Posiciones de referentes locales respecto a su significado en nuestros días.
En la semana de la soberanía, Tribuna conversó con distintos referentes locales en torno a dos preguntas: qué significado tiene la lucha por la soberanía en este momento histórico y cuáles son las tareas que debemos realizar para ser soberanos.
Ver: Día de la Soberanía
Fernando Mercado, Sec. Gral. de ATE secc. Villa María, y Gustavo Vilches, Sec. Gral. De la CTA A. Villa María
La importancia que tiene la lucha en este momento, es consolidar la Soberanía Nacional para lograr definitivamente la emancipación en todo el Continente Sudamericano y desterrar para siempre el modelo Liberal vigente que tanto daño ha hecho a nuestros pueblos con golpes militares en los 70′ y ahora lo hacen con los medios hegemónicos y el poder judicial.
Y segundo, como trabajadores/as del Estado debemos lograr poner el Estado por encima del poder especulativo y es el Estado quién debe regular por ejemplo la comercialización de granos NO puede estar en manos privadas siendo que ésta actividad aporta importantes ingresos para la actividad económica, por eso nosotros como ATE y CTA A. impulsamos la creación de la Junta Nacional de granos eso es sólo a modo de ejemplo, Fortalecer el Estado es liberal la Nación.
Pablo Bertoglio, Secretario General de La Bancaria
La soberanía siempre va a estar ligada a soberanía política y justicia social, en cualquier escenario y en cualquier país del mundo. Si no hay independencia económica hay desigualdad, por lo que tampoco puede quedar por fuera de la soberanía.
Espero que este gobierno pueda enderezar el rumbo y mejorar las condiciones de la gente. Sinceramente pensar en otro gobierno de tinte neoliberal como Macri te hace temblar por que te hace pensar en la desaparición de las instituciones y la pérdida completa de la soberanía, que vamos a ser colonia si o si.
Ese tipo de gobiernos representan a una élite minúscula que no quieren pagar impuesto a las fortunas y son beneficiados, mientras que a los demás vamos directo a la indigencia.
Los grupos por mas que sean nacionales o extranjeros responden a sus propios intereses, son argentinos y dueños de Argentina, pero de alguna manera quieren gobernar un país que detestan.
En ese escenario el resultado es uno: la destrucción del tejido social, del aparato productivo del país, extranjerización de todo lo que se pueda extranjerizar y si podrían vender al país lo venden. La soberanía se vuelve un producto, entregan todo, incluyendo la bandera, los sindicatos y las leyes que protegen a los trabajadores.
Estos sectores están a favor de la precarización del trabajo, odian todo lo que no se relacione con esa casta selecta de la que forman parte, odian el populismo, el peronismo, la izquierda.
Por ello, el concepto de soberanía no es abstracto, debe traducirse en hechos. Los trabajadores necesitamos una construcción entre todos los sectores que piensen en y quieran al país para refundarlo.
Somos un país devastado por la crisis del macrismo y la pandemia, entonces es necesario un gran acuerdo entre sectores que quieran reconstruir el tejido social y para lograr la creación de trabajo para nuestra gente y condiciones de vida dignas.
La inclusión es el paso previo a la creación de ese trabajo, ya que primero tenemos que incluir al excluido, primero hay que levantarse. Lo que sigue después es la construcción de las condiciones para que esa persona pueda educarse y acceder a un trabajo digno.
Además, soberanía significa también un país desendeudado, no condicionado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los organismos multilaterales de crédito que lo que siempre nos dicen que lo que tenemos que hacer es ajustar; con jubilados con jubilaciones dignas que les permita vivir dignamente; se trata de la construcción diferente, de una sociedad deseable, de un país que no le tenga que rendir cuentas a nadie.
Edgardo Garmendia, Secretario General de la CGT
Soberanía es la fuerza como trabajadores de decidir nuestro propio destino, rechazando todo tipo de injerencia que intente doblegarnos y volvernos serviciales a los poderes económicos del mercado.
En nuestro tiempo es imposible pensar la soberanía escindida de las necesidades básicas que hoy tenemos como pueblo, que a su vez forman parte de las consignas históricas de la clase obrera de nuestro país y del resto del mundo.
