Opinion de trabajadorxs de salud municipal.
Hace 213 días, ocho meses que la situación crítica del coronavirus se estableció como prioridad sanitaria a nivel nacional. La situación a nivel local no cambia, la emergencia, la desesperación, los protocolos para nuevas actividades, los nuevos casos diarios, la paranoia, el aislamiento y las marchas anti cuarentena.
Todos estos procesos son sumamente interpelativos y se acentúan según como son vivenciados desde la particularidad y la realidad de cada persona, cuando el quedarse en casa no es tan fácil, cuando la actividad económica se paraliza, cuando los beneficios sociales no alcanzan, cuando las redes se resquebrajan, cuando el control social se vuelve parte de nuestra cotidianeidad.
En todo este contexto, quienes trabajamos en el sistema de salud municipal nos encontramos ante una situación sumamente dicotómica: Por un lado, somos parte de un actor clave, el SISTEMA SANITARIO, el cual no es abstracto está compuesto por trabajadoras y trabajadores (un 80% mujeres) , que tenemos la obligación vocacional de estar al servicio de la comunidad ante una situación tan difícil, ser “parte de la solución” y no del problema.
Pero por otro lado, y yendo al punto al que refiere el título del escrito, nos encontramos sumamente expuestxs y violentadxs. Pasamos de recibir aplausos a ser ignorados, todas las felicitaciones se quedaron en palabras ya que no hemos recibido ninguna mejora en este tiempo. El sistema de salud municipal, compuesto mayormente por los CAPS (Centro de Atención Primaria de la Salud) o los “Dispensarios” hemos trabajado ininterrumpidamente, realizando todas las acciones que regularmente realizamos y muchas más.
La mayoría poseemos condiciones laborales precarizadas, monotributistas y contratos por tres meses, con sueldos muy por debajo de la línea de pobreza. Trabajamos con condiciones edilicias y materiales deficientes y que hasta ponen en riesgo nuestro bienestar. Compañerxs han perdido su empleo, sin recibir explicaciones, opciones y aun cuando un decreto nacional lo impide.
Se romantizan acciones “voluntarias” y se vulneran derechos de trabajadorxs capacitados y con experiencia.
Se ha presentado un reclamo salarial el día Viernes 2 de Octubre, del que aún no se recibió respuesta, en donde se solicita el reconocimiento de derechos reconocidos en el Estatuto Municipal y que históricamente no se ha respetado en el área de Salud (si en otras áreas no feminizadas como el Corralón por ejemplo).
Invitamos a la comunidad a que se sume a nuestro reclamo, desde Marzo hemos pasado por diferentes situaciones, pero es momento de comprender que sin Salud todos los demás derechos no pueden ser ejercidos, la Salud es prioridad, su accesibilidad también y lxs trabajadorxs que lo hacemos posible también.
No necesitamos aplausos, no somos héroes. Somos personas, con familias, con miedos, con angustias, que seguimos concurriendo a trabajar sin saber qué pasará mañana, que ponemos el cuerpo cada día para hacer frente a una situación que solo empeora.
NO SOMOS HÉROES NO QUEREMOS APLAUSOS, queremos condiciones dignas de trabajo y salud para nosotrxs y nuestras familias.