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Debates en torno a la Renta Universal

26-08-2020
en Entrevistas

En el marco de la discusión sobre la renta universal, anteayer el ministro de Desarrollo Social, rechazó la posibilidad de que Argentina avance hacia este nuevo esquema por condiciones fiscales. Conversaciones con algunos referentes en el tema.

Durante una entrevista al diario La Nación, Daniel Arroyo dijo que “la Argentina no tiene condiciones fiscales en este momento para llevar adelante un ingreso universal”. “La salida de la política social tiene que estar en el plan Potenciar Trabajo, en el ingreso de base para quienes no lo tienen y en la urbanización para 4000 barrios populares, que es una política a diez años”.

Según Arroyo “debe haber un ingreso de base asociado a trabajar, a capacitarse en oficios y a terminar la secundaria”. “Un ingreso de base que vincule con el empleo y articule lo informal con lo formal”. Arroyo destacó que la idea de esos planes laborales apunta a un “salto de calidad” en relación a que “la persona que tiene un plan social, manteniendo ese plan, dé un salto hacia el empleo”. 

Conversamos con algunos referentes en la temática, que analizan desde su perspectiva por donde discurre la discusión acerca de la renta universal.

Julio Fuentes, presidente de CLATE (Confederación Latinoamericana de Trabajadores Estatales)

Julio, está en debate actualmente la posibilidad de que los Estados asistan con un ingreso económico, algo así como una renta universal, que si bien algo se ha conversado en Argentina, aún no tiene una forma concreta. Qué opinión tenes al respecto?

Este es un tema que ha surgido en los últimos tiempos o se ha puesto otra vez en debate, en superficie. Es un tema anterior, son propuestas inclusive que no provienen de los sectores del pensamiento popular sino que provienen de los sectores del pensamiento neoliberal.

Esto de crear una renta universal que la gente perciba un monto de dinero que le permita comprar, adquirir, incorporar, es mecanismo de consumo de la sociedad capitalista. Otra cosa es lo que ha surgido ahora en el marco de la pandemia, y con la decisión correcta a mi entender del confinamiento como única herramienta para poder enfrentar este virus, sin duda aparece la necesidad de un Estado que sea distribuidor y garante de ingresos mínimos a toda la población afectada por una paralización económica. Entonces, esa medida debe estar acompañada por la asistencia inmediata a los sectores más vulnerables que no van a cobrar su salario a fin de mes.

Yo particularmente tengo mis reparos, “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”, cuando uno escucha decir que va a haber una renta universal… Si no pueden pagar el 82% móvil, si no pudimos hacer que la asignación por hijo sea universal verdaderamente, bueno… no me imagino como va a ser lo otro, de donde va a salir el dinero, si nosotros sabemos que los servicios de salud y educación que deberían ser universales tampoco lo son.

Claro, entonces ahí hay un tema para abordar. ¿De dónde van a salir los recursos?

Este es uno de los debates en los cuales tenemos que entrar, cual es la política tributaria de nuestro país y de todo nuestros países. Si seguimos con paraísos fiscales, con Estados cómplices de los grandes evasores que se llevan el dinero. Hemos visto el caso de estos estafadores de Vicentin que realmente han saqueado a nuestro país, han evadido han transferido recursos al exterior, es decir, ¿quien va a controlar? ¿como tenemos un Estado que sea capaz de controlar y que sea capaz de garantizar cuestiones anteriores?

Entonces, hay ciertos puntos que son necesarios abordar en este debate.

Y animarnos también a discutir. Tengo esa sensación de que nos están cambiando el eje de discusión y nos están trampeando. Cuando nos hablan de renta universal yo estoy de acuerdo, todo lo que sea distribuir riqueza me parece bien. Pero también hay que ponernos a discutir de qué riqueza vamos a distribuir. Si es distribuir los fondos del ANSES, que es de los jubilados, la verdad que ser socialista con la plata de otros es bárbaro (ironiza). Si para poder sostener determinadas cosas no le vamos a poder pagar a los jubilados una actualización racional, bueno, entonces eso no sirve. Entonces es clave discutir de dónde salen los recursos.

¿Dónde se centra entonces el eje?

En la crisis que tenemos y que estamos padeciendo en el mundo, que por cierto es una crisis de sobreproducción de productos, es decir, la tecnología hoy permite llegar a niveles de producción de productos que nadie consume. 

Tenemos una crisis de un sistema financiero que pasa a ser lo más rentable en actividad, que es no productivo. Me parece que estas son las cosas que hay que discutir.

Se van a cumplir 100 años de la semana de jornada laboral entre 44 y 48hs, y hay que poner eso a discusión. Yo me inclino más porque haya trabajo y se distribuyan las horas de trabajo, y esto implica discutir la reducción de la jornada. No puede seguir trabajando 8 y 12 horas como se trabaja en nuestros países, con el nivel tecnológico que tenemos. Sin dudas la jornada laboral se debe bajar, eso implicaría mas puestos de trabajo.

A modo de síntesis Julio, cuál es la posición frente a la RBU

Estoy en términos generales de acuerdo con que haya renta universal. La RU no es un monto de dinero. La RU es que debe haber una garantía de justicia social y esos son varios aspectos que hay que tener en cuenta.