Para ello es necesario pensarnos y actuar en unidad, tomando la iniciativa para incidir en la política del Estado, defendiendo las conquistas hasta hoy alcanzadas y avanzar hacia nuevas demandas que en estos tiempos de crisis venimos pagando los trabajadores.
Históricamente los poderes concentrados con asentamiento en el agro, las finanzas, la industria y el comercio, tanto de nuestro país como extranjeros, intentan mantenernos dominados a través de la deuda, las devaluaciones, la pobreza y la desocupación.
Mientras tanto los grandes grupos económicos siguen concentrando y fugando las riquezas producidas por todos con tanto esfuerzo y trabajo. Por eso nos debemos un debate en torno a transformaciones profundas de las relaciones que sostienen esta desigualdad.
Este momento histórico exige de nuestra mayor inteligencia y capacidades para ponernos en movimiento, teniendo como horizonte la liberación del pueblo junto a todos/as los/as que luchan.
Hoy más que nunca como trabajadores debemos retomar con fuerza las consignas de soberanía política, independencia económica y justicia social, sin ninguna otra división más que entre aquellos que trabajan y aquellos que viven de los que trabajan.
Cristina Echevarria, Delegada Regional de URGARA
Mira, creo que hoy la verdadera soberanía consiste en tener un proyecto de país propio. Pensando en lo global, pero actuando desde lo local. Para mantener la dignidad hay que proteger el empleo argentino. No hay Soberanía en la especulación financiera y económica. La soberanía es poder tomar las decisiones propias o, dicho de otro modo: Una Patria Políticamente Soberana.
Cuando el Brigadier General Juan Manuel de Rosas libró la Batalla de Vuelta de Obligado, lo hizo para sostener una soberanía que por entonces era muy precaria: tras la independencia política de la corona española, nuestro país daba sus primeros pasos y era codiciado por otras potencias coloniales, entre ellas Inglaterra y Francia.
Eso se expresa en la obra del compatriota de la Banda Oriental Alfredo Zitarrosa:
“Noventa buques mercantes, veinte de guerra
Vienen pechando arriba las aguas nuestras.
Veinte de guerra vienen con sus banderas
Angostura del quebracho: de aquí no pasan
“Qué los parió a los gringos, ¡una gran siete!
Navegar tantos mares… venirse al cuete
¡Qué digo venirse al cuete!
“¡Ahijuna con los franceses! Quién los pudiera
A ver, vos Pascual Echagüe, gobernadores
Que no pasen los franceses, Paraná al norte
Pascual Echagüe los mide, Mansilla los mata.”
La soberanía de la patria no se negocia. La vamos a recuperar de las garras del ladrón. Feliz Día de la Soberanía Nacional a todos los compatriotas.
Rosana Calneggia, Secretaria Gremial de CISPREN
La soberanía es un concepto que ha tenido muchos cambios a lo largo del tiempo. Cuando hablamos de soberanía nacional hablamos del desarrollo como un país no dependiente de otras potencias. La historia de Argentina se ha caracterizado, salvo algunas etapas donde avanzaron los gobiernos populares, por un contrato con el coloniaje, trazando siempre las líneas de gobierno, de acción política desde potencias mundiales.
Este 20 de noviembre nos debe servir para reflexionar sobre cuál es el valor de la soberanía política hoy, que es la defensa de los intereses nacionales por sobre los intereses internacionales y minoritarios.
La defensa de la soberanía no debe ser ejercida solamente por el Estado o los representantes de gobierno sino que es un valor que debe ser reivindicado por el pueblo argentino. En este momento histórico la soberanía del pueblo tiene que ver con el derecho indiscutible a la toma de decisiones en pos del beneficio de las mayorías.
Existen un montón de acciones populares, directas, que el pueblo puede ejercer a los fines de defender su autodeterminación más allá del sistema republicano.
La soberanía nacional con el concepto de no dependencia está en discusión, que también se manifiesta en la coalición de gobierno.
Todo ello no se puede desvincular de la independencia económica. Por eso desde el CISPREN cuestionamos la deuda ilegítima contraída por el gobierno macrista, con el deber de investigarla para no asumirla en su conjunto. Es un momento muy particular pero no hay que dejar de levantar esas banderas.
