Tras el acuerdo con el FMI, el Gobierno convalidó una devaluación favorable a los sectores exportadores. En ese marco dialogamos con Carlos Seggiaro quien analizó el momento económico actual.
¿Cuál es la primera lectura que haces respecto al acuerdo con el FMI?
Es una cifra importante porque de 20.000 millones del acuerdo, unos 14.000 millones eran de una reprogramación de la deuda del 2022 y a eso había que sumarle 6.000 millones adicionales como fondos de libre disponibilidad.
La negociación fue mutando, y finalmente el fondo accedió a darle 12.000 millones de libre disponibilidad al gobierno, y a eso se van a sumar fondos. Se está hablando de líneas del Banco Mundial, del BID, entre otras. Además habría que ver si la visita del secretario del Tesoro de Estados Unidos no genera algún ingreso adicional.
¿Cómo repercute el acuerdo en la dinámica de los sectores económicos?
El presidente hablaba de que las reservas brutas del Banco Central podrían llegar a los 50.000 millones en los próximos meses y es algo que no habría que descartar porque los exportadores con la expectativa de devaluación que tenían estos últimos dos meses empezaron a frenar la liquidación de divisas.
Ahora con un tipo de cambio más conveniente es lógico pensar que se van a acelerar las exportaciones de tal manera que, frente a la cosecha gruesa, se espera un aumento de la liquidación de exportaciones que fortalecerán adicionalmente las reservas, lo cual le da un margen importante al Banco Central para administrar el sistema de flotación.
¿Que supone este sistema de flotación entre bandas?
Acá hay una discusión en relación al tope porque es una banda muy amplia entre $1000 y $1400 que incluso fue parte de la discusión del ministro Caputo con los técnicos del FMI. Porque Caputo quería que esa banda estuviera en $1250 en el techo.
El FMI se negó absolutamente porque consideraba que en esa cotización iba a haber una gran cantidad de divisas que se iban a ir al día siguiente del depósito. Por eso exigió que el techo fuera $1400 pesos.
Inclusive el Banco Central se guardó en la manga algunas herramientas, como es la tasa de interés en pesos, que si la demanda se fortaleciera mucho, y se supera el techo de la banda ($1400) podrían utilizar un aumento de la tasa para descomprimir.
¿Qué implicancias tiene la devaluación?
La preocupación del gobierno es no querer convalidar una devaluación del 30%. Si la cotización se fuera a $1400 sería una situación traumática para el gobierno porque tendría un efecto preocupante sobre la inflación del mes de abril y de mayo.
Pensemos que si se consolida el valor de ahora, entre $1200 y $1250, sería una devaluación del 12-14%, que de alguna manera se puede administrar pensando en la hipótesis de una inflación para abril entre el 5-7%. Ahora, sí la devaluación fuera del 30%, te podés ir a una inflación de dos dígitos, cosa que para el gobierno sería muy complicado de administrar políticamente.
Con este esquema cambiario, ¿cómo queda la bicicleta financiera (“carry trade”)?
Este esquema cambiario licua transitoriamente el manejo del carry trade. Más aún si estamos hablando de una devaluación del 12%, lo que acomoda parcialmente la competitividad a favor de los sectores exportadores. Digo parcialmente porque no es la devaluación del 30% que pensaba el FMI, pero con un sistema de flotación el mercado puede ir a eso progresivamente.
Efectivamente había una presión muy fuerte del FMI por esta pauta cambiaria. Cuando el gobierno argentino dice, “el Fondo Monetario no nos pidió una devaluación”, está mintiendo abiertamente, porque eso estaba en documentos escritos por el fondo. La salida del cepo, la eliminación del “dólar blend” y flexibilizar la pauta devaluatoria eran exigencias del FMI. El gobierno vende como una victoria lo que en realidad es una resignación frente a los reclamos del organismo sin lugar a dudas.
Recordemos que el presidente y su ministro hasta hace 2 semanas estaban diciendo que no iban a devaluar e inclusive iban a llevar la pauta devaluatoria del 1 al 0%. Esto se cayó cuando vieron que estaban cayendo las reservas.
Además, ante todo estos elementos, el mercado ya estaba convalidando la presión devaluatoria. Los exportadores dejaban de liquidar exportaciones, los importadores estaban adelantando pagos y entonces el Banco Central perdía reservas todos los días. De esta manera el mercado ya estaba convalidando esta situación en un marco de expectativas que finalmente terminaban siendo la profecía autocumplida.
La transferencia en los últimos 2 meses de los inversores de pesos a dólares fue muy importante porque ya se preveía la devaluación por lo que muchos inversores y ahorristas hicieron un cambio en sus carteras.
Mencionaste la visita del secretario del Tesoro, ¿qué lectura hacés al respecto?
Que haya venido Scott Bessent expresa un apoyo muy fuerte del gobierno de Estados Unidos hacia el gobierno argentino, pero como decía el economista Milton Friedman, “ningún almuerzo sale gratis”.
Detrás de este apoyo está la presión norteamericana para que Argentina quede alineada muy fuertemente con Estados Unidos en un contexto donde las relaciones con China se están deteriorando de parte de Norteamérica.
Este alineamiento es a mi juicio muy preocupante porque Estados Unidos está lejos de ser un gran cliente comercial de Argentina dado que la mayor parte de nuestras exportaciones van al sudeste asiático, con eje en China, y también a países vecinos, como Brasil.
Escucho a algunos decir “qué bueno, vamos a fortalecer la relación comercial y le vamos a vender productos a Estados Unidos”, y la verdad quien piense eso tiene un nivel de ingenuidad inmenso. La propia secretaría de agricultura de Estados Unidos dijo, “Estados Unidos primero…ni las carnes argentinas ni los lácteos canadienses” van a ingresar y Argentina no va a tener ningún privilegio en ese punto.
De hecho se abriría un listado de productos que habría traído el secretario del Tesoro, que deberían ingresar, por ejemplo, maquinaria agrícola usada.
Eso obviamente para un productor puede ser una muy buena noticia, pero para los fabricantes de maquinaria agrícola sería tremendo en términos negativos. Un productor norteamericano cambia la máquina más o menos cada 2 años. Rápidamente la entrega en concesionaria y saca una nueva. Los industriales americanos con esa máquina usada que reciben en la concesionaria, la venden en Centroamérica en un mercado que no tiene problemas, pero claro, allí no hay ninguna fábrica de maquinaria agrícola, pero en Argentina el escenario sería totalmente perjudicial.
¿En este escenario cómo queda el salario?
Con una inflación del 3,7% que tuvimos en marzo que se transformará hacia delante, si la devaluación de estos días termina entre el 10 y el 15% y tal vez podríamos mirar una inflación en abril entre el 6- 8% y en mayo un poco menos. En ese punto obviamente va a haber un retroceso del poder adquisitivo de amplios segmentos sociales.