisa.
Esta operación implicó una compra neta en mayo por un monto de 1.537 millones de dólares, prácticamente el 75% de los ingresos del nuevo desembolso del FMI.
Cuestión de fuerza
La presión ejercida por el sector financiero en la política económica se reflejó luego de que los bancos decidieron no renovar una porción de las LECAPs que emite mensualmente la secretaría de Finanzas.
En la licitación del martes 29 de julio, cuando Finanzas se predisponía a rollear los vencimiento de deuda (patear hacia adelante) por $11,8 billones de pesos, logró renovar sólo un 75%.
Con las LECAPs los bancos reciben una ganancia por “prestarle” este dinero al Estado proveniente, por ejemplo, de los propios depósitos que realizan sus clientes a través de plazos fijos. Mediante ese mecanismo, el Estado conseguía que no utilizaran esa liquidez de pesos para presionar sobre el precio del dólar en caso de intentar comprarlos.
Para hacer atractivo el paquete de deuda, y motivar a los bancos a quedarse en pesos, la secretaría de Finanzas llegó a convalidar tasas de interés del 65% anual, cuando la del BCRA se encuentra en 37,15%.
Tras la disparada del dólar, el BCRA decidió elevar el encaje bancario del 30 al 40% para depósitos en pesos elevando así en 10 puntos porcentuales el monto de liquidez mínimo que los bancos deben tener en sus cuentas corrientes como resguardo de los préstamos que otorgan.
Anteriormente ya lo había hecho con los fondos money market, que son básicamente fondos comunes de inversión que invierten gran masa de liquidez en instrumentos de renta fija a corto plazo.
Negocios seguros
Esa “pequeña” jugada financiera mostró el poder de fuego que tienen estos actores quienes decidieron que esos pesos no se renueven y, en paralelo, se produjo una apreciación del dólar. En este contexto se juega la paritaria del conjunto de los trabajadores.
De hecho, unos números que permiten graficar de manera rápida la diferencia de prioridades, resulta de mirar el precio que se fijó por el salario para algunos sectores del trabajo y el beneficio otorgado a los bancos.
Mientras el Gobierno les otorgó un aumento hasta noviembre del 1,3% mensual a los empleados públicos y trabajadores de las universidades, a los bancos se les ofreció tasas de interés por 4,5% mensual sólo por mantener quietos los pesos.

Mientras las cuentas cierren
En este contexto también están las presiones de los organismos, como acreedores de la deuda, que luchan por definir la política.
De esa manera, el FMI otorgó otros 2.000 millones de dólares provenientes del acuerdo firmado en abril que estaban sujetos a la aprobación de la revisión técnica. A lo cual se suman 1.300 millones de dólares aportados por el BID, y otros 200 millones de dólares del Banco Mundial.
Es decir, el crecimiento de reservas del Banco Central sube a condición de más créditos, ósea más deuda.
El Gobierno contrajo nueva deuda por 1500 millones de dólares con organismos internacionales. Mientras tanto paga mensualmente intereses de deuda por el equivalente al aumento del bono a jubilados.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que los vencimientos para el periodo de julio a diciembre en moneda local se estiman en $103.163.759 millones y en moneda extranjera en USD 8.775 millones.
Junto al desembolso el FMI publicó su reporte financiero (Staff Report) en el que analiza las condiciones del crédito. En el documento celebran el ajuste realizado el cual consideran necesario sostener aunque aún esperan que se cumplan con las metas de acumulación de reservas.
De “cara al futuro, la acumulación de reservas también se verá respaldada por la privatización y la venta de activos y concesiones, así como por el apoyo continuo de otros acreedores oficiales”, sumado a un programa de reformas tributaria, fiscal y laboral.
Además, desde el FMI consideran que “la remonetización en curso seguirá siendo facilitada por el proceso de desinflación y respaldada por condiciones monetarias restrictivas”.
Este último señalamiento resulta bastante ilustrativo para mostrar cómo la foto que se vende sobre la lucha contra la inflación tiene más que ver con el programa de estabilidad exigido por los acreedores extranjeros que para cuidar el bolsillo de las personas.
Desde el Estado se promovió una arquitectura financiera que posibilitó hacer negocios con la bicicleta financiera. Ante la escasez de dólares algunos comienzan a retirarse del negocio.