Las condiciones de trabajo, y con ellas también las condiciones de cursado, se han modificado radicalmente con la cuarentena. Docentes, estudiantes y familias hacen malabares para cumplir con las exigencias del sistema educativo.
El sistema educativo, al igual que muchas otras actividades, no tuvo freno en cuarentena. Las nuevas tecnologías digitales se asentaron con fuerza ante las nuevas condiciones de vida. Ello trajo consigo una serie de complicaciones para quienes llevan a cabo el proceso de enseñanza, docentes y alumnos, profesores y estudiantes, maestros y aprendices, todos bajo un mismo telón: la educación virtual.
Ver: Lo esencial es invisible
La nueva modalidad de aprendizaje se impuso frenéticamente y estas tecnologías se esparcieron a cada uno de nuestros hogares mucho más rápido que el propio virus. Con ello se impuso una nueva forma de aprender y de enseñar, que no necesita del contacto físico y aumenta la carga laboral física y emocionalmente, no sólo para el trabajador involucrado en el proceso de enseñanza, sino también para las familias.
Algunos sectores políticos exigen responsabilidad al docente y voluntad del alumno, sin poder dar respuestas a los problemas emergentes. Mientras que, en paralelo, desde los sectores económicos te invitan a consumir y producir las 24hs del día no sólo productos físicos en tu espacio de trabajo formal, sino también datos, en tu hogar o donde te encuentres.
Lo innovador de este proceso es que la producción y el consumo se realiza al mismo tiempo. En paralelo, los productos de “primera necesidad” que demandan de la adquisición de un producto físico, como por ejemplo los alimentos y la vestimenta, viene acrecentando su venta vía digital a un ritmo vertiginoso.
Ver: El futuro llegó hace rato
En paralelo buscan causar enemistad entre aquellos que sostienen el trabajo de enseñanza, trabajadores y trabajadoras docentes, con el estudiante y su marco familiar que no da abasto para cubrir las necesidades y exigencias de la nueva modalidad.
Y cómo si de eso solo se tratase, el límite no es sólo corporal, sino también material respecto a las herramientas de trabajo, llámese computadoras, celulares o tablets, agregado a una buena conexión de Internet/wifi o datos. Todo ello bien sabemos que no son de fácil acceso para las familias, mucho menos de acceso universal.
Encuestas de “Argentinos por la educación”
Según el portal de argentinosporlaeducacion.org la cantidad de estudiantes en la actualidad se encuentra alrededor de 11.500.000, sumándole a ello unos 2.000.000 de estudiantes universitarios que no contempla la estadística. En cuanto a docentes, hay aproximadamente unos 850.000.
La encuesta llevada a cabo por la ONG se realizó a 262 familias de todo el país seleccionadas aleatoriamente, arrojando información importante sobre la situación.
El 62,7% de las familias considera que los alumnos están perdiendo aprendizajes importantes durante el período de interrupción de clases presenciales, sumado a que, en el 95,6% de los casos, los alumnos y alumnas necesitan el acompañamiento de un adulto (a veces o de manera constante).
En dos de los testimonios recabados se muestra en mayor profundidad la problemática, detrás de los fríos números. Una madre de un estudiante de 5to grado consideró “que la escuela plantea las actividades como si la familia se encontrara en el hogar, sin trabajar, todo el tiempo. En nuestro caso, uno de los adultos trabaja en guardias de 24 a 48 hs y el otro es docente y hace Home Office. Resulta realmente muy complicado cumplir con la totalidad de las tareas propuestas”.
Otro de los testimonios de una trabajadora con un niño de 3er grado a cargo pide que el “Estado proporcione internet libre para todos y más dispositivos electrónicos para que todos los niños puedan interactuar de manera igualitaria”.
En Córdoba
Según el portal la cantidad de estudiantes total de la provincia pasó de 851.763 en 2011 a 903.829 en 2018. El último dato disponible establece una división de estudiantes con un 15,2% en Inicial; 39,4% en Primaria; 36,5% en Secundaria; y 8,9% en Superior no universitario.
A su vez, cursan 329.729 estudiantes en Secundaria, lo que representa el 8,0% de la matrícula de ese nivel del país. La provincia que mayor cantidad de estudiantes secundarios tiene es Buenos Aires, con 1.559.488.
En cuanto a los cargos docentes, que no solo se incluye a los docentes frente a curso sino también a otros puestos como director, secretario, bibliotecario, etc., la mayor cantidad se encuentra en el nivel secundario, con el 50% del total. La cantidad de docentes en la provincia es de 50.000, sin sumar a esto docentes de nivel superior universitario.
A su vez, el estudio refleja un aumento superior de horas cátedras (unidad de tiempo que dura una clase) en comparación a la cantidad de cargos docentes entre el año 2011 y 2018. En la secundaria se concentra el 75% de la cantidad de horas cátedra total. El promedio en todos los niveles educativos es de un docente por cada 14 estudiantes, situación que demuestra aún más el aumento de la complejidad del trabajo docente.
Posiciones y hecho lamentable
Más allá de la cercanía con la que podemos palpar esta situación, en todo el mundo la nueva modalidad de cursado da riendas sueltas a complicaciones de todo tipo para seguir recibiendo educación, ya sea privada o pública, sea primaria o universitaria. Continuamente nos llegan testimonios de estudiantes y docentes de toda Latinoamérica denunciando fallas, deserción, presiones, desfinanciamiento, abandono, salarios bajos, entre otras cosas.
Según la UNESCO, organismo especializado en educación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), “los conflictos armados, los desastres de origen natural y las pandemias impiden la escolarización de millones de niños y el número de afectados por estas razones sigue aumentando”. En los países que no padecen estos conflictos o desastres, exceptuando la pandemia, aumenta el 50% las posibilidades de ingreso a la educación.
Con la nueva modalidad, las herramientas necesarias para conectarse se volvieron indispensables para el trabajo y cursado en la educación, aunque existan muchas familias sin posibilidad de acceder a las mismas o verse limitadas al uso común de todos sus miembros.
La Central de Trabajadores de la Educación (CTERA) publicó un comunicado donde enuncia que “la pandemia por el Covid-19 dejó en claro la necesidad imperiosa de que toda la población acceda a los servicios de comunicación”, ya que “miles de niñas, niños y jóvenes no acceden a la educación, al conocimiento, por la ausencia de estos servicios esenciales”.
Por último, pidió que “estas herramientas que sirven, además, a fortalecer los vínculos familiares, sociales y de organización, deben estar protegidos por un Estado presente, sin lugar para mezquinas especulaciones de poder económico”.
Ante nuevas formas de trabajo, las formas de protección de la salud del trabajador también se modifican. El Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) publicó un comunicado en su página web lamentando la muerte de Paola De Simone, docente que murió a la vista de los estudiantes a través de la videollamada. El sindicato consideró necesario manifestarse “en defensa de la salud, en tanto derecho humano absolutamente prioritario para todo este colectivo de trabajo”.