El metal precioso dio que hablar las últimas semanas tras romper un nuevo récord histórico de cotización en dólares. Quiénes determinan su precio y cómo impacta en la economía.
El 5 de agosto la cotización del oro en dólares superó por primera vez en la historia los u$s 2.000. Pero el oro no es un material más como cualquier otro, ya que su valor -básicamente lo que cuesta su producción- es la referencia para establecer los precios de toda la economía.
Alrededor de este material se pueden encontrar muchas historias referidas al ámbito de su producción, procesamiento y venta en el mercado, además de su acumulación que tanta fama da a quienes lo poseen. Pero poco se habla en dicha historia sobre el rol que cumple en la sociedad.
El valor de referencia
El oro a lo largo de la historia, por sus cualidades y rareza, sirvió de referencia de valor para todos los productos que pudieran intercambiarse por otros. Por ello, todo aquel que quisiese adquirir un producto que no producía directamente podía hacerlo intercambiándolo por una suma igual de valor en oro.
En el caso de no contar con el metal en sí, existían otros metales de menor denominación para transacciones más pequeñas, como la plata, el bronce o el cobre, de los cuales se hacían las monedas. Este es el nacimiento de la moneda que expresaba un valor que no contenía, sólo servían en proporción directa de una cantidad específica de oro.
Este lugar que ocupaba en el intercambio de a poco se fue modificando, como así también los metales que servían para su referencia, que poco a poco lo fue ocupando el papel moneda, literalmente un papel que hace referencia a un valor, pero que en sí mismo no vale nada.
Un poco de historia
En Latinoamérica tenemos una larga historia de saqueo y explotación producto de la extracción de este metal. En el mercado se denomina “Fiebre del oro” a los períodos en el que existe la posibilidad actual o en potencia de aumentar la producción, por ejemplo al encontrar una mina con grandes cantidades de reservas.
La primera fiebre del oro data del 1697, donde se transportaba el metal en barcos de propiedad de la Compañía de las Indias Orientales, con aval de la Reina Isabel I, desde Brasil a Londres.
Producto de la gran cantidad que llegaba a la isla europea, el Banco de Inglaterra construyó la bóveda de Londres, llamado el “almacén de lingotes”, que servía para alojar toda la producción en respaldo de la economía.
A mediados del siglo XVIII sólo 5 firmas controlaban casi la totalidad del mercado del oro. Rothschild & Sons, Mocatta & Goldsmid, Pixley & Abell, Samuel Montagu & Co. y Sharps Wilkins, son las que luego en 1919 formarían la London Gold Market Fixing Company. Esa compañía fue la primera en establecer un precio unitario en el mercado para el oro.
En 1922 se llevó a cabo la Conferencia de Génova donde se puso fin al mecanismo de ajuste del patrón oro que operaba antes de la Primera Guerra Mundial, y dio nacimiento a un nuevo sistema monetario internacional: el patrón cambio oro. Ello autorizaba a los bancos centrales a mantener reservas no solamente en oro sino en monedas convertibles a oro, y también los autorizaba a intervenir en el mercado para “moderar” las grandes fluctuaciones del precio del metal.
Posterior a ello en 1944, con la idea de negociar la salida bélica de la crisis, se llevó a cabo el acuerdo de Bretton Woods, donde entre uno de sus puntos se encontraba la adopción del patrón oro por parte de la moneda estadounidense.
El acuerdo establecía el precio del oro en 35 dólares la onza y se autorizó el cambio de dólares por oro a ese precio sin ninguna restricción o limitación. Tomando lo de más arriba, el dólar se convertía en el papel-moneda de referencia directa al oro, y de ahí la dolarización de las economías del mundo.
El sistema construido en Bretton Woods funcionó durante casi tres décadas más, hasta que en 1971 se desprendió la referencia directa del dólar con el oro, y el gobierno estadounidense comenzó a imprimir miles de millones de dólares para financiar la economía, provocando en paralelo la devaluación del dólar.
Ya en 1987 se fundó la London Bullion Market Association, que al día de hoy establece el precio del oro en referencia a 15 divisas distintas. En la fijación participan 15 firmas entre las que se encuentran el Banco de China, HSBC Bank USA, JPMorgan Chase, Morgan Stanley, entre otros.
