Luego de las elecciones presidenciales, los trabajadores recibieron un golpe al bolsillo. Grupos económicos se vieron beneficiados por la devaluación.
El domingo 11 de Agosto se llevaron a cabo las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), donde la fórmula del Frente de Todos (Fernández-Fernández) se impuso con el 47,65% ante el 32,08% de la fórmula oficialista de Juntos por el Cambio (Macri-Pichetto).
La contundente diferencia significó un revés para el Gobierno Nacional y contribuyó a la profundización del escenario de incertidumbre de cara a las elecciones generales en octubre: el dólar se disparó y el martes 13 tocó el techo de $62,17 (según el promedio del Banco Central); al tiempo que el riesgo país, índice del JPMorgan que mide la probabilidad de que un Estado logre o no pagar los vencimientos de sus deudas, escaló los 1689 puntos.
También las acciones de la Bolsa porteña tuvieron una caída del 37% en promedio, la mayor pérdida desde la crisis del 2001, y las acciones argentinas en Wall Street tuvieron su baja más grande de la historia. Por el lado del sector financiero, Grupo Galicia bajó 56,12%, BBVA 63,4%, Banco Supervielle 59,2%, Banco Macro 56,5%. Desde el sector energético: Pampa Energia 54,4%, Central Puerto 56,7%, Edenor 61%, Transportadora de Gas del Sur, 53,8%, entre otras.
En un intento por frenar la escalada devaluatoria, el Banco Central vendió reservas por u$s 503 millones, a lo que se suman u$s 180 millones de Hacienda.
Para el cierre de los mercados de la semana, Fitch, una agencia internacional de calificación crediticia, bajó la calificación de la Argentina desde B a CCC, lo que refleja la expectativa de deterioro macroeconómico y posibilidad de default.
Por otra parte, Standard & Poor´s, agencia de calificación de riesgo estadounidense en servicios financieros, anunció que bajó la calificación de largo plazo de Argentina a ‘B-‘ debido a que la turbulencia del mercado debilita su perfil crediticio. Como consecuencia, el riesgo país continuó aumentando, alcanzando su máximo desde el año 2009, en 1.897 puntos y las acciones de las empresas argentinas en Wall Street cayeron hasta un 12%.
Medidas de Gobierno
En un intento por atemperar los efectos del presente económico, el presidente Mauricio Macri anunció una serie de medidas, con un costo fiscal para el Estado Nacional estimado alrededor a los $ 40.000 millones de pesos, con las que busca llevar “alivio a 17 millones de personas”.
Algunas de ellas fueron aumentos de las asignaciones universales por hijo, aumentos de las becas Progresar, congelamientos de las actualizaciones de los créditos hipotecarios UVA, la elevación del piso del impuesto a las Ganancias y un bono de $2000 de la administración pública, entre otras.
Sumado a estas medidas el jueves 15 Mauricio Macri afirmó que tomó “una decisión excepcional que nunca antes se había tomado en la historia del país: vamos a eliminar el IVA de los principales alimentos que compran las familias argentinas”.
Al día siguiente, a través de un decreto de necesidad y urgencia, el Ejecutivo estableció el congelamiento del precio de combustibles teniendo en cuenta los importes del viernes de la semana pasada, cuando el dólar cotizaba a $45,19. Algunas petroleras, como YPF y Pan American Energy-Axion, ya advirtieron el impacto que el congelamiento generará sobre la inversión y estiman pérdidas de US$ 250 millones mensuales.
Reflejando el panorama interno consecuencia de la agitada semana, presentó su renuncia Nicolás Dujovne, Ministro de Hacienda, para dar lugar al ingreso del Ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza. Anteriormente también fue jefe gerente y economista jefe en el Banco Central y director del Centro de Economía Internacional de la Cancillería.
Ganadores y Perdedores
De un día al otro, amanecimos con la noticia que el “mercado” había definido un dólar alrededor de los $60 (una devaluación del 35%) en respuesta a la incertidumbre ocasionada por el proceso electoral del día domingo. Por encima de la fuerza del argumento, lo central resulta en observar al “mercado” como una relación entre grandes empresas.
A través de mecanismos económicos, empresas que lideran los grupos exportadores (principalmente del sector de oleaginosas) resultan ampliamente beneficiadas por vender al exterior en dólares y cambiar por mayores cantidades en moneda nacional.
Según datos de Agroindustria de la Nación, el 40% de la generación de dólares por exportación, es del complejo oleaginosas. Entre las cuales 11 empresas (de 55) representan el 91% del total del comercio. El podio lo ocupan Cargill, ADM, Bunge, AGD y Vicentin.
Otras firmas, provenientes de los sectores industriales y energéticos, también resultaron victoriosas de la devaluación. Si bien los rubros de estas principalmente viene dado por una actividad productiva, como el trabajo de acero en el caso de Siderar (Grupo Techint) o combustibles como YPF, por ser poseedoras de activos financieros -dolarizados- el impacto en los balances da un crecimiento extraordinario.
Del otro lado del mostrador, con el salto del dólar, las miradas se fijan en el impacto sobre la inflación, donde consultoras aseguran que puede escalar hasta un 7%, cuando en los primeros diez días, se esperaba un aumento de precios de los alimentos en torno a 20%.
Gustavo Vilches, Secretario General de la CTA Autónoma de Villa María, en conversaciones con este medio, aseguró que a pesar del resultado de las PASO “no es un momento para relajarse, al contrario, es un momento para acelerar a fondo para que en caso de que siga este modelo de gobierno, se encuentre con un pueblo argentino unido capaz de hacer justicia propia”.
“La situación no se aguanta más. Este año conseguimos un aumento del 25% en cuotas y en una semana se nos devaluó el salario un 30% mientras que las grandes empresas siguen manteniendo sus márgenes de ganancia”, Walter Maldonado (SINPECOR).
Por su parte, Walter Maldonado del Sindicato Petrolero de Córdoba (SINPECOR), sentenció que “la situación no se aguanta más”. “Este año conseguimos un aumento del 25% en cuotas y en una semana se nos devaluó el salario un 30% mientras que las grandes empresas siguen manteniendo sus márgenes de ganancia, a pesar de que se venda menos”. Las medidas del gobierno “no alcanzan, no las sentimos”, concluyó.