Los fondos tienen que salir del que más tiene, más paga. Esto es así y no puede ser de otra manera. Salvo en nuestros países donde el que más tiene menos paga, y el que más tiene evade. 

En el mismo sentido, mantuvimos un diálogo con Enrique Martinez, ex director del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) y miembro de la Instituto para la Producción Popular (IPP).

En relación a la mirada sobre la Renta Básica Universal, ¿Cúal es el debate que vienen proponiendo desde el IPP?

Nosotros pensamos que hay dos planos: uno, el de la atención sistemática de las enormes necesidades básicas e insatisfechas que hay distribuidas por la Argentina porque la economía no se ha desarrollado en base a atención de necesidades  sino en base a la generación de negocios.

Nosotros creemos que puede haber una nueva manera de que el Estado se involucre, distinta de poner impuestos o subsidiar, en cambio es la de actuar como un capitalista social, que no procura maximizar beneficios sino maximizar la atención de necesidades de la comunidad. Ese es el primer plano de generación de trabajo.

Como la meta debería ser pleno empleo, ahí en realidad hemos aprendido de algunos sostenedores de la teoría monetaria moderna que está en este momento en plena discusión en el mundo desarrollado que el Estado puede asumirse como último empleador en una faceta que genéricamente podríamos llamar cuidado. Pero no solo cuidado de las personas, sino también agregaría el cuidado de la infraestructura y del ambiente.

La lógica es que el grueso de la gente que está desempleada, o subempleada, o que en realidad quiere tener un horizonte distinto debería tener posibilidades de una expansión que señalaba en el paquete que mencionaba anteriormente.

Recientemente se presentó un plan de re-activación productiva y de empleo bautizado “Plan Marshall Criollo”, ¿Tenes una posición acerca de esta iniciativa?

El último programa que generó la asociación política de algunos sindicatos y la UTEP, que llevan el plan marshall criollo, en definitiva pone como meta y uno siempre pone números [..] solo 170.000 puestos de trabajos estables, que es la mitad del aumento por año de fuerza de trabajo y 4 millones de puestos de trabajo que cuando miras en detalle son trabajos sociales, de $10.000 y 60 horas mensuales de compromiso. O sea es un subsidio ampliado para el trabajo, no es un trabajo de productividad razonable. Los trabajos estables que ese programa emplea, aun con el esfuerzo que han puesto las organizaciones sociales, y las cosas destacables que tiene el proyecto dentro son apenas 170.000, que siguen encarando desde la mirada de los que hoy están excluidos, mejorando su condición. Nosotros lo pensamos atendiendo la necesidad de toda la comunidad que está pendiente de atención.

En relación al Estado Capitalista Social que mencionas, cuando el Estado trata de avanzar, supongamos, en el sector agroexportador, existe un conjunto de actores que no permiten que lo realice, por un desequilibrio de fuerzas políticas. En este sentido, si el Estado busca avanzar tiene que haber una alteración de la dimensión política.

Antes debe haber una mayor conducción política. El Estado, por ejemplo en el caso de Vicentín, avanzó con la expropiación, intentando como se dijo recuperar la empresa y realmente ahí estaba discutiendo en el escenario adversario, discutiendo en la cancha capitalista. Cuando en rigor, hubiera sido más claro el conflicto si hubiera planteado que lo que se estaba analizando era una quiebra fraudulenta de gente que había cometido todas las irregularidades posibles y se iba a tomar esa empresa como el polo de desarrollo de todo el norte argentino, no para recuperarla como tal. Porque una empresa de esa dimensión así como Cargill o como AGD, o las otras grandes exportadoras de cereales, tienen un potencial de desarrollo regional que no están utilizando.

Entonces, si el gobierno advirtiera que eso es posible, después de desarrollar pequeñas industrias de biodiesel en los lugares donde no se produce y varias de otras cosas mas y las justificara para armar una empresa público-privada, en sociedad con las cooperativas agropecuarias y otros inversores nacionales, ahí tendría al menos una discusión ideológica, no sólo una discusión de poder. 

Por eso nosotros pensamos que hay que atender las necesidades básicas de organizaciones que justamente, claramente ninguna de ellas compite con el sector privado pero condiciona al sector privado, porque si con eso se acerca al pleno empleo los salarios que pague esas corporaciones van hacer referencia para los salarios generales. 

¿Cuando hubo pleno empleo en Argentina?

Cuando Alfonsín dejó el gobierno con hiper-inflación había menos del 5 % de desocupación. Lo que sucede es que el trabajo femenino eran mucho menor en proporción, después se incorporaron muchas mujeres al trabajo a consecuencia de que el salario real, no dejó de caer desde el año 74, este año marca el máximo histórico del salario real en Argentina, hubo una evolución vía serrucho, cada devaluación cayó y después se recuperó pero, nunca por encima del año 74. 

Ese deterioro tan estructural del salario real complicó a muchas mujeres, más allá de la emancipación de la mujeres y de vocación de estas a trabajar, hay muchas mujeres que si hubieran querido estar en su casa, a trabajar, eso aumentó la oferta de trabajo pero no se generó una demanda equivalente y desde entonces la tasa de desocupación son mayores que las de aquel entonces y nunca se llegó al 4% desde el año 89.

Tags: EDICION 28EDICION DIGITALGOBIERNOTRABAJADORES

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