Otro organismo de peso que funciona en la actualidad y nuclea a actores importantes del sector minero es el Consejo Mundial de Oro, que lo integran 26 miembros entre los que se encuentran empresas exportadoras, productoras y refinadoras, además de las que tienen presencia en toda la cadena.
El oro en el mercado
Teniendo en cuenta al oro como valor de referencia, es importante ver cómo se comporta en el mercado. Curiosamente la producción del metal se concentraba casi en su totalidad en Sudáfrica hasta la década del 70, donde comenzó a dispersarse por todo el mundo.
Actualmente China ocupa el primer lugar en producción. China National Gold Group es el mayor grupo del mercado chino del oro, de propiedad estatal y controla tanto la mayor empresa productora de oro del país, Zhongjin Gold, como la filial internacional del mismo, China Gold International Resources Corporation y la red nacional de joyerías Zhingjin Gold Jeweller, especializada en la venta de lingotes de oro y otros productos de inversión en este metal.
Además, según el portal Oroinformación.com, el Ejército chino también desempeña un papel importante en la industria del oro del país a través de la Policía Armada del Oro. Este cuerpo especial fue creado a finales de los años 70 y su misión es la exploración del territorio en busca de oro y otros minerales. La lista de países de mayor producción continua con Australia, EEUU, Rusia, y Sudáfrica.
Entre los seis mayores poseedores del metal -reservas probadas en edificios de seguridad- se encuentran los bancos centrales de EEUU, Alemania, Italia, Francia, Rusia y China, aunque, al igual que con otros indicadores, hay muchas variaciones en cuanto a cantidades.
Hace dos semanas, el diario El Cronista, subió un ranking de los mayores poseedores de oro -entre los que siempre se encontraron bancos centrales de países-, y curiosamente esta vez aparece en el sexto lugar SPDR Gold Shares, un fondo de inversión cuya principal característica es que negocia acciones en torno al valor del oro, pero que a su vez posee lingotes físicos en lugar de solo derivados financieros. Las tenencias del fondo se mantienen en las bóvedas de Londres de HSBC.
En cuanto a la extracción del metal, entre las corporaciones mas grandes que lo llevan adelante, se encuentran Barrick Gold Corporation, Newmont Mining Corporation, AngloGold Ashanti, GoldCorp, entre otras. Aunque no hay certezas tampoco sobre cuánto es lo que producen, rondan entre las 80 y 200 toneladas de oro al año.
El metal en Argentina
En 2011 la mina de oro Veladero en San Juan, operada por Barrick Gold, tuvo una producción de 957,000 onzas en el año, posicionándose como la quinta mina a cielo abierto de mayor extracción en el mundo.
Según la Dirección Nacional de Información Energética en la actualidad existen 19 minas de oro en el país, ya sea en proceso de exploración avanzada, en desarrollo o producción. Según el Consejo Mundial del Oro existen en la actualidad seis minas en proceso de producción, cuatro en la provincia de Santa Cruz y dos en San Juan.
Según Santiago Manoukian, de la consultora Ecolatina, en una nota a Ámbito Financiero, el sector minero metalífero, “ocupa el 6° lugar como mayor complejo exportador de bienes del país”. En 2019, “registramos exportaciones por cerca de u$s3.200 millones, considerando al oro, la plata y el litio, entre otros. El oro explicó cerca del 70% de las exportaciones del rubro”.
Oro en la crisis
Tal como mencionamos al comienzo, el oro es un metal precioso que sirve como referencia de valor de todas las cosas que puedan intercambiarse por dinero. Este -el papel- es sólo una referencia al valor real que lo respalda, básicamente el costo de producción del metal.
En un contexto de crisis, donde las firmas y corporaciones más poderosas del mundo pelean indiscriminadamente por mayor acumulación, concentración y mayores márgenes de ganancias, el oro vuelve a ser el “activo refugio” en el cual se respalda todo el comercio mundial.
Como lo fue al comienzo, el idioma universal con el cual se comunicaban todas las cosas, hoy el oro vuelve cual Uróboro a mostrar la voracidad e irracionalidad con la que se maneja este sistema que para sobrevivir necesita del constante aniquilamiento de quien lo creó: la propia humanidad.