La tarea es enorme, volver a poner en valor el concepto de la Patria, de cómo construir desde las organizaciones de base el poder suficiente como para ejercer más allá de la soberanía a través del voto, la soberanía a través de acciones que impliquen un cambio en la correlación de fuerzas existentes hoy en la sociedad, que es asimétrica.
El empresariado del capital hoy tiene un peso mucho más fuerte con respecto al pueblo trabajador, pese a que somos la mayoría. Sigue siendo tarea organizarnos, formarnos, militar, seguir defendiendo los derechos que nos faltan y los nuevos derechos, sin olvidar nunca que Argentina para los trabajadores fue más justa cuando fue soberana e independiente.
Pedro Fernández, Secretario General de ATILRA
La historia nos relata que la resistencia fue para evitar la invasión extranjera en el territorio nacional. Entre otras cosas, pretendiendo imponer sus productos comerciales.
Creo que hoy debemos defender la industria nacional, la producción local, también impidiendo la colonización de ideas. La responsabilidad de cada argentino es hoy y siempre defender los valores de la solidaridad, el cooperativismo, el cuidado del otro y las conquistas sociales.
Debemos cuidar los derechos alcanzados, la autonomía, también la democracia dando igualdad de oportunidades. Si eso sucede, quiere decir que estamos trabajando por la equidad. En síntesis, mirar con respeto y afecto al otro.
Marco Ayesa, militante de la Mesa de Soberanía Alimentaria (MSA)
Las revoluciones europeas del siglo XVIII y XIX erosionaron paulatinamente la potestad de la vieja clase dominante (la nobleza) para ejercer el control territorial, político y económico de las naciones-Estado existentes, posicionando en su lugar a una clase social que obtenía esta potestad ahora a través del voto periódico del pueblo, auténtico soberano del Estado.
Sin embargo, las decisiones que toman tales personajes que ejercen el gobierno, están delimitadas por las presiones directas e indirectas que ejercen los grupos económicos que dominan los espacios centrales de la sociedad: el alimento, la energía, las finanzas, la industria. Como estos sectores se encuentran concentrados en pequeños grupos de poder, cualquier medida de fuerza que ellos tomen para presionar por tal o cual legislación que los beneficie, tiene repercusiones inmediatas en el conjunto de la sociedad que depende de ellos para reproducirse.
Entonces la fábula de que “el poder reside en el pueblo”, es más una construcción discursiva que legitima un gobierno que legisla para unos pocos-poderosos, que un poder que mire realmente los intereses de la mayoría: la clase trabajadora.
La lucha por la soberanía en Latinoamérica es en este momento la misma que lo fuera hace 200 años, donde al calor de las luchas por la independencia se enfrentaron una burguesía mercantil interesada en un sistema de gobierno que le permitiera seguir acumulando privilegios, y los sectores populares que deseaban conformar un gobierno que pusiera el aparato estatal al servicio de un proyecto económico y social que beneficiara a las mayorías.
Los sectores populares, es decir, el movimiento de trabajadores en todas sus formas organizativas (sindicales, sociales, ambientales, feministas, cooperativistas, etc.), tiene el desafío de construir soberanía, es decir, el gobierno en manos del pueblo. En el contexto actual que vivimos, la democracia es precisamente lo contrario a la soberanía del pueblo, ya que las decisiones sobre el rumbo social son tomadas por y en beneficio de sectores económicos muy pequeños de la sociedad.
La soberanía popular, entonces, no puede provenir de una política de gobierno, ya que el gobierno lo ejercen las minorías. La soberanía popular se construye en los espacios radiculares de la sociedad, en los centros vecinales, sindicatos, comedores, espacios educativos, etc., ampliando la participación del mayor número de personas que den respuesta a las problemáticas de cualquier índole que se presenten en todos los territorios. Y que, al mismo tiempo, piensen y elaboren un programa social que integre y organice las políticas necesarias para que la riqueza que nace del trabajo humano, sea distribuida equitativamente en la sociedad, eliminando definitivamente los resortes legales e ideológicos que legitiman la explotación del trabajo humano por una clase social privilegiada.